Los acuerdos de paz y la cuestión agraria (1984-1994) - La Reforma Rural Integral en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 911541792

Los acuerdos de paz y la cuestión agraria (1984-1994)

AutorRocío Londoño Botero
Páginas255-310
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Capítulo 9
Los acuerdos de paz y la cuestión agraria (1984-1994)
Rocío Londoño Botero
Introducción
Con excepción del pacto de paz entre liberales y conservadores, que dio lugar al
régimen bipartidista del Frente Nacional (1958-1974), los demás pactos o acuerdos
de paz suscritos en Colombia en la segunda mitad del siglo
XX
fueron con grupos
insurgentes1. En lo que va corrido del presente siglo se han suscrito dos acuerdos
de paz. El primero, un pacto secreto con las Autodefensas Unidas de Colombia,
conocido como Acuerdo de Santa Fe de Ralito, firmado el 15 de julio del 2003, bajo
el primer Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuyo contenido fue revelado en el 2007
por el Centro Nacional de Memoria Histórica [
CNMH]
. Y el segundo, el “Acuerdo final
para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”,
suscrito el 26 de septiembre en Cartagena por el presidente Juan Manuel Santos y el
comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias - Ejército del Pueblo
(FARC-EP)
Rodrigo Londoño (más conocido como Timochenko). Después del plebiscito para
refrendar este acuerdo (2 de octubre del 2016), en el que triunfó el No (por una
escasa mayoría), el acuerdo de paz fue ratificado, con importantes modificaciones,
el 24 de noviembre en el Teatro Colón de Bogotá2.
Con el fin de ilustrar el tratamiento de la cuestión agraria en los procesos de paz
anteriores al de La Habana, y dimensionar mejor el alcance de la Reforma Rural
Integral (
RRI
) acordada en el punto 1 del acuerdo con las
FARC-EP
, en este escrito
examino los acuerdos de finales del siglo
XX
que incorporan compromisos del Estado
en materia de desarrollo agrario y bienestar de la población rural. Me refiero primero
al acuerdo del Gobierno de Belisario Betancur con las
FARC
-
EP
(1984) que, si bien
1 Los textos de estos acuerdos de paz pueden consultarse en Medina y Sánchez (2003) y en Villarraga
(Comp.) (2009a, 2009b y 2009c).
2 Tanto el acuerdo final como los documentos más importantes de este proceso de paz pueden con-
sultarse en Oficina del Alto Comisionado para la Paz (
OACP
, 2018). Sobre este acuerdo y la nego-
ciación del primer punto de la agenda, denominado “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma
Rural Integral”, véase el capítulo 1 de este libro.
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La Reforma Rural Integral en Colombia
no fue un acuerdo de punto final, dio lugar a la creación de un aparato institucional
que tendrá, con modificaciones importantes, relativa continuidad en los Gobier-
nos siguientes. Después, doy cuenta de los compromisos adquiridos por los Go-
biernos de Virgilio Barco y César Gaviria en los acuerdos de paz que suscribieron,
en 1990, 1991 y 1994, respectivamente, con el Movimiento 19 de Abril (M-19), el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (
PRT)
, el Ejército Popular de Libera-
ción (
EPL),
el Movimiento Armado Quintín Lame (
MAQL)
y la Corriente de Reno-
vación Socialista (
CRS).
Aparte de describir brevemente el contexto político de estos acuerdos, exa-
mino su contenido, en particular lo relativo a las comunidades rurales, y hago unos
comentarios al respecto. Concluyo el capítulo con unas consideraciones que sirven
de referente histórico de la
RRI,
analizada en los capítulos anteriores de este libro.
De esas consideraciones anticipo las siguientes.
Del contexto político de los acuerdos de paz de finales del siglo
XX,
subrayo la
apertura política, propiciada inicialmente por el Gobierno de Betancur y continuada
por los Gobiernos de Barco y Gaviria, y pongo de relieve las expectativas de cam-
bio democrático suscitadas por la Asamblea Nacional Constituyente y la creación
de nuevas instancias de participación ciudadana, o comunitaria, como los consejos
municipales y regionales del Plan Nacional de Rehabilitación (
PNR
).
Con respecto a la cuestión agraria, que es el centro de este escrito, subrayo el
lugar secundario que, tanto en las negociaciones como en los acuerdos de paz de
