Algunos conceptos esenciales - Preliminar - Derecho Civil Bienes. Derechos reales - Segunda edición - Libros y Revistas - VLEX 794630521

Algunos conceptos esenciales

AutorJuan Enrique Medina Pabón
Páginas33-64
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1. Seres vivos y medio ambiente
Yaveh dijo: “… ‘procread, multiplicaos. Colmad la tierra, sojuzgadla; dominad a los
peces del mar, a las aves de los cielos y a todo animal que se arrastra sobre la tie-
rra’… ‘He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre toda la faz
de la tierra, y todo árbol que tiene frutos y que da semilla, lo cual será para voso-
tros como alimento. Tanto como a toda bestia terrestre, toda ave de los cielos y
todo lo que se mueve sobre la tierra animada por un alma viviente, todo vegetal,
los he dado por alimento’…”. [Gn. 1, 28 - 30]
Se limitó El Señor a reflejar la situación propia de los seres vivos, que
solo pueden mantener su proceso vital “sustrayendo” del entorno los elementos
que lo sustentan y satisfacen otras necesidades. Pero dejar abierta la proposi-
ción conduce a un serio problema, porque la tendencia de la vida es continua,
mientras que el espacio y la materia (disponibles) son finitos y algunos de los
elementos requeridos para la subsistencia son realmente escasos, de modo
que si los seres vivos no tienen algún tipo de control, terminan desbordando
el medio que los sustenta y de no ser por su propia debilidad, su temporalidad
y el apetito que despierta en otros individuos que desean apoderarse de lo que
han conseguido, haciendo un delicado control natural, la vida se habría auto-
consumido algunos siglos después de haberse establecido.
Aunque en el universo pocos son los cuerpos dotados de vida en un
momento dado, su potencial reproductivo hace que puedan llegar a aumentar
de manera considerable, tal como lo pronostica Malthus en sus trabajos sobre
el crecimiento exponencial de la población de las especies, con lo que la vida
apareja tanto el reto de procurar conseguir lo que requiere para subsistir, como
adelantarse a los demás que también lo necesiten y si ellos ya lo tienen, procurar
quitárselo a las buenas o a las malas. Una cruda pero insoslayable lucha dirige el
comportamiento de los seres vivos y se manifiesta por medio de esa indefinible
cualidad del instinto de conservación que afecta a la especie h umana en toda su
extensión, potencializada por su propio ingenio, el reconocimiento de la realidad,
pero principalmente la consciencia del tiempo y la previsión del futuro.
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Derecho civil. Bienes. Derechos reales
El ser humano no solo tiene una tendencia innata, sino la certeza de que
apresurarse a obtener las cosas materiales en buena cantidad y conservarlas
para su posterior utilización es vital. Por sabiduría y también por experiencia
llegó a la conclusión de que quien se alza rápidamente con las cosas y puede
defenderlas mejor, tiene mayores posibilidades de supervivencia y, por eso,
adoptó la conducta de rechazar a cualquiera que sin su asentimiento intentara
apoderarse de las cosas que ya había conseguido, para lo cual todo método se
consideró útil y aceptable.
Su afán de obtener la mayor cantidad de elementos de sustento y man-
tener reservas ocasionó que cada lugar en que se asentaba el humano pronto
terminara “depredado”, por lo cual nuestra especie estaba condenada a vagar
para conseguir su sustento y así lo hizo en sus conocidas etapas de cazador–
recolector, e incluso en la de pastor,1 cuando la trashumancia era un imperativo
de supervivencia, ya para encontrar nuevos lugares con elementos disponibles,
ya para permitir la recuperación del espacio deteriorado por el mismo humano
o por sus animales domesticados.
Más tarde, algunos aprendieron a sembrar plantas seleccionadas que le
proporcionaban de manera más o menos regular el alimento para ellos y sus ani-
males, haciendo necesario sectorializar espacios de terreno que permitieran generar
una especie de nicho ecológico autónomo y particular de cada cual. La agricultura
