Ponencia para primer debate al proyecto de ley 205 de 2004 cámara 86 de 2006 senado - 18 de Octubre de 2005 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451294062

Ponencia para primer debate al proyecto de ley 205 de 2004 cámara 86 de 2006 senado

PONENCIA PARA PRIMER DEBATE AL PROYECTO DE LEY 205 DE 2004 CÁMARA, 86 DE 2006 SENADOpor medio de la cual se dicta la Ley de Teatro Colombiano, se crea el Fondo Nacional de Teatro y se dictan otras disposiciones.

Honorables Senadores:

De acuerdo con la designación hecha por la Comisión Sexta del Senado de la República, me permito rendir la ponencia para primer debate al Proyecto de ley número 205 de 2004 Cámara, 86 de 2005 Senado, por medio de la cual se dicta la Ley de Teatro Colombiano, se crea el Fondo Nacional de Teatro y se dictan otras disposiciones.

Diagnóstico

Muchas veces se ha intentado legislar en torno al tema del teatro en Colombia, sin lograr acuerdos específicos que hicieran posible hacerle justicia a quienes se dedican a esta actividad que es considerada como la base de la cultura universal.

Los proyectos de ley se han frustrado, porque siendo como lo es el teatro un oficio de libre expresión, se ha pretendido encasillarlo en singulares esquemas o por la particularización de quienes manejan la actividad de manera regional, departamental o nacional, lo cual riñe con los derechos que le son inalienables a los individuos.

El teatro como tal debe entenderse como una manifestación artística que trasciende los entornos sociales y cumple un papel pedagógico, cultural, social y político, coadyuvando a formar una conciencia libre en el país, sin polarización de clases.

El proyecto del cual es autor el honorable Representante a la Cámara, Venus Albeiro Silva, es un buen esfuerzo que debe ser considerado a la luz de la legislación colombiana.

En su paso por la Cámara de Representantes la iniciativa fue sometida a intensos debates con la participación, incluso, de funcionarios del gobierno, para moldear su articulado y armonizarlo con la normatividad existente.

Consideraciones generales

Hablar de teatro implica remontarnos a los orígenes mismos de la civilización, pues se trata de la representación artística del transcurrir de la humanidad, sus acciones, sus motivaciones, la manera de actuar de los individuos y de la sociedad.

Pero fueron los griegos quienes codificaron estas acciones humanas como ¿teatro¿ y por lo cual no pertenece a ninguna raza, período o cultura en particular. Es una forma de lenguaje por medio del cual, originalmente, el mundo es imitado y celebrado.

Esta forma de lenguaje ha sido un patrimonio común a todos los hombres ¿si bien con diferencias de grado¿ desde su existencia. El brujo que imita un ciervo, en una escena pintada sobre las paredes de las cavernas de Altamira y el actor de Hollywood que representa a Bush, tienen un lazo común a pesar de los 20 mil años que los separan.

Una historia completa del teatro abarcaría enciclopedias enteras que quizás no cabrían en ninguna biblioteca y exigiría la participación de literatos, investigadores, historiadores, sicólogos, antropólogos, sociólogos, arqueólogos e incluso teólogos.

En Colombia el teatro es una vieja tradición que nos acompaña muy probablemente desde tiempos precolombinos, desde las tradiciones de los muiscas como el sacrificio al sol, unas de las que ofrecen mayores elementos dramáticos, poéticos, históricos míticos, que es tal vez imposible analizar por completo.

Podríamos referirnos incluso al teatro griego o al de la Europa medieval como raíces de nuestra idiosincrasia o al teatro Guajiro como en el caso de los muiscas, que aunaban una amalgama de danza, música, canto, y pantomima.

En la época de la Colonia, la conquista de los españoles desarrolla una forma bastante primitiva de sus géneros teatrales, a partir de las creencias cristianas, así España se impone abruptamente en el proceso cultural del América Indígena.

A finales del siglo XVIII forman parte de una nueva etapa teatral en Colombia, el cual trató de aproximarse al máximo a los modelos españoles.

La evidencia teatral del cambio revolucionario de los tiempos se halla tal vez en la representación de varias piezas en Cali en 1970 especialmente de una titulada Raquel, que lleva el significativo subtítulo de tragedia, género en el que por primera vez oímos hablar en nuestra historia, esto demuestra que con la declaración de los derechos del hombre llega un nuevo género dramático.

En 1972 en el mismo lugar que ocupa hoy el Teatro Colón en Bogotá se inauguró el primer local, establecimiento con que contó nuestro país para representaciones dramáticas (Coliseo Ramírez).

La segunda mitad del siglo XIX También registra una actividad teatral importante con representantes como Víctor Hugo o Alejandro Dumas y así paulatinamente nuestro teatro ha tomado gran importancia.

Colombia es uno de los países donde la actividad teatral a nivel de propuestas escénicas de creación colectiva se ha desarrollado con más fuerza. Se destacan los trabajos experimentales de Enrique Buenaventura (La Tragedia de Henri Christophe, 1963 - En la diestra de Dios Padre, 1960 - Un réquiem para el padre de las Casas- etc.) a la cabeza del Teatro Experimental de Cali (TEC) con quienes desarrolló el método de la creación colectiva. Otro grupo relevante es La Candelaria y su director Santiago García (En la Raya, 1993 - Tráfico Pesado, 1994 - etc.). Tienen gran importancia a nivel internacional el Festival Teatral de Manizales y el de Bogotá.

Toda esa tradición cultural se nota en el esfuerzo de la universidad, los colegios, escuelas y algunas empresas particulares, que ven en el teatro una expresión social que no debe morir y que por el contrario nos identifica con nuestro propio ser.

Esa es la razón por la cual en contraposición con la extinción de las salas de cine que tanto auge tomaron en las décadas del 70 y 80, hoy los escenarios teatrales que abundan en los centros y las barriadas populares de grandes y pequeñas ciudades, reflejan el sentir del pueblo.

Estas razones me inhiben para extenderme en un tema que obedece por antonomasia a la cultura nacional y cuya finalidad es solamente mostrar una justificación clara de la iniciativa del representante Venus Albeiro Silva.

Constitucionalidad del proyecto

La protección, enseñanza, difusión y conservación de todas las expresiones culturales, son una obligación del Estado y así lo establece nuestra Carta Política.

Hace mención explícita a que la cultura en sus diversas manifestaciones es el fundamento de la nacionalidad. Por ello debemos considerar que cuando se habla de cultura, no estamos hablando de banalidades sino de aquello que resalta nuestro...

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