‘Con la verdad y la justicia no se juega’ - 2 de Julio de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 576527238

‘Con la verdad y la justicia no se juega’

Con la verdad y la justicia es imposible improvisar. La propuesta de crear una comisión de la verdad que, escuchando a todas las partes, contribuya a poner fin al conflicto armado en Colombia ha despertado muchas preguntas e inquietudes. ¿Cómo habrá de incidir la verdad en los procesos judiciales que se llevan –o se podrían llevar a cabo– en un país tan históricamente violento como Colombia? ¿Cuánta verdad se requiere –o se soporta– para hacer posible la reconciliación? Verdad y justicia son dos conceptos con capítulo propio en la historia de la filosofía. Desde hace cerca de 2.500 años, los filósofos que se formaron a la sombra de Atenas se vienen preguntando cómo entender ideas tan complejas como verdad y justicia, si entre ambas existe una relación, y qué tipo de relación: ¿están coordinadas, articuladas, o subordinadas? ¿Son independientes? ¿Están llamadas a colaborar, o han de reñir entre sí? Hay filósofos –antiguos, modernos y contemporáneos– que piensan que verdad y justicia son conceptos inseparables, que se requieren mutuamente, de modo que donde no esté uno tampoco podría estar el otro. Para Platón, por ejemplo, ambos conceptos forman parte de la idea de lo bueno, de esta idea reciben legitimidad, consistencia, validez, e incluso belleza. Por eso intentar desvincular o alejar un concepto respecto del otro inevitablemente conduce a desaciertos y equivocaciones teóricas y prácticas, esto es, políticas. También Hegel, muchos siglos después, pensaba que la unidad entre verdad y justicia se alcanza a través de lo que él llamó espíritu absoluto, el único capaz de lograr, mediante la filosofía, la religión, la estética y el Estado, la síntesis de todas las contradicciones, que son el motor de la historia. Por más atractivas que resulten estas ideas unitarias, para el mundo en el que vivimos no dejan de ser peligrosamente autoritarias. ¿Quién, si no un indagador incansable de la verdad –esto es, un filósofo– podría gobernar la polis? Dicen que Platón, ya viejo y un tanto desilusionado, fue abandonando la doctrina del rey filósofo y fue acercándose cada vez más al concepto ateniense de democracia, que acabaría siendo reivindicado por Aristóteles, su discípulo más ilustre. En todo caso no podemos olvidar que Karl Popper, en La sociedad abierta y sus enemigos, no duda en señalar a los defensores de estas ideas (Platón, Hegel y Marx) como tristes patrocinadores filosóficos del autoritarismo y enemigos declarados de la democracia liberal. El...

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