este periodo (1984-1994), tuvo la solución a los problemas del campesinado y de la
población rural en general, pese a que por entonces se consideraba que el acceso a
la tierra y a los servicios estatales por parte del campesinado era crucial para erra-
dicar la violencia rural. Muestro, asimismo, los aspectos comunes, y algunas singu-
laridades, de los “planes de desarrollo regional” que se incorporaron en los acuerdos
con el
EPL,
el
PRT
, el
MAQL
y la
CRS
. Y aunque es cierto que, de la insurgencia, son
las
FARC-EP
las que más insisten en los problemas agrarios como factor clave de los
conflictos sociales en el campo, y consideraban entonces que la solución era una
“reforma agraria democrática”, no fue esta su principal apuesta en las negociaciones
de paz con Betancur, Barco y Gaviria.
A diferencia de los estudios académicos que les atribuyen a los problemas agra-
rios irresueltos, en particular a la inequitativa y desigual distribución de la propie-
dad agraria, un papel fundamental en el surgimiento y la persistencia del conflicto
armado, los grupos guerrilleros les daban mayor importancia a problemas como
estos: el carácter cerrado y excluyente del sistema político, la falta de democracia,
la pobreza y la desigualdad producidas por el sistema capitalista, y la represión de
la protesta y las movilizaciones sociales.
En contraste con el lugar secundario de la cuestión agraria en los acuerdos de
paz del periodo 1984-1994, en las negociaciones de La Habana, como lo muestra
Andrés García Trujillo (véase el capítulo 1 de este libro), la
RRI
fue considerada una
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Los acuerdos de paz y la cuestión agraria (1984-1994)
“ventana de oportunidad” para el desarrollo de las comunidades rurales y de las eco-
nomías campesinas, y para disminuir la brecha entre la población rural y la urbana,
con miras a consolidar la paz en las diferentes regiones del país, empezando por los
170 municipios más afectados por el conflicto armado y con mayores índices de
pobreza (véase el capítulo 2 de este libro).
Otro aspecto que considero relevante para la comprensión del acuerdo de La
Habana es el notable acervo institucional y académico de Colombia en procesos de
negociación y confección de acuerdos de paz con grupos armados revolucionarios.
Véanse, por ejemplo, los escritos de los consejeros de paz Jesús Antonio Bejarano
(2011) y Rafael Pardo (1996), y las siguientes compilaciones de los documentos de
los procesos de paz del siglo
XX
en Colombia: Tiempos de paz. Acuerdos en Colombia,
1902-1994; la Biblioteca de la paz, que abarca en cinco tomos el periodo compren-
dido entre 1984 y 2002; y la Biblioteca del proceso de paz con las
FARC-EP
, 2012-2016,
de la
OACP
.
La política de paz del presidente Belisario Betancur
y el acuerdo con las
FARC-EP
(1982-1986)
El dirigente conservador Belisario Betancur, al ser elegido presidente de la república
para el periodo comprendido entre el 7 de agosto de 1982 y el 7 de agosto de 1986,
recibió de su antecesor (Julio César Turbay) una complicada herencia política que
puede resumirse así: el Estatuto de Seguridad, que privilegiaba el uso de la fuerza y la
represión en el manejo de las protestas y los movimientos sociales, de un lado, y una
tímida apertura a eventuales negociaciones con la insurgencia armada, de otro lado.
En su campaña electoral, Betancur se había deslindado del manejo represivo de
la protesta social por parte de su antecesor y había puesto de relieve su disposición
a lograr la paz, ofreciendo tres fórmulas para ello:
1. Una amplia amnistía para los desmovilizados, que se concretaría en la expedición
de la Ley 35 de 1982.
2. Apertura democrática (participación de sectores de izquierda en los espacios de
negociación, comisiones de diálogo, etc.).
3. Conversaciones con las organizaciones guerrilleras (Medina y Sánchez, 2003,
p. 273).
En sus discursos sobre la paz, el presidente Betancur solía poner énfasis en la
necesidad de combatir los “factores objetivos y los agentes subjetivos” que engendra-
ban y promovían la violencia, reconocía el carácter político de los grupos armados
revolucionarios y veía en el diálogo y la negociación la mejor alternativa para lograr
la paz con la insurgencia. Durante los primeros años de su mandato, los esfuerzos de

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