La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado de trabajo en la Argentina - Núm. 88, Enero 2021 - Revista Desarrollo y Sociedad - Libros y Revistas - VLEX 873462168

La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado de trabajo en la Argentina

AutorJorge A Paz
CargoConsejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), Argentina. Correo electrónico: jpaz@conicet.gov.ar
Páginas239-271
239
desarro. soc. 71, primer semestre de 2013, pp. x-xx, issn 0120-3584
Revista
Desarrollo y Sociedad Segundo cuatrimestre 2021
PP. 239-271, ISSN 0120-3584
E-ISSN 1900-7760
La brecha de remuneraciones entre segmentos
del mercado de trabajo en la Argentina
Jorge A. Paz1
DOI: 10.13043/DYS.88.7
Resumen
En economías con mercados laborales duales, las trabajadoras y los trabaja-
dores que se desempeñan en el segmento formal perciben una remuneración
más alta que quienes lo hacen en el segmento no formal. Este artículo pretende
identificar y cuantificar el peso de los determinantes de la brecha de remune-
raciones entre ocupadas y ocupados formales e informales. Para ello se aplica
una descomposición microeconométrica que permite diferenciar premios a la
formalidad y castigos a la informalidad en términos de pago. Se comprobó que
la brecha existe y que es sensible a la estructura distributiva de los ingresos
del trabajo. La productividad de los y las ocupadas en ambos segmentos y las
características del puesto de trabajo explican una buena parte de la disparidad
de remuneraciones. La parte no explicada podría obedecer a la estructura de
los mercados y al excedente relativo de fuerza de trabajo resultado del escaso
poder de absorción del proceso de acumulación de capital.
Palabras clave: sector informal, salario, Argentina.
Clasificación JEL: J46, J71, O16.
1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto de Estudios Laborales
y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), Argentina. Correo
electrónico: jpaz@conicet.gov.ar
Este artículo fue recibido el 23 de septiembre del 2020, revisado el 11 de febrero del 2021 y finalmente
aceptado el 11 de abril del 2021.
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Wage gap between segments
of the labor market in Argentina
Jorge A. Paz2
DOI: 10.13043/DYS.88.7
Abstract
In economies with dual labor markets, workers who work in the formal sector
receive higher wages than those who work in the non-formal sector. This pur-
pose of this article is to identify and quantify the weight of the determinants
of the pay gap between formal and informal workers. To this end, a micro-
econometric decomposition is applied to differentiate between rewards for
formality and punishments for informality in terms of pay. It was found that
the gap exists and that it is sensitive to the distributional structure of labor
income. The productivity of those employed in both sectors and the charac-
teristics of the job explain a large part of the pay gap. The unexplained part
could be due to the structure of the markets and the relative surplus labor force
resulting from the low absorptive power of the capital accumulation process.
Key words: Informal sector, Wages, Argentina.
JEL Classification: J46, J71, O16.
2 National Scientific & Technical Research Council (CONICET) and Institute of Labor and Development
Economics Studies (IELDE)/National University of Salta (UNSa). Email: jpaz@conicet.gov.ar
This paper was received on September 23, 2020, revised on February 11, 2021, and finally accepted on
April 11, 2021.
Revista
Desarrollo y Sociedad
Segundo cuatrimestre 2021
PP. 239-271, ISSN 0120-3584
E-ISSN 1900-7760
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Introducción
La existencia de una brecha de remuneraciones entre los segmentos formal
y no formal es un hecho destacado de los mercados de trabajo, especialmente
de economías como las latinoamericanas. Dicha brecha puede ser vista como
un premio al trabajo en el sector regulado o formal o como una penalización
sobre el empleo no regulado o informal. En ese orden de ideas, la brecha existe,
persiste y opera favorablemente para los empleos del segmento formal (Bec-
caria y Groisman, 2008; Paz, 2013). Este resultado es contrario a la predic-
ción que se desprende de la teoría de los salarios hedónicos (Rosen, 1986): la
necesidad que enfrenta la firma de sufragar costos extra por contratar traba-
jadores legalmente debería traducirse en salarios netos menores. Esto no se
observa con los datos disponibles. La brecha salarial positiva y favorable para
trabajadores del segmento formal se verifica en ingresos disponibles, variable
cuyo valor es revelado por la mayoría de las encuestas del mercado de trabajo
que se realizan en el mundo. Surge entonces la pregunta ¿qué factores operan
en la determinación de los salarios o cuáles son los mecanismos de fijación
de salarios en uno u otro segmento (formal versus no formal) y que permiten
dar cuenta de esta brecha? El presente trabajo se ocupará de esa pregunta
usando datos de Argentina.
En la Argentina, un asalariado registrado percibe en promedio una remune-
ración horaria 1.9 veces más elevada que un trabajador no registrado. Si la
brecha se mide en términos de remuneración mensual, la diferencia asciende
a 2.4 veces el salario por mes percibido por un trabajador no formal. Un tra-
bajador asalariado que se desempeña como tal en el segmento no regulado
de la economía es quien percibe la remuneración más baja del conjunto de
ocupados, incluidos los trabajadores por cuenta propia no profesionales, que
también suelen ser vistos como parte del segmento no formal. Los valores
reportados corresponden al año 2020 y no fueron ajustados por otros facto-
res que determinan las remuneraciones como el sexo, la edad, el nivel educa-
tivo, el sector de actividad en el que se desempeñan (ramas), la complejidad
de la tarea realizada, la jerarquía de la ocupación, entre otros. El resultado
del análisis es un dato que surge de simple observación y que, por lo tanto, es
denominado aquí brecha bruta. La primera tarea será, justamente, evaluar si
diferenciales como los marcados persisten una vez controlados todos aquellos
factores que pueden ser empíricamente observados, y que tienen importancia
para la determinación del nivel salarial.
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Existen diversos y muy justificados motivos por los cuales ocuparse de la bre-
cha de remuneraciones entre segmentos del mercado laboral. Mirada en un
sentido positivo, la informalidad laboral puede ser concebida como un paso
intermedio al acceso a los puestos de trabajo formales o como una oportu-
nidad que proporciona ciertas ventajas, tales como flexibilidad horaria, posi-
bilidad de adaptarse a las oportunidades que ofrece el mercado, entre otras.
Lo primero sería especialmente ventajoso para los jóvenes, y lo segundo para
aquellos trabajadores que deben combinar el trabajo remunerado con otro
tipo de trabajo, por ejemplo, el doméstico no remunerado. Pero la informali-
dad también puede ser considerada como una situación de exclusión de tra-
bajadores que no encuentran un espacio en el mercado laboral estructurado;
como un refugio de aquellos que no tienen opciones en el segmento formal.
De hecho, la literatura seminal sobre este tema se ha desarrollado orbitando
en torno a estas dos hipótesis, conocidas como la de informalidad voluntaria
(De Soto, 1988; Maloney y Cunningham, 2001) y la de segmentación (Fields,
2004; Tokman, 1987).
Los estudios que sostienen la voluntariedad de la ocupación informal se apoyan
en los hallazgos de la teoría de los salarios hedónicos (Rosen, 1986) y sugie-
ren que las diferencias de las remuneraciones son solo aparentes, dado que
se están comparando trabajadores con preferencias distintas e inobservables,
dotaciones de capital humano diferentes, que trabajan en firmas diferentes y
que, por esas razones, realizan tareas menos cualificadas y que registran baja
productividad. Las verdaderas barreras a la entrada a la formalidad, si exis-
ten, provendrían de las limitaciones de los trabajadores y de restricciones ins-
titucionales que elevan el costo de funcionar en la formalidad. La pregunta
entonces es ¿qué disparidad de productividad y de remuneraciones perma-
nece incluso luego de controlar aquellos factores que la determinan? En este
sentido es necesario encontrar algún indicador de brecha neta de remunera-
ciones, neta de los posibles determinantes de los ingresos (capital humano,
tipo de empresa, categoría ocupacional) que marcarían disparidades justas al
interior del mercado laboral.
