La aventura de los galeotes o las aberraciones de la justicia legal
Autor | Diego Antonio Pineda Rivera |
Páginas | 53-79 |
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Por quien Dios es, que vuesa merced considere que no hemos
robado tanto que podamos dar a censo ni fundar mayorazgo;
apenas granjeamos el mísero sustento con nuestra industria, que
no deja de ser trabajosa, como lo es la de los oficiales y jornaleros.
Mis padres no nos enseñaron oficio alguno, y así nos es forzoso
que remitamos a la industria lo que habíamos de remitir a las
manos, si tuviéramos oficio. Castíguense los que cohechan, los
escaladores de casas, los salteadores de caminos, los testigos
falsos por dinero, los mal entretenidos en la república, los ociosos
y baldíos en ella, que no sirven de otra cosa que de acrecentar el
número de los perdidos, y dejen a los míseros que van su camino
derecho a servir a su Majestad con la fuerza de sus brazos y con la
agudeza de sus ingenios, porque no hay mejores soldados que los
que se trasplantan de la tierra de los estudios en los campos de la
guerra; ninguno salió de estudiante para soldado, que no lo fuese
por estremo, porque cuando se avienen y se juntan las fuerzas
con el ingenio y el ingenio con las fuerzas, hacen un compuesto
milagroso, con quien Marte se alegra, la paz se sustenta y la
república se engrandece.
(…)
Espúlguenos el señor alcalde, mírenos y remírenos, y haga
escrutinio de las costuras de nuestros vestidos, y si en todo
nuestro poder hallare seis reales, no solo nos mande dar ciento,
sino seis cuentos de azotes. Veamos, pues, si la adquisición de tan
pequeña cantidad de intereses merece ser castigada con afrentas
y martirizada con galeras; y así, otra vez digo que el señor alcalde
se remire en esto, no se arroje y precipite apasionadamente a
hacer lo que, después de hecho, quizá le causará pesadumbre. Los
jueces discretos castigan, pero no toman venganza de los delitos;
los prudentes y los piadosos mezclan la equidad con la justicia; y,
entre el rigor y la clemencia, dan luz de su buen entendimiento.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda
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