Alfabetismo financiero entre millennials en Ciudad Victoria, Tamaulipas, M - Vol. 37 Núm. 160, Julio 2021 - Estudios Gerenciales - Libros y Revistas - VLEX 876164363

Alfabetismo financiero entre millennials en Ciudad Victoria, Tamaulipas, M

AutorGarcía-Mata, Osvaldo
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  1. Introducción

    El alfabetismo financiero es esencial para el desarrollo de las economías familiares, propicia el ahorro, la inversión y la acumulación de capital útil para acceder a una mejor calidad de vida. Tanto en las naciones desarrolladas como en las emergentes, los más jóvenes y los adultos mayores son los grupos demográficos que mayor rezago presentan en este tema (Hung, Parker y Yoong, 2011; Lusardi y Tufano, 2015; van Rooij, Lusardi y Alessie, 2011).

    En México, la información sobre su grado y efectividad, especialmente entre jóvenes, es escasa. En 2014, como parte de un estudio internacional, Klapper, Lusardi y van Oudheusden (2015) estimaron el grado de alfabetismo financiero para mexicanos de 15 años y más. Arceo y Villagómez (2017), en una investigación enfocada en alumnos de preparatoria del valle de México, encontraron que la comprensión de conceptos financieros básicos es deficiente. Villagómez e Hidalgo (2017) comprobaron entre un grupo de estudiantes de 15 a 18 años que sus habilidades matemáticas tienen un impacto positivo y significativo en su alfabetismo financiero. Recientemente, Antonio, Peña y López (2020) estudiaron los factores determinantes de la alfabetización financiera entre la población mexicana de 18 a 70 años. Estas investigaciones, sin embargo, son muy específicas o demasiado generales en el rango de edad, y abordan solo unas cuantas variables socioeconómicas.

    El presente trabajo tuvo como objetivos medir el alfabetismo financiero entre millennials en Ciudad Victoria, Tamaulipas (1), México; identificar entre tres índices de medición el más conveniente y explorar si existe alguna relación significativa entre este y determinadas características sociodemográficas. Estas incluyen edad, género, ocupación, escolaridad, formación en áreas económico-financieras, el involucramiento en la administración del hogar, el grado de marginación de la zona en la que viven, la propiedad de la vivienda en la que habitan y el conocimiento sobre su afiliación a algún sistema de seguridad social o fondo de ahorro para el retiro.

    La metodología utilizada para alcanzar los objetivos de estudio es de corte cuantitativo, de tipo descriptivo-correlacional. La construcción de los índices propuestos para medir el alfabetismo financiero se basa en la técnica de factores componentes principales, en tanto que el análisis de la relación entre este y las variables explicativas se lleva a cabo mediante modelos de mínimos cuadrados ordinarios (MCO) y probit ordenados. La unidad de estudio se refiere a los millennials que residen en Ciudad Victoria, Tamaulipas, México.

    Para esta investigación se ha definido a los millennials como jóvenes de 15 a 29 años, nacidos entre 1988 y 2003. Típicamente esta generación se preocupa por los conflictos sociales, se orienta a resolver problemas y acostumbra trabajar en equipo (DeVaney, 2015). Es importante estudiar su comportamiento económico porque en comparación con las generaciones que la anteceden muestra relativamente menor actividad empresarial (Wilmoth, 2016) y menor propensión a innovar y generar crecimiento económico (Liu, Zhu, Serapio y Cavusgil, 2019). Aunque se adapta mejor a las tecnologías digitales, sigue confiando en estrategias boca a boca para informarse sobre decisiones financieras (Johnson y Larson, 2009; Robillard, 2018). Identificar qué factores influyen en su nivel de alfabetismo financiero puede contribuir a establecer estrategias que fortalezcan sus habilidades para la toma de decisiones en materia financiera y la planeación de su futuro, en una etapa oportuna de su vida (Carlin, Jiang y Spiller, 2017; Mandell, 2011).

    Este documento sigue una estructura dividida en cuatro secciones. En primer lugar, se delinea el marco teórico conceptual de la investigación; se presentan algunos modelos empleados por otros investigadores para medir el alfabetismo financiero, los datos que tras su aplicación se han obtenido y las hipótesis planteadas en esta investigación. En segundo lugar, se detallan las estrategias para la recolección de datos y la metodología, la cual se lleva a cabo en dos etapas. Primero se proponen tres índices de alfabetismo financiero y se determina cuál de ellos es el más conveniente utilizando el análisis de factores componentes principales; segundo, se construyen modelos econométricos para analizar la relevancia de las variables sobre los índices anteriores. En la tercera parte de este documento, se analizan y discuten los hallazgos. Finalmente, se presentan las conclusiones, las limitaciones del estudio y se destacan los posibles cursos de investigación para el futuro.