En este trabajo se pretende abonar la hipótesis de la segmentación apelando al
argumento conceptual planteado por Knight (1979): los trabajadores compiten
por puestos en el sector formal, en el cual se verifican asociaciones claras y
significativas entre productividad y remuneraciones. Los puestos disponibles
en el sector formal no satisfacen una demanda que crece a mayor velocidad
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que la acumulación de capital, esto genera un desacople entre crecimiento
de la población activa y absorción de empleo (Prebisch, 1980)3. Trabajadores
con dotaciones dispares, pero en mayor proporción con dotaciones de capi-
tal humano menores que el promedio, pasan al sector informal que ajusta por
precios. Como consecuencia de lo anterior, en ambos segmentos se encuentran
trabajadores de todas las cualificaciones; sin embargo, los que logran conse-
guir posiciones en el segmento formal reciben un premio por la formalidad
(remuneraciones por sobre el promedio de la productividad media) y los que no
logran hacerlo reciben una penalización por la informalidad (remuneraciones
por debajo del promedio), de manera tal que la brecha de remuneraciones se
explicaría por uno u otro factor sin que las dotaciones diferentes puedan dar
respuestas de las disparidades encontradas. Además, la sobrerrepresentación
de trabajadores con dotaciones bajas de capital humano en el segmento no
formal agudiza la competencia y genera una disparidad mayor con sus pares
formales a igualdad de dotaciones. Dado que en este estudio se utilizan datos
de corte transversal, no es posible testear hipótesis de causalidad tal como
está formulada en la argumentación de Knight (1979). Lo que se hace enton-
ces es identificar un conjunto de variables disponibles en la base de datos y
que están asociadas de una manera u otra a la productividad de las personas
ocupadas, igualando las características de las personas ocupadas en ambos
segmentos del mercado laboral y comparando trabajadores observacional-
mente idénticos. Si bien en la mayor parte del artículo los análisis se refieren
a ocupados de todas las categorías (asalariados, independientes, propietarios
de empresas y trabajadores domésticos), no se profundiza en el examen de las
diferencias entre grupos. En todos los casos el interés está puesto en dispari-
dades entre segmento y no entre categorías.
El artículo está organizado en cuatro apartados. En la primera sección se
revisa la literatura pertinente poniendo énfasis en los estudios que abordaron
la disparidad de ingresos entre personas ocupadas en el segmento formal y en
el segmento no formal. En la sección siguiente se describen los datos usa-
dos y se detalla la estrategia metodológica seguida para analizar la eviden-
cia empírica disponible. En la sección de resultados se exponen y se discuten
3 La hipótesis del desacople, como se la emplea en este trabajo, difiere de la que se le da en macroeconomía
en lo que se pone el énfasis en la transmisión (o falta de transmisión) de las fluctuaciones económicas
entre economía con diferente nivel de desarrollo relativo (véase, por ejemplo, García-Herrero y Ruiz, 2008).
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los principales hallazgos. Por último, se resumen las principales conclusiones
y se formula una agenda para trabajos posteriores.
I. Revisión de la literatura
Buena parte de los estudios que buscan identificar causas del cambio en el
nivel y la distribución de los salarios ponen el acento en atributos relaciona-
dos con la oferta y demanda de calificaciones, y sus efectos sobre los retor-
nos a la escolaridad. Así, una de las hipótesis con mayor aceptación en la
literatura sostiene que la evolución de la desigualdad salarial de los Estados
Unidos durante la década del setenta estuvo en buena medida influenciada
por el cambio tecnológico sesgado hacia las calificaciones, ello habría pro-
vocado un aumento en los retornos a la escolaridad (Acemoglu, 2002; Juhn
et al., 1993). Variantes de esta hipótesis fueron usadas para explicar la des-
igualdad en América Latina (Amarante y Jiménez, 2015; López-Calva y Lustig,
2010; Lustig et al., 2013a), y en la Argentina (Cruces y Gasparini, 2009; Lustig
et al., 2013b)4. Estos argumentos, centrados en el lado de la oferta, parten de
un axioma básico: el trabajo es remunerado de acuerdo con su productividad
y la acumulación de capital humano aumenta dicha productividad. La teoría
que se desprende de ese axioma establece que, en condiciones de competen-
cia perfecta en el mercado de trabajo, los salarios reflejan la productividad de
los trabajadores: una mayor educación —al hacerlos más productivos— genera
salarios más altos (Becker, 1962).
Cuando se exploran los componentes de la demanda de trabajo, se encuentran
otras respuestas y otras son las variables que cobran importancia. Sin negar el
papel central que el capital humano desempeña en la explicación de las bre-
chas, la cualificación aparece aquí como un atributo del puesto laboral, más
que del trabajador5. Asimismo, el cambio tecnológico, clave de la explicación
del aumento de la desigualdad en los Estados Unidos, está reflejado aquí por
las ramas de actividad y el tamaño de la firma, y también es probable que
4 Estos marcos conceptuales suelen añadir los factores institucionales (como la importancia del sindicato
y el nivel del salario mínimo, por ejemplo) a fin de explicar ciertas especificidades nacionales (DiNardo
et al., 1996).
5 En este sentido, la cualificación puede ser entendida como conjunto de habilidades y conocimientos
necesarios requeridos por la ocupación.
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resulte capturado por la cualificación requerida por el puesto. De esta forma,
pueden identificarse variables relacionadas con la distribución de los traba-
jadores por sector económico (concentración horizontal), por complejidad del
puesto (concentración vertical) y por tamaño del establecimiento, las cuales
fueron tratadas con más detalle en la literatura dedicada a la segregación
ocupacional y a otros aspectos específicos de los mercados de trabajo de las
economías con menor nivel de desarrollo relativo (Cornia, 2010; Fields, 2004;
Osterman, 1975; Reardon y Bischoff, 2011).
En esta línea se encuentran estudios que muestran que la reducción de la
desigualdad observada en los países de América Latina en general, y en la
Argentina en particular, tuvo que ver con la formalización de las perso-
nas ocupadas en el segmento informal de la economía y que se incorpora-
ron a la formalidad durante la expansión ocurrida en la primera década del
presente siglo (Beccaria et al., 2015; Becaria y Maurizio, 2018; Maurizio y
Vázquez, 2015). Aprovechando la posibilidad que ofrecen las encuestas de
hogares de construir paneles cortos, estos estudios analizan los flujos hacia
la formalidad laboral, las causas e interrelaciones de este proceso con los
cambios ocurridos en las instituciones laborales y la disminución de la des-
igualdad de remuneraciones. Los resultados muestran que la formalización
en la Argentina alcanzó a todas las categorías de trabajadores y que fue
acompañada de cambios institucionales que tuvieron un efecto igualador
de los ingresos laborales.
La segmentación laboral se presenta entonces como un elemento clave para
entender brechas salariales persistentes en los mercados laborales latinoa-
mericanos (Beccaria y González, 2006; Beccaria y Groisman, 2008; Bertra-
nou, 2012; Fields, 2009; Patrap y Quintín, 2003; Paz, 2013; Waisgrais, 2001).
