Agricultura y artesanía durante el siglo XIX - Primera Parte - Economía y nación: una breve historia de Colombia - Libros y Revistas - VLEX 845670565

Agricultura y artesanía durante el siglo XIX

AutorSalomón Kalmanovitz
Páginas77-148
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capítuLo ii
agricuLtura y artesanía
durante eL sigLo xix
La herencia coLoniaL
El cuerpo social que se desarrolla en Colombia durante el siglo xix
tiene, lógicamente, antecedentes en la época colonial, pero no existe
una continuidad lineal entre las dos fases históricas: por el contrario,
se da un cambio de ritmo, una ruptura del esclavismo, un fortale-
cimiento de otras formas de producción y se crean nuevos circuitos
de producción y circulación. Algunas tendencias visibles desde antes
se profundizan y otras se invierten, para consolidar en su conjunto
un regresivo sistema de haciendas que logra en gran medida mono-
polizar la tierra y someter un importante sector de la población a la
servidumbre.
La Independencia expresa un movimiento de las clases dirigen-
tes criollas en procura de la libertad comercial, de relaciones firmes
con Inglaterra y de la hegemonía política, en medio de la creciente e
irreversible crisis del Imperio español1. Sin embargo, entre las clases
dominantes, hasta entonces cohesionadas en las distantes regiones
por la rígida administración colonial, se desatan violentas contradic-
ciones al desintegrarse esta, en medio de la misma guerra de libera-
ción, que se convierte también en guerra civil con el surgimiento de
un partido realista opuesto al proyecto de emancipación política. En
1 Juan Friede, La otra verdad: la independencia americana vista por los españoles, Bogotá,
Ediciones Tercer Mundo, 1972, pp. 17 y 18.
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tales circunstancias, realistas e independentistas recurren a las masas,
a los esclavos, mestizos e indígenas, en una cruenta lucha que por
momentos pone en entredicho el recién adquirido poder político de
las castas dominantes criollas, pero que, en últimas, con la derrota
militar de los españoles y del partido realista y con las importantes
concesiones políticas que a este último se le hacen, logra consolidar
regímenes relativamente fuertes que impulsan políticas continuistas,
similares a las que practicaba la administración colonial2.
Las tendencias a reducir las tierras indígenas de resguardo, ex-
tender concesiones territoriales individuales, liberalizar el comercio y
el régimen de impuestos, presentes durante la última fase del régimen
colonial, en el siglo xviii, se profundizarían cada vez más en el siglo
xix. La esclavitud entraría en crisis en varias regiones, especialmente
en Antioquia, durante el siglo xviii; la guerra la debilita aún más en
el suroccidente y su erradicación a mediados del siglo xix sería en
parte la culminación de la crisis interna de la institución3.
2 Según Bushnell, “en realidad parece que los realistas tuvieron más éxitos en sus
intentos por vencer la apatía nativa de los indios en la relación con la lucha que
se libraba” (El régimen de Santander en la Nueva Granada, Bogotá, Ediciones Tercer
Mundo, 1967, p. 202). José Manuel Restrepo comenta cómo todos los pueblos ca-
ribeños le dieron la bienvenida a las tropas de Morillo: “Estamos persuadidos de
que si se hubiera intentado la concentración de las tropas, dejando a las provincias
sin fuerzas militares, los pueblos se habrían conmovido y llamado a los españo-
les, tal era el lamentable estado de la opinión pública” (Historia de la revolución
en Colombia, vol. i., Medellín, Ediciones Bedout, 1969, p. 132). En la provincia de
Pasto, los indígenas entablaron una feroz lucha de guerrillas contra los patriotas.
De acuerdo con un general patriota encargado de la región en 1823, “si antes era
la mayoría de la población la que se había declarado nuestra enemiga, ahora
era la masa total de los pueblos la que nos hace la guerra con un fervor que no se
puede explicar. Hemos cogido prisioneros de nueve a diez años” (Restrepo, op.
cit., vol. v, p. 98). Bolívar practicó entonces una política de “tierra arrasada” y el
cantón de Pasto quedó pacificado, “Pero destruidos sus ganados, su agricultura
y las pequeñas manufacturas de lana, que antes se alimentaban de los vellones de
ovejas que desaparecieron, su población diezmada, multitud de fusilados, muje-
res violadas y ranchos quemados” (Restrepo, vol. v, p. 138). En el Llano, cuando
las tropas fueros licenciadas en 1824, los hombres “se encontraron sin hogar ni
ocupación” y se dedicaron al abigeato; la represión terrateniente fue tan violenta
que Restrepo consideró como una amenaza muy seria la “guerra de castas” allí
(op. cit., vol. v, p. 156).
3 Margarita González, Ensayos de historia de Colombia, Bogotá, Editorial La Carreta,
1977, p. 186.
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agricultura y artesanía durante el siglo xix
El enfrentamiento Iglesia-Estado, la abolición del impuesto
conocido como “diezmo” y del sistema de crédito, así como la des-
amortización de las tierras eclesiásticas, son el resultado de un pro-
gresivo choque entre un gobierno laico que se propone cimentar las
bases para un concierto próspero y consolidar las nuevas relaciones
internacionales, pero que no puede hacerlo mientras la institución
eclesiástica le siga disputando el control prácticamente de todos los
aspectos de la vida civil y de muchos de la misma actividad estatal.
La estructura corporativa de la Iglesia y su fuerte dominio ideológi-
co sobre la población constituirán trabas objetivas para el desarrollo
del tipo de Estado requerido en el empeño por insertar el país en el
mercado mundial4.
Otro proceso privativo del siglo xix, sin antecedentes coloniales,
estriba en la disgregación regional que socava primero el proyecto
bolivariano de la Gran Colombia y que después se expresa en un
muy endeble Estado nacional colombiano cuya unificación política
se logrará por la vía reaccionaria, solo en el presente siglo, aunque
el proyecto centralizador se inaugura y desarrolla parcialmente du-
rante las dos últimas décadas del siglo xix. Es a partir de esta unidad
política que se conforman las bases del mercado interno, interferido
por tres guerras civiles; solo después de consolidadas aquellas bases
se podrá hablar de una nación colombiana. Con anterioridad, exis-
ten entre las regiones tenues relaciones comerciales y económicas,
obstaculizadas por aduanas y pontazgos internos, con apreciable
diversidad de regímenes jurídicos, políticos, comerciales, tributarios
y, además, con sus propios ejércitos, que hacen difícil hablar de una
nación como tal. Si aún durante el presente siglo Nieto Arteta puede
hablar del país como si fuera un “archipiélago de islas”, durante la
segunda parte del siglo xix no será posible definir siquiera un centro
de poder que aglutine las regiones y dirima las recíprocas contradic-
ciones, siendo frecuentes las amenazas de secesión de varios de los
otrora estados soberanos: la que efectúa el departamento de Panamá
en 1903, apoyado por el imperialismo norteamericano, no es más
que la confirmación de estas tendencias disgregadoras sustentadas
4 Para una comprensión del papel que cumple la Iglesia en la sociedad latinoame-
ricana del siglo xix y los obstáculos que comporta para los proyectos liberales,
véase Charles Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853, México,
Siglo Veintiuno Editores, 1972, pp. 111 y ss.
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