Cartografías del territorio
| Autor | Juan Eduardo Moncayo Santacruz |
| Páginas | 51-72 |
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Cartografías del territorio
Puede decirse que el territorio rural colombiano se ha venido confi-
gurando en el conflicto entre modelos dominantes y procesos de au-
todeterminación. Por modelos dominantes se entiende los modos de
vida rural agenciados por las instituciones políticas, los gobiernos, los
gremios económicos y las estructuras militares, en procura de la confor-
mación del Estado nación; por procesos de autodeterminación, aquellas
dinámicas sociales rurales (indígenas, negras y mestizas) que, a fuerza
de ser marginadas y de reconocer su identidad, han ido acumulando un
conjunto de prácticas culturales, económicas, sociales, políticas y am-
bientales que poco a poco se van perfilando como modos alternativos
de vida rural. En las primeras décadas del siglo
xxi
, ese conflicto entre
modelos de desarrollo rural dominantes y modos alternativos de vida
rural se fue caracterizando, a mi juicio, por la tensión entre dos triadas
básicas: por un lado, modernidad, desarrollo, Estado Nación y, por otro,
cambio civilizatorio, vida, autonomías territoriales (figura 3).
Figura 3. Tríadas del conflicto entre modelos dominantes y procesos
de autodeterminación
Estado nación
Autonomía
territorial
Desarrollo
Cambio
civilizatorio
Modernidad
Vida
Fuente: elaboración propia.
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El territorio como poder y potencia
La primera triada representa el hilo conductor de los modelos de de-
sarrollo rural dominantes implementados en Colombia desde mediados
del siglo
xx
hasta la fecha y la segunda, los avances que han ido surgiendo
de las diversas alternativas de vida halladas por las organizaciones socia-
les colombianas desde la invención de América. Sin embargo, pensar la
configuración de los territorios rurales colombianos como producto del
conflicto entre modelos dominantes y procesos de autodeterminación exi-
ge —además de identificar en cada momento y lugar las fuerzas oficiales,
antioficiales y oscilantes (De Gregory, 2002) que orientan la construcción
de territorio— precisar lo que se entiende por construcción territorial.
Pues una cosa es abordar el territorio teniendo como punto de partida el
sujeto de la modernidad y otra abordarlo cuando el punto de partida
es la vida. Siendo el objeto de estudio de este trabajo la configuración
territorial, este capítulo explicita elementos y relaciones que subyacen a
esas dos miradas, que parecen develar las diferencias en la comprensión
del territorio, desde la óptica del poder y desde la óptica de su potencia.
En ese orden de ideas, se caracteriza el territorio de lo humano como
fuerza creadora de formas de sentir, de conocer, de pensar territorialidades,
y se identifican los sistemas fundamentales que se articulan en el territorio,
para definir sus atributos; se evidencia la concordancia de algunas formas
de representación del mismo con las relaciones constitutivas de lo huma-
no y se identifican algunos sistemas que eventualmente podrían usarse
para el estudio del devenir territorial; se contextualizan estos elementos
en referencia al sujeto de la modernidad y, a manera de conclusión, se
presenta el debate que suscitan las fuerzas inmanentes y trascendentes
que eventualmente estarían detrás del conflicto entre procesos de auto-
determinación y modelos dominantes de construcción territorial.
Mapa 1. El territorio de lo humano
Las múltiples referencias bibliográficas sobre la necesidad de entender
la “multidimensionalidad” del concepto de territorio —en razón de
las dinámicas culturales, económicas, sociales, políticas y ambientales
que lo configuran en cada momento y lugar— obligan a relacionar las
diversas posiciones encontradas en una cartografía mínima de lo hu-
mano. Una primera aproximación nos indica que el ser humano, para
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