Colombia: la fractura de la lucha armada bajo la vigilancia del imperio - Izquierdas del mundo, ¡uníos! - Libros y Revistas - VLEX 857365517

Colombia: la fractura de la lucha armada bajo la vigilancia del imperio

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas129-151
129
Capítulo 4
COLOMBIA: LA FRACTURA
DE LA LUCHA ARMADA BAJO LA
VIGILANCIA DEL IMPERIO
Colombia es otro país latinoamericano donde en 2018 se celebran
elecciones presidenciales y donde la cuestión de la articulación
entre fuerzas de izquierda se plantea con especial intensidad.
Tal como podía suceder en Portugal y puede ocurrir en Brasil,
la falta de unidad podría significar que el país, independiente-
mente del sentido global del voto de los colombianos, acabase
siendo gobernado por una derecha neoliberal, hostil al proceso
de paz y totalmente subordinado a los intereses continentales
del imperialismo estadounidense.
Entre los factores que pueden volver inviable o condicionar
fuertemente la articulación entre las fuerzas de izquierda dis-
tingo cuatro: el proceso de paz, la injerencia del imperialismo
estadounidense, las fuerzas de izquierda y el contexto electoral y,
por último, la falta de entendimiento y comprensión, por parte
de las distintas fuerzas de izquierda, del empoderamiento y el
malestar ciudadanos.
130
el ProceS o de Paz28
Mientras escribo estas líneas (enero de 2018), el proceso de
paz se encuentra en una perturbadora encrucijada. Después
de que el Congreso lo refrendara (con modificaciones signifi-
cativas respecto al que se había acordado en La Habana tras
cinco años de negociaciones), el acuerdo entre el Gobierno y las
farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) empezó
a aplicarse a lo largo de 2017, y lo que se puede decir de este
periodo es que no hay muchas esperanzas de que este se cum-
pla. De hecho, la violencia paramilitar contra líderes sociales
aumentó a lo largo del año y, en este momento, debemos sumar
el asesinato de treinta exguerrilleros o sus familiares, además
de más de un centenar de líderes sociales. Al mismo tiempo,
se han iniciado las negociaciones de paz entre el Gobierno y el
eln (Ejército de Liberación Nacional).
El acuerdo de La Habana es un documento digno de aten-
ción porque en él se identifican en detalle las condiciones para
una paz democrática; es decir, una paz basada en la eliminación
de las causas sociales, económicas y políticas que conllevaron
el conflicto armado. El acuerdo era particularmente detallado
con relación a la reforma política y la justicia transicional. Se
admitía que el posconflicto colombiano surgía en un periodo
de crisis del neoliberalismo y que solo tendría alguna viabilidad
de transformarse en un proceso de paz genuino si, a contraco-
rriente, pusiera el foco en consolidar y ampliar la democracia,
es decir, haciendo hincapié en la convivencia democrática de
baja intensidad actualmente vigente. Tras la fársica narrativa
neoliberal —una farsa tan trágica para la mayoría de la pobla-
ción mundial— de que la democracia no tiene condiciones, el
posconflicto se transformaría en un proceso de paz si aceptara
28 En Democracia y transformación social dedico a este tema un capítulo, titulado
“Colombia entre la paz neoliberal y la paz democrática”.

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