presupone que un sujeto o grupo determinado se sirve de cierta área de terreno para
sus sembrados, permaneciendo vigilante para mantener a raya a los demás seres con
una alimentación compatible y que pretendieran alzarse con esos alimentos; lo cual
condujo a tener que instalarse definitivamente en las zonas de cultivo, construyendo
viviendas permanentes y espacios para almacenamiento de grano o conservas y de
cobijo para los animales, generando agrupaciones de carácter familiar, luego tribal,
hasta alcanzar la urbe primitiva.
La humanidad empezó una nueva forma de lucha cotidiana por la vida
al aprender como sustituir la lenta y aleatoria naturaleza por su propio esfuerzo,
a fin de hacerla producir aquellos elementos que le servían para la superviven-
cia y bienestar, mediante el cultivo de la tierra, la domesticación de animales,
el desarrollo de instrumentos para forzarla a desprenderse de sus riquezas y el
1 Como el humano es un ser terrestre, siempre olvidamos a los pescadores (cazadores acuáticos)
cuyo modus vivendi conserva toda su vigencia y si bien sus tecnologías han mejorado, su medio de
subsistencia es básicamente el mismo de los comienzos de la civilización.
Algunos conceptos esenciales
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descubrimiento de métodos de protección y conservación de lo que se ha obtenido,
incluyendo, claro está, aquellos mecanismos encaminados a mantener alejado
a cualquiera que intentase despojarlo, actividad a la que contribuía considera-
blemente su tendencia a la agrupación y socialización que le permitían generar
y transferir el conocimiento y le facilitaban la distribución de tareas productivas y
multiplicar su fuerza, dando origen a la civilización en su acepción más amplia.2
No se trató, entonces, de la adopción de un método ventajoso de subsisten-
cia, sino que significó una potente (y traumática) innovación en todos los campos
del desarrollo de la especie, y, como el sistema de producción proporcionaba sufi-
cientes alimentos para atender una población mayor, gran parte de la gente pudo
dedicarse a otros asuntos, incluyendo, por qué no, la mejora de los métodos de
agresión a los demás grupos humanos. Ello derivó en la generación de complejas
estructuras de organización social y especialmente de conducción del conjunto
y dirección de las conductas individuales —Estado y autoridad política— y se
hizo necesario establecer disposiciones generales de obligatorio acatamiento de
los miembros y regulación de las relaciones entre los individuos de la comunidad
Derecho—, que sin duda tienen sus raíces en aquel primario avance que permitió
poner a producir al máximo un área de terreno.
2. Necesidades humanas y su satisfacción
Al decir que para la vida hay que disponer de cierta cantidad de cosas que existen
en el mundo, hicimos una simplificación —casi biológica— de los requerimientos
del individuo, dando la impresión de que al sujeto le interesa primordialmente
vivir, pero en realidad al individuo humano, más que vivir, le interesa vivir bien,
tratando de evitar que se materialice en sí mismo esa alarmante frase bíblica de
andar por un “valle de lágrimas”. Reduciendo esa tendencia a adjetivos, lo que le
gusta estar satisfecho, cómodo, tranquilo, plácido, contento, seguro, sano, apre-
ciado y muchos más3 y cuando, por cualquier razón, no está como le gustaría,
2 Y no se tome simplemente como una imagen literaria, ya que, a la conformación y conservación
de un medio alimentario, se sumaron poco a poco otros factores esenciales para la supervivencia,
como la fabricación de elementos para contener y transportar objetos (cerámica y cestería), conducción
de agua y cientos de herramientas que permiten la autosuficiencia de los grupos humanos en cada
lugar al que llega.
3 Porque, si de metáforas bíblicas se trata, el summun de la dicha es estar: “como gozan los que
recogen la mies, como se alegran los que reparten la presa”. [Is. 9, 3].

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