Este marco conceptual liga la marcha y la estructura del mercado laboral a la
estructura productiva, y tiene su origen en los modelos teóricos que plantean
dualidad como los de Harris y Todaro (1970) y Lewis (1954, 1979). El sector
moderno y dinámico de estos modelos podría asemejarse a lo que aquí se
denomina segmento formal y el sector tradicional al segmento no formal. Lo
importante en este caso es que en cada sector rige un mecanismo de deter-
minación de salarios y que no existe un flujo de trabajadores entre segmentos,
dado que existen barreras a la entrada en el segmento formal. La insuficiencia
dinámica de este sector, comparada con la tasa de crecimiento de la población
activa (Prebisch, 1980), crea un plustrabajo (Wang y Piesse, 2013) que orbita
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en torno al mercado formal cumpliendo varias funciones: mantener los sala-
rios del segmento formal lo suficientemente reducidos y generar competiti-
vidad de mercado y, al mismo tiempo, hacer las veces de salario de eficiencia
(Shapiro y Stiglitz, 1984) en el propio segmento formal6. Nótese que cuando
se produce el tránsito entre segmentos, la desigualdad cambia de nivel como
lo muestra la evidencia que presentan Beccaria et. al. (2015) y otros docu-
mentos mencionados antes.
Se plantea que, en el segmento no formal de la economía, los factores que
generan brecha de remuneraciones no operan (o lo hacen con menor inten-
sidad) que en el sector formal. Esto no es sino un desprendimiento de la
interpretación que hace Knight acerca del papel de la educación en la deter-
minación de los salarios en estructuras laborales, en las cuales los traba-
jadores compiten por el puesto y no por el salario (Beccaria, 2006; Knight,
1979). Esta idea no es incompatible con otros atributos que caracterizan a
un puesto, como, por ejemplo, su nivel de riesgo o, en términos más gene-
rales, sus características no monetarias (Rosen, 1986), el grado de dificul-
tad de control de tareas (Shapiro y Stiglitz, 1984) o el nivel de cualificación
requerido para su desempeño, entre tantos otros. Se diferencia sí del modelo
neoclásico tradicional en el que los trabajadores compiten por el salario que
ellos están dispuestos a aceptar. En el modelo que se presenta aquí los tra-
bajadores compiten por oportunidades de empleo con un salario que está
fijo y asociado a la ocupación. La base de la competencia está dada por el
costo de capacitación que requieren los trabajadores para desempeñarse
en el puesto. Se habla de “capacitación” distinguiéndola de la “educación”,
la primera es la que se realiza en el puesto de trabajo (a veces también se
la llama educación no formal), mientras que la segunda se supone que la
imparte el sistema educativo7.
6 Prebisch llama a este fenómeno la “tendencia excluyente del sistema” que estaría provocada por un
consumo suntuario de las clases altas de los países periféricos y por una transferencia del excedente
a los países centrales: “Esta insuficiente acumulación de capital, tanto en bienes físicos como en
formación humana, y el crecimiento extraordinario de la población, explican fundamentalmente que
el sistema no pueda absorber con intensidad los estratos inferiores de la estructura social.” (Prebisch,
2008, p. 28).
7 En la economía neoclásica esta distinción se hace separando el capital humano específico (capacitación)
y el general (educación).
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II. Fuente de datos y métodos
A. Datos
Este trabajo utiliza datos de la Encuesta Nacional a Trabajadores sobre Condi-
ciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) realizada en la Argentina
en el año 2018. La ECETSS fue promovida por la Superintendencia de Riesgos
del Trabajo (SRT), a través del Observatorio de Salud y Seguridad en el Trabajo,
y diseñada, planificada e implementada en forma conjunta con la Dirección
General de Estudios Macroeconómicos y Estadísticas Laborales de la Secre-
taría de Gobierno de Trabajo y Empleo, ambos dependientes del Ministerio
de Producción y Trabajo, con el apoyo de la Organización Iberoamericana de
Seguridad Social. La ECETSS contiene datos representativos de un universo
estimado de 16 millones de trabajadores residentes en localidades urbanas
de la Argentina y tuvo por objetivo proporcionar información sobre la situa-
ción de empleo y trabajo, protección social, salud y seguridad laboral desde la
perspectiva de la población trabajadora.
A diferencia de la principal fuente de datos para el estudio del mercado laboral
en la Argentina, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la ECETSS permite
caracterizar con un alto nivel de detalle las condiciones de empleo, trabajo
y salud del total de la población ocupada, incluyendo a los trabajadores no
cubiertos por el sistema de riesgos del trabajo; identificar áreas prioritarias
de acción para mejorar las condiciones de trabajo, empleo y salud; diseñar y
monitorear programas preventivos; realizar comparaciones internacionales y
aportar al conocimiento global. Otra ventaja importante de la ECETSS frente
a la EPH consiste en haber aplicado una definición única, regular y sistemá-
tica de informalidad laboral al conjunto de ocupados.
B. Grupos considerados
Para caracterizar a la persona ocupada se tuvo en cuenta la ocupación prin-
cipal de los trabajadores, entendiéndose por tal aquella en la que la persona
encuestada trabaja más horas por semana. Solo en aquellos casos en los que
una persona ocupada dedica un número de horas idéntico en dos o más ocupa-
ciones, la ocupación principal es la que le aporta los mayores ingresos. En todas
las estimaciones realizadas se tuvo en cuenta la categoría de la ocupación,
distinguiendo entre empleadores, asalariados, independientes y trabajadores
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domésticos. El primer grupo está compuesto por las personas que trabajan
sin relación de dependencia, que son únicos dueños o socios activos de una
empresa y que, como tales, establecen las condiciones y formas organizativas
del proceso de producción, y emplean como mínimo una persona asalariada.
Además, aportan al proceso de producción los instrumentos, maquinarias
o instalaciones necesarias para que desarrollen sus tareas. Los trabajadores
por cuenta propia son los que tienen su propio negocio y no emplean traba-
jadores o los emplean solo de vez en cuando o por temporada. Los trabaja-
dores asalariados desarrollan su actividad en relación de dependencia, lo que
implica que las formas y condiciones organizativas de la producción le son
dadas y también los instrumentos, instalaciones o maquinarias, y él aporta su
tiempo de trabajo.
Como se adelantó en el apartado anterior, esta manera de clasificar a la
población ocupada tiene una clara ventaja sobre la EPH. A diferencia de esa
fuente, la ECETSS permite diferenciar formalidad en las cuatro categorías ocu-
pacionales mencionadas en el párrafo anterior, y no solamente en los puestos
asalariados, esto amplía la potencialidad de las conclusiones al conjunto de
la fuerza de trabajo del país. En todos los casos, la definición de informali-
dad responde a la llamada “definición legal” de la formalidad, que tiene que
ver con la existencia o no de descuentos (o pagos) jubilatorios. Para los tra-
bajadores asalariados y los trabajadores domésticos en casas particulares, la
ECETSS indaga si el empleador hizo el aporte en concepto de jubilación, obra
social y otros. Entre los trabajadores independientes (cuenta propia y emplea-
dores) averigua sobre el pago de la jubilación (puede ser a través del pago del
monotributo, monotributo social, autónomos, caja provincial o profesional).
Quedan diferenciados así ocho grupos de trabajadores según la categoría
ocupacional (asalariado, trabajador doméstico de casa particular, trabajador
por cuenta propia y empleador) y el segmento en el que desarrolla la activi-
dad (formal y no formal).