  2. Marco teórico

    El alfabetismo financiero se refiere al conjunto de conocimientos y habilidades que permiten a las personas administrar el dinero con mayor eficiencia, tomar mejores decisiones económicas y facilitar la planificación de su futuro (Atkinson y Messy, 2012; Remund, 2010; Vitt, Kent, Lyter, Siegenthaler y Ward, 2000). Es el resultado de un proceso susceptible de contextualizarse dentro del marco teórico económico-financiero que corresponde a la inversión en capital humano, ya que se refiere a actividades que pueden contribuir a mejorar los niveles futuros de ingreso y riqueza de las personas a partir del desarrollo de conocimientos y habilidades específicas (Becker, 1962; Schultz, 1961).

    2.1 El alfabetismo financiero como inversión en capital humano

    La educación es el mecanismo por excelencia que contribuye a la formación de capital humano (Becker, 1994). En Estados Unidos de América, Bernheim, Garrett y Maki (2001), después de analizar un grupo de personas entre 30 y 49 años, estimaron que aquellos que habían recibido algún curso sobre educación financiera durante sus años escolares preuniversitarios poseían significativamente más activos y casi el doble de ahorros que quienes no recibieron este tipo de formación.

    La educación escolarizada no es la única vía para invertir en capital humano (Becker, 1962). Al estudiar un grupo de más de 2000 empleados estadounidenses, Bernheim y Garrett (2003) comprobaron que quienes recibieron capacitación y orientación por parte de sus empleadores sobre estrategias de ahorro y pensiones incrementaron sus niveles de ahorro general y para el retiro.

    Ya sea que esta formación se adquiera en la escuela o en el trabajo, los costos de invertir o no en capital humano son eventualmente asumidos por el propio individuo (Schultz, 1961). El analfabetismo financiero afecta la predisposición a ahorrar, puede vincularse a una ausente o deficiente planeación para el retiro y a una subóptima calidad de vida (Lusardi y Mitchell, 2011; Mandell, 2011).

    A nivel internacional, cada día con más frecuencia, la responsabilidad de la planeación financiera personal y familiar se aleja de las instituciones y se acerca más a los individuos; los obliga a prepararse con mayor intensidad en términos de ahorro e inversión (Clark, D'Ambrosio, McDermed y Sawant, 2006; Lusardi y Mitchell, 2011). Los gobiernos han pasado de ser tomadores de decisiones a establecer políticas públicas que propician el desarrollo de mercados de fondos de ahorro para el retiro y promueven la inversión por parte de la población, especialmente durante su vida productiva (Altman, 2012). Entender qué estrategias facilitan a las personas aplicar con éxito el conocimiento financiero puede ayudar a los organismos no gubernamentales y a los instrumentadores de políticas públicas en el diseño de iniciativas de educación financiera más eficientes y de mayor impacto (Bay, Catasús y Johed, 2014; Carpena, Cole, Shapiro y Zia, 2017).

    2.2 La medición del alfabetismo financiero

    Para medir el alfabetismo financiero se identifican, en general, tres componentes: conocimiento, actitud y comportamiento (Atkinson y Messy, 2012). Un amplio compendio sobre medición del alfabetismo financiero es presentado por Huston (2010), quien analizó 71 estudios distintos publicados entre 1996 y 2008; concluyó que la mayoría de los autores equipara el alfabetismo financiero al componente de conocimiento (Huston, 2010). Esta investigación no es la excepción, ya que se referirá indistintamente a estos dos términos. A continuación, se enuncian algunas de las investigaciones relevantes que ilustran los alcances del presente estudio.

    Lusardi, Mitchell y Curto (2010) investigaron el alfabetismo financiero en jóvenes de los Estados Unidos de América que participaron en la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud en 1997, cuando tenían entre 12 y 17 años, y posteriormente en la encuesta 2007-2008, cuando los participantes tenían entre 23 y 28 años. Evaluaron a 7417 personas en tres temas financieros básicos: cálculo del interés, inflación y diversificación del riesgo. Encontraron que solo el 27% comprende los tres componentes y que existen brechas de género a favor de los hombres, de 4,9, 10,9 y 11,6 puntos porcentuales, respectivamente.

    El estudio de mayor cobertura internacional es el informe sobre "Alfabetismo financiero alrededor del mundo", elaborado por Klapper et al. (2015). En él analizaron datos de más de 150.000 personas de 15 años y más, en 140 países, durante 2014. Equipararon el alfabetismo financiero al conocimiento financiero y evaluaron sus cuatro aspectos básicos: la diversificación del riesgo, la inflación, la habilidad numérica aplicada al cálculo de interés y el interés compuesto. En este estudio, determinaron llamar alfabeta financiero a aquella persona que respondiera correctamente a tres o cuatro de las cuestiones anteriores.

    Klapper et al. (2015) estimaron que el alfabetismo financiero en el mundo es del 33%. En las economías del G-7, en promedio, el 55% de las personas de 15 años o más son alfabetas financieras; en tanto que en el grupo de economías emergentes formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) esta cifra es del 28%. En México, el alfabetismo financiero se estimó en 32%. Se ubica más cerca de los BRICS, cuyos niveles fluctúan entre 24% y 42%, que del G-7, en...

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