Aula Máxima - Temas inesperados - Carlos Holguín Holguín. Escritos - Libros y Revistas - VLEX 43287548

Aula Máxima

AutorTomás Holguín Mora y Paula Torres Holguín
Páginas371-406

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1. Consagración de los nuevos colegiales Discurso del rector

La consagración de colegiales1 de Número de este Colegio Mayor tiene particular significado en la vida del claustro. Porque, no de ahora ni de la época de la Independencia, sino a partir del momento mismo de la fundación, los colegiales han sido elemento primordial en el gobierno del Colegio; han constituido una de las características propias de la institución, y han contribuido de manera principal a conservar su espíritu, a través de más de tres siglos de existencia.

Desde la creación del Colegio se previó que éste tendría 15 colegiales; que era el mismo número de los alumnos que entonces ingresaron al claustro. Las Constituciones asignan a los colegiales actuales, las más importantes atribuciones: representan a la comunidad del Colegio, eligen a los miembros de la Consiliatura y toman parte directa en la elección del Rector; les está encomendado conservar el espíritu y tradiciones del Colegio y constituyen el más adecuado medio de colaboración y enlace entre las directivas y los alumnos. Participan de la condición de estudiantes y viven en permanente contacto con sus compañeros de estudio. Así están en capacidad de suministrar a las autoridades del claustro la más auténtica información sobre las necesidades académicas, el rendimiento de los profesores, los anhelos y aspiraciones del alumnado. Al propio tiempo, en sentido inverso, pueden igualmente dar a sus compañeros explicación sobre los proyectos de las directivas, las medidas adoptadas, sus motivaciones y los propósitos que las animan.

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Sorprendente participación del alumnado en una institución fundada en el siglo XVII. Pero esto se explica porque, en contra de lo que muchos imaginan, las instituciones políticas europeas y las de España, en especial desde la Edad Media, fueron de gran riqueza y complejidad y reconocían participación en el gobierno de las comunidades a los diferentes estamentos que las formaban.

Por ello el Rosario ha sido, desde sus remotos orígenes, una república electiva.

A mi parecer; esta modalidad peculiar del Colegio es, seguramente, una feliz aplicación de las ideas de Santo Tomás sobre el mejor régimen político. Porque, según el doctor Angélico, en el régimen mixto de gobierno deben combinarse los tres principios señalados por Aristóteles: el monárquico, el aristocrático y el democrático, que en el significado etimológico de estos vocablos consisten, respectivamente, en el gobierno de una sola persona, que debe asegurar la unidad de la comunidad; el de los mejores, que contribuyen con sus luces a su dirección, y el de los propios gobernados, en cuyo interés se legisla y se gobierna. De este modo, en el Colegio, el rector representa aquella unidad de mando que recomendaba el Aquinate y que hoy encarece la ciencia de la administración; está asesorado por los consiliarios, escogidos entre personas de la mayor versación en los campos profesionales y de la cultura. Los estudiantes, por su lado, están representados por el cuerpo selectísimo de los colegiales, cuyas trascendentales funciones ya señalamos.

A medida que el Colegio se ha venido desarrollando, ha sido necesario ir adaptando su estructura a formas más complejas y diferenciadas. Porque no pueden administrarse con idéntico criterio el Colegio original de 15 estudiantes, un instituto de enseñanza primaria, bachillerato y una facultad de ochenta o cien alumnos, o el actual complejo académico y administrativo, diversificado en varias facultades y escuelas especializadas, con más de 3.000 alumnos y de medio millar de profesores. Ello requiere nuevos sistemas y organismos asesores, sin menoscabo de la autoridad de las directivas centrales, ni desmedro del espíritu del Colegio.

Así, desde la Rectoría de Monseñor Castro Silva, cuya memoria evocamos, se crearon los cargos de decanos o directores de estudios. Ahora, en la reciente reforma de las Constituciones, se formaron Consejos asesores en materias académicas para cada una de las unidades docentes.

Todo ello permite un sistema de colaboración e intercambio de información sobre la problemática universitaria.

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El gobierno del Colegio aparece así, no como un sistema de cuerpos autónomos dotados de competencias limitadas, sino como un organismo vivo de jerarquías subordinadas, que colaboran entre sí con entera libertad y espontaneidad en el análisis de los problemas y en el estudio de las soluciones.