Resulta necesario aclarar que lo anterior no implica afirmar que la formali-
dad de una ocupación está definida solamente por el aporte de trabajadores
y empleadores al sistema de seguridad social. Lo que se hizo fue explotar una
posibilidad que ofrece la fuente de datos usada para diferenciar los segmen-
tos con un criterio homogéneo observando comportamientos en un segmento
regulado o formal y otro no regulado o no formal. Podría haberse trabajado
con la denominada definición productiva (Tokman, 1987) o con una com-
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binación de ambas (Hussmanns, 2004), pero la idea fue evaluar empírica-
mente las diferencias de ingresos entre sectores diferenciados entre sí con
una definición única que de una manera u otra suele ser usada como proxy
de la formalidad/informalidad de las personas ocupadas. Esta posibilidad no
existe en otras encuestas que permiten analizar brechas de remuneraciones
en la Argentina.
C. Estrategia metodológica
El objetivo de este artículo es proveer evidencia sobre la magnitud de los dife-
renciales salariales entre los segmentos formal e informal y su posible aso-
ciación con las características de los trabajadores en cada sector. El primer
problema por resolver equivale a descomponer las diferencias de las distribu-
ciones de los ingresos entre los dos grupos, en una parte, debida a las carac-
terísticas específicas de cada uno de ellos, y en otra parte, por otros factores.
Esto es lo que hacen Blinder (1973) y Oaxaca (1973) en sus estudios semina-
les acerca de las diferencias de salarios entre hombres y mujeres. Las descom-
posiciones de este tipo conducen a identificar las fuentes de las diferencias
entre dos distribuciones: la observada y una que podría denominarse contra-
factual. En este sentido, una distribución contrafactual puede pensarse como
el resultado de un cambio en la distribución de un conjunto de covariables X
que determinan el cambio en el valor de una variable de resultado Y.
Para an alizar la s d iferen cias de ing resos ent re segme ntos a lo largo d e t oda
la distribución, se seleccionó el procedimiento propuesto por Chernozhukov
et al. (201 3). E ste m étod o es s imil ar al de Ju hn et al. (19 93) y al de DiNa rdo et al.
(1996), pero a diferencia de aquellos, los estimadores que permiten evaluar los
efectos distributivos se obtienen con RC.
Para e ntende r el signi ficado de la desc omposi ción, cada compon ente de la des-
composición de Chernozhukov se llamará DYF F
YF FYNF NF
=
||
a l a di fer enc ia ( )
de los valores observados de las remuneraciones (Y) de personas ocupadas en
el segmento formal (F) y no formal (NF ). En este caso F(.) denota la distribu-
ción de dichas remuneraciones en uno y otro sector. Con algunas transforma-
ciones algebraicas, esta diferencia puede ser escrita de la manera siguiente:
DYF FFF
YF FYNF FYNF FYNF NF
=
+
||
||
!
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Esta expresión toma en cuenta las combinaciones de la distribución contrafac-
tual que se obtiene de simular la distribución de los ingresos en el segmento no
formal cuando los trabajadores tienen las características de los que se desem-
peñan en el segmento formal ( FYNFF|). El primer componente del lado derecho
de la expresión anterior muestra las diferencias de los parámetros para cada
punto de la distribución de los ingresos (o estructura de las remuneraciones),
mientras que el segundo componente revela las diferencias en las dotaciones
o características de cada grupo de trabajadores, también a lo largo de toda la
distribución. Es importante señalar que estos efectos no necesariamente tie-
nen una interpretación causal sin condiciones adicionales. La teoría propuesta
por Chernozhukov et al. (2013) cubre tanto el análisis de descomposición des-
criptivo como el análisis de política causal, porque los objetos econométri-
cos —las distribuciones contrafactuales y sus funcionales— son los mismos
en ambos casos.
Este método ofrece tres grandes ventajas frente a otros alternativos como el
de Machado y Mata (2005) o Melly (2005). Primero, permite estimar interva-
los de confianza para los efectos en las remuneraciones que están en función
de los factores que se suponen asociados a la productividad de las personas
ocupadas (resumidos en la matriz X), y así cuantifican su importancia econó-
mica y estadística. Segundo, proporciona una descomposición de la varianza
del efecto de la estructura de las covariables: efectos dentro del grupo y entre
grupos. Por último, tiene un sustento teórico sólido desde la perspectiva eco-
nométrica, lo que suma validez y confianza al análisis empírico.
III. Resultados
A. La brecha
Los datos del Cuadro 1 permiten formarse una primera idea de la diferencia
de remuneraciones entre ocupadas/os en los segmentos formal y no formal
de la economía argentina.
Las primeras cuatro columnas muestran cuántas veces es más elevado el ingreso
de un trabajador del segmento formal respecto al del no formal (las dos pri-
meras columnas), y el porcentaje de diferencia (columnas 3 y 4). Por su parte,
las columnas (5) y (7) dan cuenta de la diferencia de las remuneraciones entre
Jorge A. Paz 251
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los ocupados del segmento formal y el promedio, y las columnas (6) y (8) la
diferencia de las remuneraciones entre los ocupados del segmento no formal
y el promedio. A las dos primeras se las denomina premio, para destacar que
son las que perciben el segmento formal, y a las dos segundas se les designa
como penalización, para hacer lo propio con el segmento no formal. Lo de
premio o penalización podría considerarse como tal de existir en la economía
una estructura salarial libre de discriminación reflejada en el promedio de
remuneraciones, como la conciben Cotton (1988) y Neumark (1988). Así, del
Cuadro 1 puede constatarse que los ingresos de los ocupados en el segmento
formal son en promedio entre 2.5 (146 %) y 1.5 (55 %) veces más elevados
que los que perciben los ocupados del segmento no formal (mensual y hora-
rio, respectivamente). Puede verse también que la disparidad que existe entre
los ingresos de los ocupados del segmento formal y el promedio es menor que
la que existe entre los ingresos de los ocupados del segmento no formal y el
promedio, lo que sugiere, por un lado, la existencia de premios y penalizacio-
nes y, por otro lado, que los premios son menores que las penalizaciones. Por
último, está claro que las diferencias entre categorías son muy amplias. Las
trabajadoras de casas particulares presentan las menores brechas, y aquellos
que trabajan por cuenta propia las mayores. Asimismo, justamente en estas
dos categorías se cumple que los premios son superiores a las penalizaciones.
Cabe aclarar que en este artículo la diferenciación entre premios y penaliza-
ciones se presenta a primera vista como una idea más estadística que con-
ceptual. Si bien la aproximación que proporciona el Cuadro 1 tiene estas
características, se está suponiendo aquí que existe un diferencial en el pago
Cuadro 1. Brecha de remuneraciones entre trabajadores formales y no formales.
Argentina, 2018
Categoría
Brechas Diferencias por sobre y por debajo
Veces Porcentaje Mes Hora
Mes Hora Mes Hora Premio Penas Premio Penas
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8)
Asalariado 2.1 1.6 107 % 60 % 18 % -43 % 12 % -30 %
Trabajadora doméstica 1.8 1.2 78 % 17 % 51 % -15 % 13 % -4 %
Empleador 2.1 1.5 107 % 45 % 21 % -42 % 12 % -23 %
Cuenta propia 2.7 1.5 165 % 46 % 78 % -33 % 29 % -12 %
Total 2.5 1.5 146 % 55 % 34 % -45 % 18 % -24 %
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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entre personas ocupadas en el segmento formal y el no formal que obedece
a cuestiones estructurales propias de ambos segmentos y que están conteni-
das en las hipótesis del desacople (Prebisch, 1980) y del filtrado hacia abajo
(Knight, 1979). En este caso, como se dijo antes, la estructura salarial libre
de premios y penalizaciones estaría representada por la remuneración media
de la economía, de la misma manera que la productividad media se aproxima
calculando el cociente entre el producto agregado sobre el total de ocupados
en una economía. Por cierto, el indicador no es preciso, dado que una per-
sona ocupada en el segmento formal puede que sea remunerada por sobre
el promedio por una serie de características y no simplemente por un premio
por pertenecer a ese segmento. Ese es justamente el tema que se aborda en
la próxima sección aplicando los principios que desarrollan Cotton (1988) y
Neumark (1988) a toda la distribución de los ingresos. En suma, estos autores
proponen que los premios y las penalizaciones se observan una vez contro-
lados todos los factores que pueden controlarse (dotaciones) y que estarían
asociados a la productividad de las personas ocupadas.
