Conclusión: por qué es importante entender las movilizaciones comunitarias de mujeres - Feminismo de alto riesgo en Colombia - Libros y Revistas - VLEX 911526316

Conclusión: por qué es importante entender las movilizaciones comunitarias de mujeres

AutorJulia Margaret Zulver
Páginas159-181

Conclusión: por qué es importante
entender las movilizaciones
comunitarias de mujeres
El feminismo de alto riesgo con el paso del tiempo
Desde que inicié la investigación para este libro, en el , Colombia ha
atravesado enormes cambios en su situación de seguridad. La rma del
acuerdo de paz entre las - y el Gobierno de Colombia debía marcar
el comienzo de una nueva era de optimismo y cerrar el capítulo de cinco
décadas de conicto armado. En efecto, el acuerdo nal incluyó disposiciones
integrales “con el potencial de cambio estructural para reducir las desigual-
dades de género y avanzar en términos de los derechos de las mujeres”
(Barometer Initiative et al., , p. ). La perspectiva de género está pre-
sente en los diferentes capítulos del acuerdo, incluyendo temas relacionados
con el desarrollo rural, la participación política, la seguridad y la protec-
ción, la reincorporación y los derechos de las víctimas. Sin embargo, el más
reciente informe de monitoreo del Kroc Institute señala que, para julio del
, aún no se había dado inicio al   de estas estipulaciones de género,
y el   solo se había implementado en un nivel mínimo (Barometer Ini-
tiative et al., , p. ). Estos números revelan que la implementación de la
perspectiva de género está rezagada en comparación con la implementación
general del acuerdo (p. ).
Aun así, como nos dice Sally Merry (), “la cuanticación es seductora”
y “el proceso de traducir la frenética confusión de la vida social en categorías
ordenadas que se puedan tabular corre el riesgo de di storsionar la complejidad
de los fenómenos sociales” (p. ). Tara Cookson () además nos recuerda
que “los datos relacionados con el género deben incluir los relatos de las
mujeres sobre sus propias vidas” (p. ). Fuentes y Cookson () amplían
esto todavía más: “Los datos cuantitativos por sí mismos son altamente pro-
picios a dislocar las experiencias de las mujeres de sus contextos espaciales y
 feminismo de alto riesgo en colombia
temporales” (pp.  y ). Al escribir sobre la transición de Colombia hacia la paz,
Roxani Krysta lli () también se basa en la obra de Merry () para subra-
yar que “un efecto del poder es lo que se mide” (Merry, , p. ).
Por consiguiente, este libro ha buscado ir más allá de las crecientes esta-
dísticas de desplaza miento, violencia sexual y homicidio que aparecen en la
página web del Registro Único de Víctimas, para poner nombres, rostros y
experiencias al continuum de género de la violencia. Durante los últimos cinco
años he conseguido realizar trabajo de campo etnográco en un momento
que ilustra cómo se ve el continuum de la violencia en la práctica. A lo largo de
los capítulos anteriores, he hablado sobre la importancia de ubicar las voces
y experiencias locales de las mujeres en el centro de la narrativa de este libro,
para construir argumentos sobre paz y seguridad incluyentes y desde la base
comunitaria hacia arriba.
En efecto, la gran mayoría de mi investigación con la Liga se realizó en
la última mitad del , cuando el país se encontraba en una encrucijada
histórica . Sus ciudadanos tenían la oportunidad de votar para aprobar
un acuerdo de paz que pondría n a  años de conicto armado entre el
Gobierno y las  -. Como discutí con anterioridad, asistí a manifesta-
ciones por la paz con miembros de la Liga, donde usamos pañuelos blancos
y ondeamos banderas junto con otras organizaciones de mujeres en una
plaza de Barranqui lla, como parte de la iniciativa Un Millón de Mujeres por
la Paz. Haciendo referencia al plebiscito, pancartas coloridas proclamaban
“¡Las mujeres elegimos sí!”.
El  de octubre del , me desempeñé como veedora internacional de
las votaciones en un puesto de votación en Cartagena. El huracán Matthew
estaba en su momento más fuerte, y tuve que atravesar agu a que me llegaba a
las rodillas pa ra llegar a la escuela donde se recibían los votos. Un compañero,
que también había sido observador internacional, me llevó a casa cua ndo
cerró la votación, y ambos quedamos atónitos al escuchar la noticia en la
radio de que había ganado el no. Nos sentamos en silencio durante el resto del
camino. Este silencio continuó hasta la maña na siguiente, cuando fui a visitar
a una de las integra ntes de la Liga. Nos sentamos en el porche de concreto de
su pequeña casa, tomando tinto y hablando muy poco.
Para cuando conocí a Afromupaz, en el , el gobierno Santos había
impulsado una versión enmendada de los acuerdos de paz y Colombia estaba
ocialmente pasando a un momento de posconicto. Cuando me reunía con
las mujeres en sus casas en Usme, había una sensación de esperanza de que
Aunque la investigación inicial empezó en el , mientras escribía una historia en un
periódico sobre la Ciudad de las Mujeres.

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