Por este aspecto, el régimen corresponde, también, al concepto de la filosofía perenne sobre la naturaleza de la ley y de la autoridad. Porque la misión del gobernante no consiste en mandar de cualquier manera o de modo arbitrario. A diferencia de la concepción voluntarista que atribuye fuerza de ley a la voluntad del príncipe, el pensamiento tomista nos dice que la ley es ordenación de la razón, medio de interpretar la realidad social y humana, enderezada al bien común de los asociados y para regular una colectividad a fin de conducirla, mediante la adopción de los medios adecuados, a sus finalidades específicas. Por ello, el absolutismo, en cualquiera de sus formas, es contrario a los principios que siempre han informado al Colegio y que le han dado su fisonomía propia dentro de las instituciones de nuestro país.

La reforma de las Constituciones, que se promulgó recientemente, fue, tanto por el método seguido en su estudio como por el contenido de sus disposiciones, ejemplo del régimen de gobierno del Colegio. Desde la Rectoría de mi eminente antecesor el doctor Antonio Rocha, a quien tanto debe el Colegio en el campo académico y en el de las realizaciones materiales, se inició el estudio de la reforma y se escuchó a profesores y estudiantes. Al llegar a la Rectoría, consulté las últimas alternativas y después de un cuidadoso análisis se llegó a un consenso, que fue aprobado por la Consiliatura y por el señor presidente de la República, como patrono del Colegio, previa información al presidente electo, futuro patrono y rosarista distinguido.

Esta reforma de las Constituciones adecúa el funcionamiento del Colegio a las necesidades de la hora, sin desmedro de la autoridad de las directivas, ni del espíritu de las instituciones. Se buscó un sistema de selección de los colegiales que asegura el análisis de las condiciones académicas y de la personalidad de los candidatos por un cuerpo adecuado, el Consejo de cada facultad, con asistencia del decano, de representantes del profesorado, el secretario y un colegial. Las listas correspondientes van a la consideración de los consiliarios, quienes eligen, sin la presencia ni intervención del rector, a los que han de ocupar las Colegiaturas vacantes. Se quiso, con ello, modificar un sistema que se prestaba en sí mismo aPage 374 objeciones, aunque estamos ciertos de que ninguno de los eminentes rectores que han ejercido el cargo intervino en la escogencia de Colegiales con criterio distinto del de elegir a los mejores.

Además, se aumentó el número de los consiliarios a cinco, y se limitó el término máximo del rector, autorizando sólo una reelección en el período de cuatro años.

La elección, mediante el nuevo sistema, de los colegiales que hoy consagramos ha sido excelente, fruto del maduro análisis de las condiciones y calidades de cada candidato.

Por ello, debo expresar la gratitud del Colegio a los Consejos de las Facultades y a los Consiliarios, así como dar mis más sinceras congratulaciones a los elegidos, que ven en esta forma coronada una vida universitaria de dedicación al estudio, de seriedad en su conducta y de interés por la vida del claustro.

A vosotros, señores colegiales, os corresponde guardar el precioso depósito del espíritu del Colegio: espíritu del cristianismo católico, doctrina de amor, de servicio, de respeto a la dignidad humana; espíritu de una filosofía humanista, que exalta la unidad esencial del ser humano y el realismo en el campo del conocimiento; espíritu de investigación científica y de amor a la verdad; devoción a los principios republicanos y al culto de la patria, cuyos próceres alentaron en los muros de este claustro venerado, cuya arquitectura ha sido, en buena hora, destacada por las autoridades del gobierno que ahora termina con la hermosa plaza que hoy se extiende frente a su fachada; espíritu de un estilo de vida que es expresión de valores íntimos y que las Constituciones encarecen; y, por sobre todo lo anterior, decoro de la vida, perfecta adecuación de la conducta a los valores de la ética, que hacen del Rosario un modelo de responsabilidad, autenticidad y caballerosidad.

Todos estos principios deberán mantenerse en lo que tiene de esencial y permanente, pero adecuados en su aplicación a las formas y necesidades del mundo contemporáneo, siguiendo en ello la divisa del Colegio Nova et Vetera: Lo antiguo y lo nuevo.

Los hombres que transitoriamente pasamos por la dirección del Colegio somos accidentes dentro de la duración permanente de la Institución que perdura durante siglos y que conserva, en forma casi misteriosa, el espíritu de los fundadores, gracias a la continuidad de su régimen y a la fidelidad de quienesPage 375 mantienen aquellos ideales que constituyen las finalidades del claustro. El Colegio seguirá llamado a...

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