B. Los grupos y sus dotaciones
La prevalencia de la informalidad varía mucho entre los grupos o categorías
que conforman cada segmento del mercado laboral. Ante una media general
del 43 % de ocupados no formales, se observan valores que se sitúan entre un
mínimo del 23 % (empleadores) y un máximo del 77 % (trabajadoras de casas
particulares o empleadas domésticas) (Figura 1). Debe tenerse presente que
el total observado es un promedio ponderado de estas situaciones disímiles
de formalidad/informalidad, dentro de una estructura ocupacional con fuerte
predominio del empleo asalariado. Como puede constatarse también en la
Figura 1, casi dos de cada tres trabajadores se encuentran en esta situación,
porcentaje que sería aún mayor de sumar al grupo de asalariados a las traba-
jadoras de casas particulares.
También hay diferencias entre grupos tanto en la remuneración como en
las variables independientes que la determinan. Estas últimas se denominan
dotaciones en el análisis de descomposición realizado más adelante. La remu-
neración más alta corresponde a empleadores y la menor a las trabajadoras
domésticas (que, coincidentemente, son los grupos con menor y mayor infor-
malidad, a correspondencia). Parte de la diferencia de ingresos podría expli-
carse por los valores que asumen las variables explicativas: nivel educativo,
Jorge A. Paz 253
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edad (como proxy de la experiencia), cantidad de horas dedicadas al trabajo,
entre otras. Los empleadores son los que más horas semanales dedican al tra-
bajo, los que tienen mayor nivel educativo, los que tienen más edad, a la vez
que se trata del sector que tiene una mayor proporción de hombres. Como se
analizará enseguida, estas dotaciones están correlacionadas positivamente con
los ingresos percibidos. En orden de prelación, los empleadores son seguidos
por los trabajadores asalariados. Estos, comparados con el resto (no empleado-
res), tienen el nivel educativo más elevado y trabajan más horas. Para finalizar
este breve resumen descriptivo de la distribución de dotaciones, puede verse
que entre las trabajadoras de casas particulares (casi todas mujeres) se con-
centra la mayor proporción de no nativas, trabajan comparativamente pocas
horas (probablemente ligado a responsabilidades de cuidado en sus hogares)
y tienen un nivel de escolaridad comparativamente bajo.
Es necesario aclarar que las diferencias de dotaciones se analizaron teniendo en
cuenta los promedios de cada grupo. Si en lugar de los promedios se evalúa la
distribución en su conjunto, pueden verse detalles que añaden interés al tema
analizado en este artículo. Solo para ejemplificar puede considerarse la distribu-
ción del nivel educativo en cada una de las situaciones ocupacionales evaluadas:
Figura 1. Participación de cada categoría en la fuerza laboral total y tasa de preva-
lencia de la informalidad laboral en cada categoría. Argentina, 2018
63
8
2
26
29
77
23
68
0
20
40
60
80
100
Asalariados Trabajadoras
domésticas
Empleadores Cuenta propia
(%)
Participación Tasa
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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asalariados, trabajadoras de casas particulares, empleadores y cuentapropistas.
El nivel educativo es un buen indicador de las dotaciones de los ocupados. En
todas las categorías se encuentran ocupados de diferente educación. Así, por
ejemplo, el menor nivel educativo de las trabajadoras de casas particulares surge
por una concentración importante de dichas ocupadas en categorías de nivel
educativo bajo y muy bajo, aunque haya dentro de ese grupo trabajadoras de
nivel educativo más alto.
Por ese motivo resulta necesario igualar dotaciones (calcular las disparida-
des netas) a fin de comparar las remuneraciones entre grupos similares. Esto,
además, ayuda a ver si un ocupado en una determinada posición en la distri-
bución de dotaciones percibe una remuneración idéntica a otro situado en la
misma posición, pero desempeñándose en otro sector o segmento del mer-
cado laboral. La hipótesis nula en este caso asume que no deberían encon-
trarse diferencias una vez controlados aquellos factores que impactan sobre
la productividad del trabajo generando diferencias de remuneraciones. Pero,
como se verá enseguida, esas diferencias no solo están correlacionadas con
los ingresos, sino también con el pago que en cada sector se realiza por cada
uno de los determinantes considerados.
C. Aproximaciones a la brecha neta y las distribuciones
En el Cuadro A.1 del Anexo se presentan los estadísticos descriptivos en
las variables usadas en el análisis condicional. El Cuadro A.2 permite tener
una primera aproximación de los premios a la formalidad laboral o pena-
lizaciones a la no formalidad, controlado el efecto de las demás variables
explicativas incluidas en las funciones de ingreso. Nótese que la brecha
de remuneraciones entre formales y no formales difiere marcadamente
entre las categorías analizadas, independientemente del nivel educativo,
la edad, la educación, entre otras, de los trabajadores: 60 % para asalaria-
dos, 39 % para trabajadoras de casas particulares, 53 % para empleadores
y 96 % para cuenta propia.
Además de estas diferencias promedio, la Figura 2 revela que existen osten-
sibles disimilitudes de las distribuciones de las remuneraciones entre traba-
jadores formales y no formales. Las remuneraciones de los primeros tienen
una distribución más concentrada en torno a su media, una curtosis mayor,
y está ubicada claramente a la derecha con un solapamiento menor en las
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partes extremas opuestas (baja y alta). En suma, los ingresos difieren entre
segmentos no solo en nivel, sino en la manera en que están distribuidos.
Esto advierte acerca la necesidad de mirar la totalidad de la distribución en
el momento de examinar las brechas. Pero, además de estas diferencias, las
remuneraciones difieren también, entre otros aspectos, entre la condición
laboral de los trabajadores.
También en la Figura 2 se destacan las diferencias de las distribuciones de las
categorías analizadas. Llama la atención la similitud de las distribuciones entre
trabajadoras y trabajadores asalariados y trabajadoras de casas particulares,
y la distribución bimodal de las remuneraciones de los empleadores. Es desta-
cable la superposición de la masa de las distribuciones de las remuneraciones
más altas de asalariados y más bajas de los empleadores. Estos aspectos, junto
con otros como la bimodalidad de algunas distribuciones, refuerzan la nece-
sidad de considerar la segmentación del mercado laboral como un factor de
disparidad de remuneraciones. Como se verá, las brechas que verdaderamente
establecen diferencias de estructura son las que se deben a los segmentos más
que a la categoría de los trabajadores.
Figura 2. Densidades de Kernel, ingresos mensuales según formalidad del empleo
(izquierda) y situación ocupacional (derecha)
00.20.40.60.8
4 6 8 10 12 14
Ingresos (log)
Formal No formal
00.20.40.60.8
)lenreK( dadisneD
)lenreK( dadisneD
4 6 8 10 12 14
Ingresos (log)
Asalariadas/os Domésticas
Empleadoras/es Independientes
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
La Figura 2 advierte asimismo que la evaluación del origen y la naturaleza
de la brecha requiere trascender los promedios, como lo presentan las des-
composiciones tradicionales al estilo Blinder-Oaxaca, y observar lo que ocurre
a lo largo de la distribución de las remuneraciones de los ocupados.
