Banca y región en Colombia, 1850-1880 - Núm. 20, Enero 2009 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 846377099

Banca y región en Colombia, 1850-1880

AutorJuan Santiago Correa R.
CargoMagíster en historia de la Pontificia Universidad Javeriana
Páginas15-44
Revista de eConomía instituCional, vol. 11, n.º 20, pR i m e R semestRe/2009, pp. 15-44
BANCA Y REGIÓN EN COLOMBIA,
1850-1880
Una de las discusiones más fecundas y de mayores alcances del
siglo XIX giró en torno al sistema monetario y el desarrollo del
sector bancario en Colombia. El comienzo de la vida republicana
debió enfrentar las penurias fiscales derivadas de la independencia y
de los conflictos civiles que pronto se generaron entre las diferentes
facciones políticas. Así mismo, la débil vinculación al comercio in-
ternacional y el peso de la deuda externa hicieron aún más difícil la
tarea de organizar un sistema monetario y bancario en el país.
Las soluciones que se propusieron a lo largo del siglo estuvieron
determinadas por el debate político y la lucha de poder dentro de las
élites regionales, y en el ámbito nacional entre los grupos políticos
que se consolidaron en ese período. Más allá de su viabilidad o su
validez técnica, esas soluciones estaban ligadas de manera indisoluble
a la visión de nación que cada uno de esos grupos pretendía imponer
o impuso sobre los demás.
En la primera parte de este artículo se analizan los primeros in-
tentos de emisión monetaria en el país y los esfuerzos por crear un
ordenamiento bancario; en la segunda parte se estudia la forma en
que se amplió el crédito privado a mediados del siglo XIX y el desa-
rrollo de las primeras cajas de ahorro en Colombia; en la tercera se
examinan los efectos de las reformas liberales, en particular las que
Juan Santiago Correa R.*
* Magíster en historia de la Pontificia Universidad Javeriana, candidato a doctor
en sociología jurídica e instituciones polític as de la Universidad Externado de
Colombia, profesor del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA),
Bogotá, Colombia, [juansc@mail.cesa.edu.co]. La versión or iginal de este texto
se presentó en las XXI Jornadas de Historia Económica (Buenos Aires, 2008) y
en el Congreso de LASA 2009, Río de Janeiro, 2009. Fecha de recepción: 2 de
febrero de 2009, fecha de modificación: 8 de mayo de 2009, fecha de aceptación:
2 de julio de 2009.
implementó el Radicalismo, sobre la creación de un sistema de banca
libre con profundos efectos en las distintas regiones de Colombia;
por último, se presentan las conclusiones.
LOS PRIMEROS INTENTOS DE EMISIÓN MONETARIA
El inicio de las emisiones de papel moneda en Colombia no coincide,
como se suele pensar, con el advenimiento de la banca libre (1865-
1886), pues hubo varios intentos infructuosos desde 1813, cuando
se ensayó por vez primera esta forma monetaria. En ese año, como
presidente de la Junta Patriótica de Cartagena, Germán Gutiérrez
de Piñeres ordenó la emisión de $300.000 con denominación de
un real. La falta de seguridad de esta emisión, que se hizo en papel
corriente, llevó a que el público tuviera poca confianza y castigara su
valor nominal (Hernández, 2001, 44).
Para proporcionar los medios y arbitrios y socorrer al ejército de
reserva, en 1821 se expidió el decreto del 4 de julio que ordenó al
vicepresidente de Cundinamarca1 que emitiera libranzas por $200.000
en denominaciones de 6, 12, 18 y 24 reales admisibles en pago por la
sal que producían las minas de Zipaquirá, Nemocón y Tausa (Ibáñez,
1990, 34).
Estas libranzas se admitirían en las minas con preferencia a la
moneda en metálico en toda clase de contratos, pago de deudas,
derechos en las oficinas de la República y pagos a los empleados ofi-
ciales que no estuvieran a más de dos días de distancia de Bogotá. El
decreto estipulaba que quien se negara a recibir estas libranzas sería
penalizado la primera vez con una multa por el doble del valor de
la transacción, la segunda por el cuádruple y la tercera con la misma
multa y la pena de destierro por un año. Una vez las libranzas se hu-
bieran pagado en las salinas se consideraban amortizadas y no podían
circular nuevamente, salvo que lo autorizara de manera expresa una
ley del Congreso (ibíd., 34).
Más adelante, durante el gobierno de José Ignacio de Márquez,
la ley del 6 de junio de 1838 autorizó a la Tesorería General de la
República para que, según instrucciones del Presidente, emitiera y
pusiera billetes en circulación. Esta emisión, aprobada por el pre-
sidente Márquez mediante el decreto 1204 de diciembre de 1839,
con denominaciones de 5, 10, 20, 75, 80 y 100 pesos, se usaría para
pagar la nómina gubernamental y a los acreedores de la República
que los aceptaran voluntariamente. Estos billetes, aunque debían ser
1 Cargo que Antonio Nariño ocupaba en ese momento de manera interina.
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Revista de eConomía instituCional, vol. 11, n.º 20, pR i m e R semestRe/2009, pp . 15-44
Juan Santiago Correa R.

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