La colonización hispánica: el concepto de sociedad homogénea y la cristiandad como categoría fundacional de Occidente - Democracia y humanización en el Chile contemporáneo. Política, sociedad y valores - Libros y Revistas - VLEX 850620468

La colonización hispánica: el concepto de sociedad homogénea y la cristiandad como categoría fundacional de Occidente

AutorLuis Pacheco Pastene/María Antonieta Huerta Malbrán
Páginas45-77
Capítulo I
La colonización hispánica: el concepto de sociedad
homogénea y la cristiandad como categoría
fundacional de Occidente
Descubrimiento, conquista y coloniz ación como proyecto
político-religioso
Cuando hablamos de cristiandad en América Latina, nos referimos a las ca-
racterísticas históricas de un largo periodo, en Europa, en América y en otros
puntos geográficos, donde se expresa mediante esta denominación, no solo
una confesionalidad religiosa, sino, fundamentalmente, lo que podríamos lla-
mar un ethos filosófico-cultural, que define la sociedad de una época, la fun-
damentación de sus valores y la articulación de ellos, dando origen a formas
culturales que no podrían ser reconocidas e interpretadas sin la comprensión
del concepto de cristiandad.
Al referirnos a la cristiandad, tanto en Chile como en el resto de Amé-
rica, nos situamos frente a todo un proceso histórico que involucra el hecho
del descubrimiento, la conquista, la colonización y la evangelización, que se
expresan como una totalidad histórica. De acuerdo con esto:
la Cristiandad no es ni la Iglesia ni el Mundo tomados separadamente. Propia-
mente hablando, la Cristiandad es la unión sociológica original de la Iglesia
y del Mundo, que resulta a la vez de su distinción y de su unificación en el
servicio del Fin Religioso.1
1. Chavasse, et al., citado por Centro Bellarmino “Apostolado”, 83.
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En numerosos trabajos históricos de América Latina y de Chile en par-
ticular se utiliza el concepto de cristiandad,2 pero en los trabajos donde pre-
domina el análisis de tipo político y social, si bien es mencionado, no es usado
como categoría de análisis ineludible para entender los procesos globales de
la historia nacional o regional entre los siglos xvi y xviii, e incluso los primeros
años del xix. Por otra parte, el término se encuentra mucho más difundido y anali-
zado en trabajos que se vinculan o relacionan con la historia de la Iglesia, por
lo cual este concepto se traduce con una fuerte carga religiosa, más que como
una categoría analítica de valor más integral.
Nuestro objetivo central en esta propuesta es especificar un poco más
la naturaleza y los efectos de esta “cristiandad” en la historia política de Chile,
vinculándola a los intentos de leer los hechos históricos en la relación mode-
lo de iglesia-modelo político. Por lo tanto, nuestro trabajo no es una visión
tradicional de la historia eclesial vinculada a la realidad política y social, sino
el intento de una mejor comprensión del hecho político y de la ineludible
presencia y significación en la historia de Chile de la Iglesia como institución,
como actor social y político y como parte constitutiva del ethos cultural que se
ha venido gestando y desarrollando en la formación del Chile contemporáneo
y su realidad sociopolítica.
Intentaremos definir los rasgos más importantes de la expresión histórica
y política de la cristiandad en Chile, haciendo las referencias necesarias a su
contexto latinoamericano. Pero esto también nos obliga a mencionar que esta
cristiandad en Chile y América Latina se inserta en una larga época de la Iglesia,
fundamentalmente en el mundo occidental, y que parte, por señalar un hito,
con la conversión de Constantino. Esta iglesia, que con influjo de hombres im-
portantes y verdaderamente letrados, y dentro de los marcos de una concepción
agustiniana de la historia, contribuye de manera decisiva en la construcción de
2. Algunos historiadores, como Mario Góngora, utilizan el concepto de cristiandad en sus
trabajos, aunque no llevan a cabo una definición clara de las implicaciones del modelo. Del
mismo modo, Jaime Eyzaguirre también incorpora en su historia de Chile el concepto de
cristiandad, pero no lo entiende como un modelo de Iglesia, sino solo como una forma de cultura.
Otros historiadores, como Villalobos y Estellé, ven una unión de la Iglesia con el Estado, pero
no utilizan el modelo de la cristiandad para explicar dicha unión. Mario Góngora, Estudios
sobre la Historia Colonial en Hispanoamérica (Santiago: Editorial Sudamericana, 1998). Jaime
Eyzaguirre, Historia de Chile (Santiago: Editorial Zig-Zag, 1969). Sergio Villalobos y
Patricio Estellé, “La colonia siglo xvii (religión y cultura)”, en Historia de Chile, Sergio
Villalobos y Patricio Estellé (Santiago: Editorial Universitaria, 2000).
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una nueva sociedad a partir del derrumbe del Imperio romano de Occidente y
el desmembramiento de Europa.3
La bula Unam Sanctam es una clara explicación de este ideal político-
histórico que nace y que se expresa en la conocida teoría de las dos espadas. La
bula constituye toda una justificación teórica de la concepción del mundo y de
la relación del poder de la Iglesia y el poder monárquico, que predominará
durante siglos en toda Europa y que con variantes se extenderá a diversos
lugares, donde la Iglesia se proyectaba como un instrumento de civilización y
cultura. América Latina, a partir del Descubrimiento —en los inicios de la mo-
dernidad— se construirá históricamente con la impronta de los conquistado-
res y de la evangelización, dando lugar a una realidad histórica, sociopolítica y
cultural que se va a definir por esta relación expresada mediante el poder de la
Iglesia y el poder monárquico. Sin embargo, desde la perspectiva de la Iglesia,
esta relación no es absolutamente igualitaria, sino que se define a partir de su
predominio, fundamentalmente en lo valórico. Tal como se entiende a partir
de los conceptos y contenidos de la bula Unam Sanctam de Bonifacio VIII:
Una y otra espada, pues están en la potestad de la Iglesia, la espiritual y la tempo-
ral. Mas esta ha de esgrimirse a favor de la Iglesia; aquella, por la Iglesia misma.
Una por mano del sacerdote, otra por mano del rey y de los soldados, si bien
a indicación y consentimiento del sacerdote. Pero es menester que la espada
esté bajo la espada y que la autoridad temporal se someta a la espiritual. La
potestad espiritual tiene que instruir a la temporal y juzgarla si esta no fuera
buena […]. [En cambio, el poder espiritual supremo], si se desvía no podrá ser
juzgado por el hombre, sino solo por Dios […]. Ahora bien, someterse al Ro-
mano Pontífice, lo declaramos, lo decimos, definimos y pronunciamos como
de toda necesidad de salvación para toda humana creatura.4
Estamos frente a una concepción homogeneizadora de la visión del mun-
do y de la sociedad. No hay un exterior a la Iglesia, ni en el ejercicio del poder, ni
en los valores. No hay una forma de ser históricamente distinto en esta unidad
perfecta que fundamenta la sociedad perfecta. Más aún, si la Iglesia es la única
depositaria de la salvación, nadie se puede salvar fuera de ella. De esta forma,
la relación Iglesia-mundo, de alguna manera se expresa en la comprensión y
3. Chavasse, et al., citado por Centro Bellarmino, “Apostolado” 83.
4. Bonifacio VIII, “Bula Unam Sanctam”, en Manual de historia de la Iglesia, Jedin Hubert, Tomo IV
(Barcelona: Herder, 1986), 453-70.
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