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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D. Descomposiciones
Las diferentes dotaciones de ocupados formales y no formales lograron
explicar el 55 % de la disparidad observada. Este resultado corresponde a la
estimación que toma los pagos promedios (formal-no formal) de la econo-
mía como ponderadores de las predicciones (Columna 1-Cuadro 2). Cuando
se pondera por los parámetros de cualquiera de los dos grupos (Columnas
2 y 3-Cuadro 2), los porcentajes explicados de la brecha son menores. Las
variantes se deben al conocido problema de los números índices, que alude
a la sensibilidad del resultado al cambio de los ponderadores. Independien-
temente de estas consideraciones de tipo estadístico, la brecha positiva
favorable a las personas ocupadas en el segmento formal es un resultado
robusto. La significatividad de la diferencia es superior al 99 % en todos los
casos %, como también lo son los componentes explicados y no explicados.
Tomando los desvíos estándar que figuran en la estimación, podría afirmarse
que la brecha se reduce a la mitad al incorporar los factores incorporados
como controles.
Cuadro 2. Brecha de remuneraciones entre trabajadoras/es formales y no formales.
Argentina, 2018
Pooled Formales No formales
(1) (2) (3)
Predicción formal 9.839*** 9.839*** 9.839***
(0.018) (0.018) (0.018)
Predicción no formal 8.732*** 8.732*** 8.732***
(0.031) (0.031) (0.031)
Diferencia 1.107*** 1.107*** 1.107***
(0.036) (0.036) (0.036)
Explicado 0.610*** 0.528*** 0.410***
(0.031) (0.032) (0.068)
No explicado 0.497*** 0.579*** 0.697***
(0.032) (0.035) (0.072)
Observaciones 8966 8966 8966
Nota. Los asteriscos indican significancia: ***1 %, **5 %, *10 %. La ausencia de asteriscos indica que el pa-
rámetro estimado no resulta significativo a los niveles anteriores. Entre paréntesis se reportan los desvíos
estándar estimados.
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
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No ocurre lo mismo cuando se estiman los componentes de la brecha para
las categorías ocupacionales seleccionadas. Como puede apreciarse en el
Cuadro 3, la parte de la brecha explicada para empleadores (columna 3) no
resulta significativa, lo cual está indicando que toda diferencia entre emplea-
dores del segmento formal y aquellos que se desenvuelven en el segmento no
formal responde a factores que no se pueden observar con los datos dispo-
nibles. Otro tanto ocurre con las trabajadoras de casas particulares, para las
cuales la significancia es marginalmente baja (10 %). Igualmente, llama la aten-
ción que la parte no explicada de la brecha formal-no formal en el grupo de
empleadores sea significativa y no explique la totalidad de la disparidad, sino
tan solo un poco más del 65 % (Columna 3-Cuadro 3). Esto estaría diciendo
que el 45 % estaría explicado por algo que no se está considerando aquí, pro-
bablemente por una interacción entre dotaciones y parámetros. Pero a pesar
de estos resultados, los dos grupos principales (el de asalariados y cuenta pro-
pia) arrojan significancia estadística y robustez.
Cuadro 3. Brecha de remuneraciones entre trabajadores formales y no formales por
categoría. Argentina, 2018
Asalariado Trabajadora de
casa particular Empleador Cuenta propia
(1) (2) (3) (4)
Predicción formal 9.868*** 8.960*** 10.413*** 9.802***
(0.020) (0.064) (0.110) (0.041)
Predicción no formal 8.976*** 8.207*** 9.658*** 8.630***
(0.043) (0.082) (0.132) (0.044)
Diferencia 0.893*** 0.754*** 0.755*** 1.173***
(0.048) (0.104) (0.172) (0.060)
Explicado 0.454*** 0.141* 0.262 0.519***
(0.039) (0.079) (0.187) (0.054)
No explicado 0.439*** 0.613*** 0.493*** 0.654***
(0.043) (0.082) (0.136) (0.063)
Observaciones 5759 659 214 2334
Nota. Los asteriscos indican significancia: ***1 %, **5 %, *10 %. La ausencia de asteriscos indica que el pa-
rámetro estimado no resulta significativo a los niveles anteriores
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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Es probable que en los dos grupos restantes tenga que ver el número de obser-
vaciones que vuelve poco robustas algunas de las estimaciones realizadas8.
No obstante, cabe aclarar que se trabajó en todos los casos con la muestra
expandida. La explicación conceptual pasa por lo que tienen de particular
estas categorías. Están compuestas por trabajadores que realizan actividades
no demasiado diferentes, en ramas homogéneas (en el caso de las trabajadoras
domésticas en una única rama y de los empleadores en un solo tipo de ocu-
pación) y con dotaciones no demasiado diferentes, al menos si se las compara
con los ocupados como asalariados y cuenta propia.
Dado que uno de los desprendimientos de la hipótesis del desacople y la dua-
lidad radica en la diferencia entre premios y penalizaciones a la formalidad
y a la informalidad, respectivamente, en el Cuadro 4 se presentan estimacio-
nes de estos dos componentes de la brecha de remuneraciones que corres-
ponden a la parte no explicada; esto es, a las diferencias de los parámetros.
Cuadro 4. Premios y penalizaciones de remuneraciones entre trabajadores formales
y no formales
Todos Asalariados Domésticas Empleadores Cuenta propia
Predicción formal 9.839*** 9.868*** 8.960*** 10.413*** 9.802***
(0.015) (0.016) (0.064) (0.088) (0.036)
Predicción no formal 8.732*** 8.976*** 8.207*** 9.658*** 8.630***
(0.025) (0.038) (0.082) (0.117) (0.037)
Diferencia 1.107*** 0.893*** 0.754*** 0.755*** 1.173***
(0.029) (0.042) (0.104) (0.146) (0.052)
Explicada 0.610*** 0.454*** 0.141* 0.262* 0.519***
(0.023) (0.029) (0.079) (0.156) (0.045)
Premio -0.497*** -0.439*** -0.613*** -0.493*** -0.654***
(0.033) (0.044) (0.113) (0.139) (0.073)
Penalización 0.993*** 0.878*** 1.226*** 0.986*** 1.308***
(0.064) (0.088) (0.159) (0.251) (0.127)
Observaciones 7584 5028 607 145 1852
Nota. Los asteriscos indican significancia: ***1%, **5%, *10%. La ausencia de asteriscos indica que el pa-
rámetro estimado no resulta significativo a los niveles anteriores.
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
8 En los cuadros en los que se muestran los resultados de las regresiones figura el tamaño de la muestra.
Ver fila “Número de casos”.
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Los datos consignados permiten cuantificar las diferencias en los premios
y penalización. A partir de lo anterior se observa que, en todas las categorías
ocupacionales, los primeros son menores que los segundos. Para el conjunto
de ocupados, las brechas por premios sitúan los ingresos del promedio un 37 %
por debajo del de los ocupados del segmento formal, mientras que los segundos
estarían situando a aquellos un 170 % por sobre los del segmento no formal.
Los Cuadros 2, 3 y 4 se referían a promedios grupales, pero como se discutió
en apartados anteriores, con evidencia clara, los grupos considerados, tanto
los principales formal-no formal como las categorías en las que se clasificó
a la fuerza laboral, muestran marcadas disimilitudes desde el punto de vista
distributivo, por lo que resulta aconsejable realizar descomposiciones en los
diversos puntos que componen la distribución de los ingresos. La Figura 3
avanza en la descomposición a lo largo de la distribución, teniendo en cuenta
los parámetros estimados para las funciones de ingresos de los ocupados en
el segmento no formal. Las Figuras 4a y 4b informan la descomposición para
las dos categorías principales a juzgar por el número de observaciones: asa-
lariados y trabajadores por cuenta propia.
