Bandas criminales en Colombia: ¿amenaza a la seguridad regional? - Núm. 12, Enero 2012 - Revista Opera - Libros y Revistas - VLEX 844562070

Bandas criminales en Colombia: ¿amenaza a la seguridad regional?

AutorCarlos Andrés Prieto
CargoCoordinador (e) del Área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz (fip)
Páginas181-204
181
OPERA, No 12
1 Coordinador (e) del Área de Dinámicas del Conicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz
(); politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y magíster en Asuntos Internacionales de la Universidad
Externado de Colombia. Agradecimiento especial a Carlos Mario Navarrete y Alfredo Cajiao por su contribución en
la documentación y discusión del presente escrito.
“Sin atacar los factores que
construyen el contexto
y la base para la violencia y el
crimen no se lograrán
progresos en el desarrollo humano
sostenible en
América Latina y el Caribe”
(Rojas, 2011: 311).
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, las denominadas bandas
criminales narcotracantes (Bacrim) son con-
sideradas, junto a los grupos guerrilleros, como
uno de los principales agentes perturbadores
del orden público en Colombia y responsa-
bles de un gran número de homicidios, ma-
sacres, desplazamientos forzados, extorsiones,
actos de reclutamiento forzado de menores y
amenazas, además de otros delitos; todo esto
en razón de su búsqueda de control de terri-
torios, poblaciones y de aquellos mercados
ilegales de alta rentabilidad, lo que incluye el
narcotráco, la minería ilegal, el contrabando
de bienes legales e ilegales, entre otros.
Estos grupos aparecieron en la escena pú-
blica tras la desmovilización de más de 31 mil
miembros de grupos paramilitares agrupados
en más de 30 estructuras armadas bajo la égi-
da de las Autodefensas Unidas de Colombia
() y el Bloque Central Bolívar () entre
2003 y 2006 (Agencia Presidencial para la
Reintegración, 2012). Desde la perspectiva
de organizaciones internacionales, centros de
estudios locales y organizaciones sociales, estos
grupos estaban representados originalmente
por: i) nuevas estructuras armadas que supie-
ron tomar ventaja del vacío de poder territorial
y social generado tras el proceso de desmovili-
zación paramilitar; ii) reductos de los grupos
desmovilizados que mantuvieron control ar-
mado y económico en las zonas donde hacían
presencia (producto de una desmovilización
parcial e incompleta); iii) grupos que nunca
hicieron parte del proceso de desmovilización
y mantuvieron su dominio local y regional,
y iv) estructuras que se rearmaron habiendo
participado en algún momento del proceso de
desmovilización adelantado durante esos años
(Granada et ál., 2009).
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Seguridad, conflicto y gobernabilidad local
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En los últimos seis años, actores nacio-
nales e internacionales2 han elaborado dife-
rentes tipos de estudios e investigaciones que
han apuntado a denir la naturaleza de estos
grupos, sus objetivos, sus diferencias con los
grupos paramilitares precedentes, el modelo
organizacional que emplean y los repertorios
de violencia que usan. A partir de estos estudios
se ha desprendido una diversidad de denomi-
naciones frente a estos grupos: paramilitares de
tercera generación, neoparamilitares, grupos
posdesmovilización, nuevos grupos narcopa-
ramilitares, nuevos grupos armados ilegales
() o simplemente bandas criminales narco-
tracantes (International Crisis Group, 2012).
Hasta ahora, y si bien se ha avanzado en
el diagnóstico interno sobre estas bandas de
criminalidad organizada3, permanece todavía
difuso el análisis sobre su dimensión interna-
cional, lo que incluye el estudio de las redes
criminales internacionales de las que hacen
parte, los escenarios geográcos en los que
hacen presencia a través de estas redes, ade-
más de los delitos y mercados en los que están
involucrados y su impacto.
¿Representan las Bacrim una amenaza
para la seguridad regional? Tal y como se ex-
pone posteriormente, determinar la incidencia
directa de estos grupos frente al escenario de
seguridad regional resulta difícil por al menos
dos razones: i) no existe información ni diag-
nósticos profundos sobre la estructura interna
de estos grupos que permitan distinguir entre
quiénes son sus miembros y cómo se desen-
vuelven internacionalmente, y quiénes son
socios de estos grupos o hacen parte de una red
criminal transnacional; y ii) parte signicativa
de la información recolectada tiene mayor re-
lación con el narcotráco y no explícitamente
sobre estos grupos.
No obstante, la evidencia empírica dis-
ponible permite plantear una buena aproxi-
mación al fenómeno del crimen organizado
transnacional del cual hacen parte de las Ba-
crim, entendiendo al menos una buena parte
de: i) la participación directa de estos grupos
en diferentes tipos de economías ilegales y
delitos (narcotráco, tráco de armas, contra-
bando) en otros países; ii) los diferentes esce-
narios regionales (Suramérica, Centroamérica,
2 Entre ellos, la Corporación Nuevo Arco Iris (), el Centro de Recursos para Análisis de Conictos (), el
Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), la Fundación Ideas para la Paz (), la Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación (), la Defensoría del Pueblo y el Centro de Investigación y Educación Popular/
Programa por la Paz (/), entre otras organizaciones sociales y centros de estudios locales, junto con orga-
nizaciones internacionales como el International Crisis Group, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia
(/) y el Centro Internacional de Toledo para la Paz (pax).
3 Con la llegada del gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2014) y la materialización de distintos hechos de vio-
lencia de alto impacto social y mediático como el asesinato de dos estudiantes de la Universidad de los Andes en enero
de 2011 en San Bernardo del Viento (Córdoba), la estrategia para combatir a las Bacrim se ha venido replanteando
a la par con un cambio en el paradigma de seguridad doméstica imperante hasta el 2010. La prioridad asignada al
combate a los grupos guerrilleros se ha balanceado progresivamente con una mayor atención otorgada a estos grupos
criminales: tras el Consejo de Seguridad Nacional celebrado en febrero de 2011, se conrmó que estos grupos cons-
tituyen un fenómeno de criminalidad organizada y no un actor del conicto armado, por lo cual se replantearon y
denieron algunos criterios, instancias, instrumentos y estrategias para combatirlos.

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