Alberto Lleras Camargo, Cuba y la Alianza para el Progreso - vLex Colombia

Alberto Lleras Camargo, Cuba y la Alianza para el Progreso

AutorCarlos Caballero Argáez
Páginas19-55
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ALBERTO LLERAS CAMARGO, CUBA Y
LA ALIANZA PARA EL PROGRESO
Carlos Caballero Argáez
La concepción del programa de la Alianza para el Progreso, bandera
del presidente John F. Kennedy en América Latina, se logró después
de un proceso que tuvo lugar tanto en la región como en los Estados
El presidente de los Estados Unidos Dwight Eisenhower recibe a Alberto Lleras en Washington, 5
de abril de 1960, Associated Press.
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ALBERTO LL ERAS CAM ARGO Y JOHN F. KEN NEDY: AMISTAD Y P OLÍTICA IN TERNACIONAL
Unidos. No fue una idea improvisada por la Administración Kenne-
dy, sino producto de diversos eventos y circunstancias. Alberto Lleras
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corrido que se siguió para llegar a la Alianza, y el presidente Kennedy
ejerció el liderazgo indispensable de parte de los Estados Unidos para
dar vida a la idea, lanzar el programa y ponerlo en práctica.
La relación entre los Estados Unidos y América Latina en la década
de los cincuenta del siglo
XX
fue muy difícil. El comienzo de la Guerra
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Estados Unidos y la Unión Soviética— generó toda suerte de tensiones
en el hemisferio americano, particularmente entre la potencia del norte
y sus vecinos del sur del continente. Desde 1954, América Latina, a tra-
vés de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),
presionó a los Estados Unidos en búsqueda de ayuda económica para
los países suramericanos, la cual se consideraba condición necesaria
para estimular el desarrollo económico de la región. Sin embargo, para
la Administración Eisenhower (1952-1960) el desarrollo se lograría si
se dejaba funcionar al libre mercado y a la empresa privada, y no con-
templaba “la necesidad de introducir programas económicos o sociales
que pudieran debilitar a un conjunto de dictadores que su Gobierno
apoyaba”.1 Era prioritaria la estabilidad política de la región, por lo cual
se temía al reformismo orientado a la búsqueda de transformaciones
sociales en estos países. Aunque en los Estados Unidos no se ignoraba
que en la región pudieran registrarse brotes de agitación y protesta con-
tra el orden existente, no se creía que existieran en esta las condiciones
para diseñar un equivalente al Plan Marshall, implantado exitosamente
en Europa en los primeros años de la posguerra.
No es de extrañar, por tanto, que en 1952 los Estados Unidos hubie-
ran reconocido al Gobierno de Fulgencio Batista en Cuba, ni que en 1954
hubieran intervenido en Guatemala a través de la
CIA
para derrocar un
Gobierno que había puesto en marcha un proceso de reforma agraria.
Colombia y Venezuela, por su parte, estuvieron gobernadas por
dictaduras militares en los años cincuenta. En 1954, Alberto Lleras
1 Michael G. Latham, Modernization as Ideology: American Social Science and “Nation Building” in
the Kennedy Era, The University of North Carolina Press, Chapel Hill y Londres, 2000, p. 75.
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ALBERTO LL ERAS CAM ARGO, CUBA Y LA AL IANZA PARA EL PROGRESO
Camargo, primer secretario general de la Organización de Estados
Americanos (
OEA
), y persona muy respetada en Washington, renunció
a su cargo. Dejó esa ciudad en la “compañía de la peor calaña de dés-
potas latinoamericanos — los Batistas, los Trujillos, los Somozas y los
Stroessners”,2 y regresó a Colombia, en donde ocupó por un par de
años la Rectoría de la Universidad de los Andes, fundada en 1948, de
la cual renunció para liderar el movimiento que derrocó la dictadura
militar el 10 de mayo de 1957.
El punto crítico de la tensa relación entre los Estados Unidos y Amé-
rica Latina se vivió durante la desastrosa visita de Richard Nixon, enton-
ces vicepresidente de ese país. La gira, que tuvo lugar entre el 28 de abril
y el 15 de mayo de 1958, fue empañada por las protestas y la violencia
en las calles de las principales ciudades de la región, especialmente en
Lima y en Caracas, ciudad esta última en donde los estudiantes estuvie-
ron a punto de volcar el automóvil en que transportaban a Nixon.
A raíz de los hechos que se presentaron en la visita de Nixon el Co-
mité de Relaciones Internacionales del Senado estadounidense inició
una investigación para analizar las causas del sentimiento contra los
Estados Unidos en América Latina. Tanto el Gobierno como los congre-
sistas y los dirigentes políticos decidieron que era necesario cambiar la
política hacia los países al sur del río Grande ante la amenaza comunis-
ta. La política de los Estados Unidos se había caracterizado por el recha-
zo a todas las iniciativas originadas en la región, como las de crear un
banco de desarrollo regional, negociar esquemas de estabilidad en los
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ciar con recursos de ayuda externa proyectos de desarrollo, promover
la planeación económica y aceptar una agenda reformista mínima, que
incluyera la reforma agraria y la reforma tributaria. En efecto, estas pro-
puestas habían sido formuladas en la reunión convocada por la Cepal
en Quintandinha (Brasil) en 1955, donde tuvieron una muy fría acogida
por parte de las autoridades de los Estados Unidos.
2 Edgar J. Dosman, The Life and Times of Raúl Prebisch – 1901-1986, McGill-Quenn`s University
Press, Québec, 2008, p. 291.

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