Figura 3. Descomposición de la diferencia de remuneraciones entre ocupadas/os del
segmento formal y no formal
0
1
2
3
4
5
10 20 30 40 50 60 70 80 90
Total Características
Brecha (forma l/no formal )
Percentil de la di stribución de los ingresos
Parámetros
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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Figura 4a. Brecha neta de ingresos entre asalariadas/os del segmento formal y no formal
0
1
2
3
4
5
6
10 20 30 40 50 60 70 80 90
Brecha (forma l/no formal)
Percentil de la dis tribución de las remuneraci ones
Li Diferencia Ls
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
Figura 4b. Brecha neta de ingresos entre trabajadoras/es independientes del segmento
formal y no formal
0
1
2
3
4
5
6
10 20 30 40 50 60 70 80 90
Brecha (forma l/no formal)
Percentil de la dis tribución de las remuneraci ones
Li Diferencia Ls
Fuente: elaboración propia con datos de MTESS-ECETSS.
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Algunos temas para tener en cuenta antes de examinar los datos contenidos
en la Figura 3 se relacionan con el eje de ordenadas que muestra la brecha de
remuneraciones entre ocupados expresadas como el número de veces en que
la remuneración del segmento formal supera a la del segmento no formal. En
el eje de abscisas figuran los percentiles de dichas remuneraciones. Nótese
que si se centra la atención en el percentil 50 (eje de abscisas) se aprecia que
la remuneración de las personas ocupadas en el segmento formal es 2.6 veces
más elevada que la de una persona ocupada en el segmento no formal (línea
del “Total” en la Figura 3). Ese es el promedio cuyos detalles se discutieron en
los apartados anteriores. Las otras dos líneas son las partes que corresponden al
componente explicado y no explicado de la descomposición de Chernozhukov.
La línea de “Total” es la suma de las dos líneas (componente explicado más el
no explicado) más una parte mínima que correspondería a un efecto de inte-
racción entre los componentes. Esa línea no se presenta en la Figura dado que
solo contribuiría a dificultar la lectura de los datos relevantes.
A diferencia de los análisis realizados centrados en los promedios, la Figura 3
muestra claramente que la brecha total entre segmentos es mucho más elevada
en los tramos más bajos de la distribución. Se aprecia también que desciende
hasta el percentil 60 y luego se mantiene más o menos estable para el resto
de los percentiles. Esto implica que la brecha de remuneraciones entre ambos
segmentos está explicada en buena medida por lo que sucede con ocupadas y
ocupados en sectores de baja productividad e ingresos. Aquellos cuyos ingre-
sos se ubican en esos tramos y que logran superar los umbrales que dividen
la informalidad de la formalidad y ubicarse en este último segmento perciben
remuneraciones significativamente más elevadas que sus pares, que quedan
en el segmento no formal. Estas diferencias no son tan elevadas para trabaja-
dores de los estratos de ingresos medios y altos. Ya sea que a estos resultados
se los interprete como premios o penalizaciones, ciertamente los premios a la
formalidad son mayores o las penalizaciones a la no formalidad menores en
los tramos más bajos de la distribución de los ingresos.
Centrando la atención en los componentes de las disparidades, puede verse
que la parte explicada de la brecha (línea de “Características” en la Figura 3) se
mantiene por sobre la no explicada (línea de “Parámetros” en la Figura 3).
Además, ambas partes son similares; no se alejan demasiado una de otra, lo
que permite afirmar que la estructura compuesta por el (aproximadamente)
50 % explicado y el 50 % no explicado, encontrada para el promedio, es válida
La brecha de remuneraciones entre segmentos del mercado
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también en el resto de los ingresos que conforman la distribución. Otro ele-
mento analítico importante que se desprende de la Figura 3 es el ritmo al
que descienden la brecha explicada por las características y la explicada por
los parámetros. Si se toma como base de comparación el percentil 10, puede
observarse que la brecha explicada desciende con menor celeridad que la no
explicada9. En términos conceptuales esto implica que las dotaciones de las
personas ocupadas en puestos con ingresos más bajos son menos importan-
tes para explicar las disparidades entre segmentos (o bien, los ocupados de
ingresos bajos en ambos segmentos son más parecidos entre sí). Dicho de otra
manera, el componente explicado va cobrando importancia relativa para dar
cuenta de la disparidad total en los estratos de ingresos más elevados. Este
efecto podría ser el resultado de los rendimientos decrecientes de los premios
a las dotaciones dentro del segmento formal, o a una supuesta (sin sustento
teórico) mengua de la penalización a las remuneraciones del segmento for-
mal, o a un supuesto (también sin sustento teórico) rendimiento creciente de
los premios a las dotaciones dentro del segmento no formal.
Las Figuras 4a y 4b completan el examen de descomposición distributivo rea-
lizado antes. En ellos se reporta solo la parte no explicada, o brecha neta, para
ocupados como asalariados o trabajadores independientes (se dejan fuera de
los análisis propietarios de empresas u trabajadoras domésticas). Al igual que
la Figura 3, el eje de ordenadas representa la disparidad de remuneraciones
expresadas en el número de veces en que la remuneración de las personas
ocupadas en el segmento formal supera a la remuneración de las ocupadas
en el segmento no formal. Se han homogeneizado los ejes de ambos gráficos,
dado que, como en estos gráficos se agregan los intervalos de confianza de las
estimaciones, es necesario poder realizar comparaciones estrictas entre ellos.
Puede constarse que en ambos tipos de ocupados (asalariados e independien-
tes) se verifica el patrón descendente de la brecha neta conforme aumenta el
nivel de las remuneraciones. Hay, además, dos características distintivas que
revelan estas figuras; por un lado, la mayor dispersión de los valores alrede-
dor del promedio para cada uno de los percentiles examinados entre los ocu-
pados por cuenta propia y, por otro lado, el descenso monótono de la brecha
9 Por una cuestión de escala esto no se aprecia con plenitud en la Figura 3. Pero si se toma como base el
percentil 10 haciendo su valor igual a 100, en el percentil 90, el componente explicado por características
desciende a 74, mientras que el explicado por parámetros lo hace a 66.
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a mayor ingreso entre los asalariados. En casos como estos es donde puede
visualizarse claramente la importancia de contar con intervalos de confianza
para las estimaciones. Nótese que las comparaciones relevantes en términos
distributivos corresponden a las diferencias entre ocupados y ocupados de los
percentiles bajos contra los elevados (el percentil 40 parece marcar la diferen-
cia) y solo para asalariados. Este resultado no es necesariamente desalentador.
Advierte más bien que un análisis de descomposición basado en los prome-
dios no se aleja demasiado de la realidad cuando se evalúan las brechas entre
trabajadores independientes, mientras que, cuando se trata de asalariados, la
distribución importa más que en el resto de las categorías.
