Conclusión - Represión condicional como resultado - Violencia y paz en la guerra contra las drogas. Ofensivas estatales y carteles en américa latina - Libros y Revistas - VLEX 874425024

Conclusión

AutorBenjamin Lessing
Páginas363-395
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CONCLUSIÓN
En gran parte del mundo, el desarrollo humano y la consolidación de-
mocrática están amenazados por la presencia de grupos armados no
estatales. Se han hecho importantes progresos en el estudio del conf‌licto
armado, en especial de la guerra civil, pero, a medida que ha avanzado
nuestra comprensión, el fenómeno mismo ha ido retrocediendo (Blattman
y Miguel 2010, 18). El f‌inal de la Guerra Fría produjo, afortunadamente,
una abrupta caída en la prevalencia de la guerra civil (Kalyvas y Balcells
2010), pero también ha sido testigo del nacimiento de una nueva amenaza
a la seguridad: la guerra militarizada contra las drogas.
A lo largo de los últimos treinta años, conf‌lictos armados sostenidos,
protagonizados por carteles de la droga grandes y bien pertrechados, han
asolado a los tres países más grandes de América Latina en población,
se han extendido hacia Centroamérica e incluso han amenazado a las
ciudades fronterizas de los Estados Unidos. Resulta especialmente im-
pactante que en Colombia, México y Brasil, los carteles no solo se hayan
atacado unos a otros sino que hayan atacado al Estado mismo. De hecho,
en Colombia el conf‌licto entre los carteles y el Estado estalló mientras
que los carteles convivían en paz y eclipsó no solo la guerra entre car-
teles que siguió, sino también la que el Estado sostenía con las insurgencias
de izquierda. En México, la guerra territorial es responsable del grueso
numérico de eventos violentos, lo cual ha llevado a una oleada de estudios
recientes a enfocarse casi exclusivamente en las causas y consecuencias
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VIOLENCIA Y PAZ EN LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS
de la violencia entre carteles. Pero el conf‌licto entre los carteles y el Estado
tiene un impacto muy grande en la sociedad y desafía directamente la
autoridad del Estado y el imperio de la ley. Puede comenzar como una
respuesta inesperada a ofensivas estatales dirigidas a restaurar la auto-
ridad del Estado, y su duración puede poner en ridículo las ambiciones
originales de los líderes de construir Estado.
A medida que avanza lentamente nuestra comprensión de la guerra
territorial entre carteles, el conf‌licto entre los carteles y el Estado sigue
siendo un enigma. Este estudio representa el primer intento de analizar
este problema y una tentativa de sistematizar nuestra comprensión general
de las guerras militarizadas contra las drogas como un tipo de conf‌licto.
Tiene muchas de las debilidades endémicas que caracterizan el estudio
de la violencia en general: información pobre y excesivamente agrega-
da (Kalyvas 2008), muy pocos casos y demasiadas variables esenciales
—entre otras, la prevalencia de la corrupción y el grado de extorsión
exitosa— que son difíciles o imposibles de observar1. Adicionalmente,
el tema en México y Brasil sigue vigente, con grandes desarrollos de im-
portancia sustantiva y analítica ocurridos durante la realización de este
estudio. Las conclusiones y las conjeturas basadas en la extrapolación de
las tendencias que se observan en medio del conf‌licto pueden resultar
totalmente desfasadas: Francis Fukuyama comparó una vez el estudio
de México en el 2011 con el análisis del futuro de Europa desde el punto
de vista del año 19432.
Por esa misma razón, la magnitud misma de la violencia de los car-
teles —y su crecimiento casi exponencial a veces— nos invita, al menos,
a tratar de entender sus causas. Cuando las apuestas son tan altas, vale
la pena dar algunos pasos hacia delante, aunque sean pequeños y tenta-
tivos. Esto es particularmente cierto en el caso de la violencia entre los
carteles y el Estado, en la medida en que el momento y el grado en in-
tensidad de los cambios apuntan hacia un papel causal de la política
estatal. La violencia entre los carteles y el Estado podría ser mayoritaria-
mente evitable o, como mínimo, estar sujeta a un mejor manejo por parte
del Estado.
1 Por lo general solo observamos los sobornos y los chantajes que no tienen éxito.
2 Comentarios a la conferencia “Violence, Drugs and Governance: Mexican Security in
Comparative Perspective”, Universidad de Stanford, Palo Alto, 4 de octubre del 2011.
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CONCLUSIÓN
¿Por qué los carteles atacan al Estado, si no es para derrocarlo? Según
mi argumento, el conf‌licto entre los carteles y el Estado es una guerra
de control: la violencia contra el Estado por parte de los carteles es fun-
damentalmente coercitiva y está dirigida no a destruir o separarse del
Estado sino a inducir cambios en su comportamiento. Si bien, en cierto
sentido, no resulta sorprendente que los narcotraf‌icantes contraataquen
cuando los gobiernos interf‌ieren con sus actividades lucrativas, tampoco
es una conclusión necesaria: el conf‌licto entre los carteles y el Estado es
un fenómeno raro desde el punto de vista global y varía con el tiempo en
los casos estudiados aquí. Para explicar esa variación, propongo un marco
estratégico racionalista: los carteles emplean la violencia contra el Estado
cuando el benef‌icio de hacerlo supera los costos (a veces) considerables.
Las ofensivas estatales totales e incondicionales, en particular en contextos
de corrupción rampante, aumentan los incentivos para que los carteles
empleen violencia contra el Estado, por medio de varias lógicas distintas.
Al condicionar la cantidad de represión estatal que enfrentan los carteles
al uso que estos hagan de la violencia contra el Estado (u otras formas de
violencia focalizada), las ofensivas condicionales pueden inducir a los
carteles a adoptar estrategias menos violentas y pueden producir períodos
de signif‌icativa reducción de la violencia. Estos hallazgos, y la teoría que
los subyace, tienen importantes implicaciones para varias corrientes de
estudios dentro de la política comparativa y las relaciones internacionales.
La sección que sigue explora estas implicaciones en detalle.
El verdadero misterio puede ser por qué los Estados libran guerras
militarizadas contra las drogas, o al menos luchan de la forma en que lo
hacen. Los hallazgos centrales de este libro —que la política represiva
del Estado puede alimentar o frenar el uso de la violencia por parte de
los carteles— plantea un enigma, en la medida en que los líderes apa-
rentemente podrían contener la violencia entre los carteles y el Estado al
adoptar una represión más condicional. ¿Por qué, entonces, han sido tan
escasos y de corta duración en la práctica los enfoques condicionales? La
parte
III
ofrece una respuesta limitada que se centra en los factores que
contribuyeron al esfuerzo de distintos actores del aparato de seguridad
del Estado para implementar reformas condicionales y mantenerlas a lo
largo del tiempo. Estos hallazgos le dan forma a la discusión de las po-
líticas en la tercera sección de este capítulo. Sin embargo, queda abierta
la pregunta sobre los verdaderos incentivos y preferencias de los líderes.
Estos, tal como af‌irmo en la última sección, serán los que acaben deter-
minando el futuro de la guerra contra las drogas.

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