Inrale, S.A - Parte 3. Testimonios destacados de sociedades de familia - Empresas de familia. Estrategias de éxito y permanencia - Libros y Revistas - VLEX 341430878

Inrale, S.A

AutorHenry Ramírez
Páginas167-171
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Inrale, S.A.
Henry Ramírez
En 1984 constituimos Arinsi Ltda. Quien les escribe tenía una participación
del 33,3% de esta sociedad, y en 1986, dos años después de la muerte de mi
padre, con mi madre y mis cinco hermanos creamos otra empresa que se lla-
ma Inrale Ltda. Esa si ya familiar, en la cual cada uno tenía una sexta parte
de la participación.
En 1988, adquirí con mi esposa el total de Arinsi Ltda., ese 66,7% que
estaba en poder de otros dos socios y se convirtió en una empresa familiar;
no obstante, en 1996 entró en crisis, y cuando me preguntaban quién había
sido el culpable, les decía que yo. Nunca busqué los culpables en otras partes.
Básicamente, no valoré las amenazas del entorno que se estaban acer-
cando. Todos sabemos la deplorable situación económica, pública y social del
país durante esos años de crisis en el gobierno de Ernesto Samper. Se desplomó
la actividad edificadora, se cayó el UPAC, se cayó la credibilidad en el sistema;
nosotros también ejercíamos actividades como contratistas y el contratista está
totalmente indefenso frente al Estado. También la impotencia ante los funcio-
narios corruptos. Cuando un funcionario quiere apretar a un contratista, hace
con él lo que quiere.
Estábamos entre 1994 y 1995 desarrollando, a mi parecer, uno de
los contratos de obra pública más grandes que se han hecho en mi tierra, la
remodelación del estadio departamental para los juegos nacionales de 1996.
Fue un contrato totalmente desequilibrado desde el principio, con influencia de
funcionarios que querían ver cuál era la parte que les correspondía, con una
interventoría acostumbrada a manejar proyectos muy grandes, proyectos ener-
géticos. Los mismos interventores me decían que me veían impotente cuando
ellos manejaban el contrato de la represa de Chivor.
Cuando manejamos ese contrato, a la primera reunión llegaron por
parte de cada una de las empresas un ingeniero y tres o cuatro abogados, tanto
de la entidad contratante como de la empresa contratista. Decían que me veía
como desprotegido, porque se estaba dejando el mismo interventor y me es-

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