Carta al editor: a la memoria del Maestro Alonso Carrascal Conde
| Autor | Gustavo Galvis Arenas |
| Cargo | Profesor Facultad de Derecho Unab |
| Páginas | 14-15 |
Carta al Editor:
A la memoria del Maestro
Alonso Carrascal Conde
La vida del ser humano es transitoria, pero se hace inmortal el hombre
cuando deja una estela de ideas y el recuerdo de su vida creativa. Se nos
fue el Dr. Alonso Carrascal Conde, pero estará para siempre entre
nosotros porque fue un hombre de bien. Cuando el lunes terminaba yo
mi clase por la tarde me encontré con el Dr. Jorge Eduardo Lamo, decano
de la Facultad de Derecho de la UNAB y me dio la infausta noticia. No
podía creerlo, porque a pesar de que el ilustre jurista se encontraba
enfermo, todas las perspectivas eran positivas y estábamos seguros de
que pronto estaría de nuevo entre nosotros. Lo conocí en mí ya lejana
juventud cuando estudiábamos en el Colegio San Pedro Claver, después
nos encontramos en Pamplona en el Colegio Provincial y más tarde
fuimos compañeros en la Universidad Libre. Recibimos en el mismo día
el diploma de abogados de manos del ilustre catedrático Gerardo
Molina.
Alonso Carrascal ejerció la profesión de abogado durante casi toda su
vida. Fue un excelente jurista. Pero también fue un intelectual de
izquierda, tuvo el gran mérito de ser consecuente con sus principios y
nunca claudicó de ellos. En su fecundo paso por la Universidad
Autónoma fue respetado por su integridad y nunca recibió algún
llamado de atención por sus ideas. Disfrutó de su cátedra en la
Universidad Industrial, admirado y respetado por sus alumnos, se
convirtió en un verdadero maestro. Se fue en el momento más
inoportuno porque estaba en lo mejor de su producción intelectual y se
esperaba de él un maravilloso futuro. Había terminado de escribir un
libro sobre filosofía y estaba en la etapa de corrección. Era su gran
sueño. Sus ilusiones no eran mundanas sino intelectuales. Tuvo 4 hijos
en sus dos matrimonios y se había convertido en un verdadero héroe
para sus descendientes. Su primera compañera, Piedad, ya se fue, se le
adelantó. Hoy Mariela, su actual compañera todavía no entiende por qué
se fue Alonso.
Sus alumnos lo recuerdan con cariño. Era un verdadero maestro de
juventudes. Los jóvenes lo respetaban y les gustaba dialogar con su
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