IV. Conclusiones
En este documento se proporcionó evidencia sobre la magnitud de los diferen-
ciales de remuneraciones entre los segmentos formal e informal de la econo-
mía argentina y su posible asociación con ciertas características ligadas a la
productividad de los trabajadores en cada uno de esos segmentos. Para ello,
se utilizaron datos de una fuente poco explotada, a saber, la ECETSS, que tiene
como principal ventaja, frente a otras encuestas, la de permitir identificar los
segmentos del mercado laboral con una definición única y homogénea. Esto
no implica desconocer las limitaciones que supone trabajar solamente con la
denominada definición legal de la formalidad que se apoya en el aporte al sis-
tema de seguridad social. Así definido, se constató que el segmento no formal
alberga al 43 % de la población ocupada del país, magnitud que varía según
las categorías de ocupaciones que permite identificar este relevamiento. Se
ha estimado aquí que los trabajadores del segmento formal perciben remu-
neraciones 2.5 veces más elevadas a las de aquellos que se desempeñan en el
segmento no formal de la economía. Se constató que la distancia que separa
las remuneraciones del segmento formal del promedio es menor que aque-
lla que separa al promedio de las remuneraciones más bajas que perciben las
personas ocupadas en el segmento no formal. Siguiendo las propuestas con-
ceptuales y metodológicas de Cotton (1988) y Neumark (1988), esto permitió
inferir que las disparidades encontradas en ambos segmentos se deben más a
penalizaciones al segmento no formal que a premios a la formalidad.
La fuente de datos usada aquí permitió, además, controlar un conjunto impor-
tante de variables que están correlacionadas de manera directa e indirecta
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con las remuneraciones. Lo anterior hizo posible ajustar la brecha total y la
de cada una de las categorías y reducir la disparidad entre segmentos de 2.5
a 1.6 veces. Es decir, las características de los trabajadores son remuneradas
más en el segmento formal que en el no formal. Estos valores, netos del efecto
de dotaciones diferentes de cada categoría ocupacional, permitieron constatar
que las diferencias entre segmentos se verifican en cada una de ellas, y es el
de trabajadores por cuenta propia el que arroja la disparidad mayor (95 %) y el
de trabajadoras de casas particulares la menor (cercana al 40 %). Este último
sector tiene una porción muy elevada de su fuerza laboral en la informalidad:
alrededor del 70 %. En el sector de asalariados la brecha neta se mantiene cer-
cana al 60 % y es, como en los demás casos también, altamente significativa.
Las pruebas de descomposición a lo largo de la distribución de las remune-
raciones dan cuenta de una disparidad más elevada en el estrato de ingresos
más bajos, que es, a la vez, donde se concentra una proporción más elevada
de ocupados no formales.
Se verificó que las características de las personas ocupadas dan cuenta aproxi-
madamente de la mitad de la brecha total. El resto de la disparidad se explica
por una estructura de premios y castigos a dotaciones o características simi-
lares. Este resultado va en línea con lo encontrado en los estudios que exami-
naron la evolución de la desigualdad de ingresos en la Argentina entre los años
2003 y 2012, y que constataron que la reducción se debió, en buena medida, al
tránsito de población ocupada en el segmento no formal al segmento formal
(Beccaria et al., 2015; Maurizio, 2015). Como pudo verificarse, la disparidad
de remuneraciones entre segmento desciende conforme aumenta el ingreso
de las personas ocupadas y van ganando importancia las características por
sobre los premios y castigos a dotaciones similares. Entre los asalariados esta
brecha pasa de casi tres veces en el estrato más bajo (percentil 10) a 1.2 veces
en el tramo más alto (percentil 90), entonces en esta categoría es menos la
dispersión que en la registrada para los ocupados por cuenta propia. Estos
resultados son consistentes con los encontrados para otros países en desa-
rrollo, como por ejemplo Turquía (Tansen y Kan, 2012).
Agradecimientos
Este artículo forma parte de los resultados del proyecto de investigación
No. 2509/0, financiado por el Consejo de Investigación de la Universidad
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Nacional de Salta, Argentina. Se reconoce y agradece el aporte realizado por
dos evaluadores anónimos a una versión previa del presente artículo.
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Anexo
Cuadro A.1. Promedios de las variables principales incluidas en el análisis
Variable Asalariado Trabajadora
Doméstica Empleador Independiente
Ingreso mensual (log) 9.607 8.342 10.161 8.974
Segmento (formal) 0.707 0.254 0.665 0.294
Horas semanales (log) 3.580 2.796 3.750 3.393
Edad (años) 39.03 43.53 48.49 43.13
Sexo (varón) 0.592 0.007 0.682 0.604
Escolaridad (años) 12.0 9.0 12.7 10.9
Condición de migración
Nativo 0.959 0.901 0.961 0.953
Empleo único 0.840 0.728 0.841 0.903
Región de residencia
Noroeste Argentino (NOA) 0.099 0.109 0.187 0.136
Nordeste Argentino (NEA) 0.072 0.097 0.048 0.099
Cuyo 0.065 0.068 0.095 0.069
Centro 0.364 0.294 0.366 0.347
Sur 0.059 0.065 0.040 0.047
Generación de nacimiento
Centeniales (1995-2002) 0.110 0.072 0.003 0.076
Milleniales (1985-1995) 0.288 0.198 0.165 0.228
Masculinidad
Rama 0.553 0.485
Ocupación 0.494 0.544
Capacitación 0.402 0.026 0.336 0.181
Total de casos (expandido) 9 431 591 1 098 182 221 543 3 474 795
Fuente: elaboración propia con datos de METSS, ECETTS.
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Cuadro A.2. Estimación preliminar funciones de ingresos básicos por situación ocupacional
Asalariados Trabajadoras
Domésticas Empleadores Independientes
Segmento formal 0.469*** 0.327*** 0.425*** 0.666***
(0.021) (0.055) (0.154) (0.046)
Horas 0.509*** 0.638*** 0.054 0.488***
(0.017) (0.028) (0.141) (0.024)
Edad 0.035*** 0.046*** 0.021 0.036***
(0.007) (0.017) (0.045) (0.014)
Edad2 -0.000*** -0.000** -0.000 -0.000***
(0.000) (0.000) (0.000) (0.000)
Varón 0.224*** -0.266 0.515*** 0.517***
(0.020) (0.254) (0.153) (0.045)
Escolaridad 0.061*** 0.023*** 0.049*** 0.057***
(0.002) (0.007) (0.017) (0.005)
Nativo 0.102** 0.171** 0.124 -0.233***
(0.040) (0.078) (0.300) (0.086)
Único empleo 0.134*** 0.170*** -0.456*** 0.163***
(0.022) (0.052) (0.161) (0.062)
NOA -0.337*** -0.458*** -0.788*** -0.260***
(0.028) (0.078) (0.170) (0.059)
NEA -0.349*** -0.353*** -0.924*** -0.256***
(0.032) (0.082) (0.288) (0.066)
Cuyo -0.229*** -0.279*** -0.616*** -0.271***
(0.033) (0.092) (0.224) (0.075)
Centro -0.109*** -0.111* -0.152 0.052
(0.019) (0.060) (0.154) (0.046)
Sur 0.160*** 0.182** 0.301 0.171*
(0.035) (0.092) (0.291) (0.089)
Centeniales 0.013 0.046 0.321 -0.221
(0.063) (0.183) (1.014) (0.147)
Mileniales 0.079** 0.227** 0.015 0.006
(0.036) (0.108) (0.272) (0.083)
Rama masculina 0.035* 0.042 0.123***
(0.019) (0.156) (0.047)
Ocupación masculina 0.127*** 0.052
(0.020) (0.048)
Capacitación 0.121*** -0.139 0.178 0.050
(0.017) (0.135) (0.137) (0.049)
Ordenada 5.396*** 4.909*** 8.498*** 5.480***
(0.193) (0.458) (1.342) (0.376)
Observaciones 5028 559 145 1852
R2 ajustado 0.523 0.636 0.523 0.500
Nota: asteriscos proporcionan nivel de significancia: ***1 %, **5 %, *10 %. Ausencia de estadístico indica que
no puede rechazarse la hipótesis nula. Entre paréntesis se muestran los errores estándar sin reportar el signo.
Fuente: elaboración propia con datos de METSS, ECETTS.

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