Brasil: la fractura del desgaste de gobernar - Izquierdas del mundo, ¡uníos! - Libros y Revistas - VLEX 857365516

Brasil: la fractura del desgaste de gobernar

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas81-127
81
Capítulo 3
BRASIL: LA FRACTURA DEL DESGASTE
DE GOBERNAR
introducción: la democracia braSileña
en la encrucijada
Un fantasma aterra a Brasil. Las conquistas sociales y demo-
cráticas de los últimos quince años, que parecían tan sólidas,
ahora se diluyen, y las organizaciones sociales y políticas que
las promovieron parecen estar tan desarmadas que resulta
difícil imaginar que en su momento tuvieran tanta fuerza.
¿Ante quién se lograron esas conquistas? ¿Quiénes eran sus
opositores o enemigos? Aparentemente, esas conquistas no
debilitaron los poderes económicos, sociales y políticos con-
servadores, desde siempre dominantes, a los que se oponían,
ya que de otro modo no se comprende la renovada agresividad
y la avasalladora devastación con que estos poderes pretenden
borrar de la memoria de los brasileños y brasileñas ese pasado
que acaba por ser tan reciente. ¿En una sociedad tan desigual
y tan discriminatoria como la brasileña, serán posibles medidas
que aumenten la inclusión social y la participación democrática
82
de las mayorías sin afectar negativamente los intereses de las
clases dominantes que siempre han promovido la exclusión, la
discriminación y el autoritarismo?
La perplejidad es enorme y amenaza con ser paralizadora
durante algún tiempo por cuatro razones principales.
La coyuntura eLectoraL
La primera es el golpe institucional con el que comenzó ese re-
troceso social y político. La destitución de la presidenta Dilma
Rousseff abrió un proceso doblemente hostil y una reflexión
profunda sobre lo que ocurrió y acerca de la recomposición de
las fuerzas que podían resistir al retroceso. Por un lado, abrió un
proceso electoral que, como cualquier proceso electoral, obliga
a privilegiar el pensamiento táctico de la conquista del poder y
deja de lado una problematización de la naturaleza de ese poder;
una problematización que, en este caso concreto, debería incluir
preguntarse por qué se perdió el poder en el periodo anterior
al golpe. Por otro lado, se trató de un golpe continuado que se
transmutó en una persecución judicial al principal arquitecto y
símbolo de las conquistas sociales y políticas del periodo anterior:
el expresidente Lula da Silva. Dadas las grotescas irregularidades
procesales y la selectividad política de la saña persecutoria, las
energías democráticas, antigolpistas, se centraron, y de manera
acertada, en la defensa de la dignidad ciudadana de Lula da Silva
y, más recientemente, en la defensa de su derecho a ser candidato
en las próximas elecciones. También por esta razón, el hecho
de que el tiempo apremiara provocó que se dispensaran otras
problematizaciones del pasado y del presente.
eL BrasiL profundo
La segunda razón para esta perplejidad potencialmente parali-
zadora tiene que ver con la invisibilidad —e incluso ausencia—,
en el actual contexto, del Brasil profundo: de la gran mayoría
83
pobre, negra, indígena, joven, que vive en las favelas, que se
pudre en los calabozos; una mayoría que no tiene acceso ni al
discurso político y mediático hegemónico ni al discurso paralelo
de las redes sociales. Como mucho, tiene acceso al discurso de
las iglesias, que la acoge solo para ratificar y legitimar su ausen-
cia. Esta mayoría vivió con mucha más ambivalencia el periodo
anterior al golpe que la que la clase política que lo protagonizó
se puede imaginar. Muchas veces esta mayoría se sintió víctima
de la negligencia, la falta de consideración, la displicencia e in-
cluso la arrogancia de quienes se proclamaban sus defensores en
nombre de los megaproyectos hidroeléctricos y mineros, el agro-
negocio, los eventos deportivos megalómanos que la expulsaban
de sus tierras ancestrales, contaminaban sus aguas, destruían
sus bosques, asesinaban a sus líderes y jóvenes, víctimas del
odio racial, y echaban a las familias de sus humildes viviendas
para mandarlas a distantes periferias. Esa mayoría sentía que
los beneficios reales recibidos a través de las políticas sociales
se lograban con enormes costes humanos y medioambientales
que no se reconocían oficialmente. Sobre todo, sentía que no
se incluía su voz en los números que hacían referencia a ella y
a su progreso. Quién sabe si debido a esto tendrá dificultades
en darse cuenta de que, de ahora en adelante, será mucho peor.
La intervención imperiaL
La tercera razón de la perplejidad tiene que ver con la resisten-
cia de los demócratas brasileños, y sobre todo de las fuerzas
de izquierda, a prestar la debida atención a la injerencia del
imperialismo estadounidense. Hoy en día, la injerencia de los
Estados Unidos en el continente a lo largo del siglo xx está
bien documentada: esta siempre tuvo el objetivo de eliminar
gobiernos y gobernadores elegidos democráticamente, y que
los dirigentes estadounidenses consideraran potencialmente
hostiles a los intereses de las empresas estadounidenses. La
lucha contra el comunismo, el narcotráfico, el terrorismo y el

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR