Conclusiones
| Autor | Vanessa Suelt Cock |
| Páginas | 477-498 |
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Conclusiones
I
La idea federal es milenaria, data de la organización en el antiguo Israel,
es decir, hace más de 3200 años, ejemplo de ello eran las confederaciones
existentes en lo que hoy es Grecia y Asia Menor. La Constitución nor-
teamericana de 1787 sella el largo desarrollo histórico de la idea federal,
convirtiéndose así en la primera nación moderna en organizarse como
Estado federal.
La organización federal ideada en la Constitución norteamericana se
asienta en la experiencia de autogobierno de las colonias y en los princi-
pios e instituciones ingleses como la soberanía popular, la separación de
poderes y el concepto de Rule of Law. Esta experiencia de autogobierno,
décadas antes de la independencia, permitió idear la organización federal
inscrita en la carta política, pues las colonias habían desarrollado sus pro-
pias estructuras y experiencias de autogobierno de acuerdo al principio
de distribución de poderes.
Las características propias del sistema federal norteamericano res-
ponden a las necesidades de tiempo y lugar en que dicho diseño federal
se llevó a cabo, y su proceso se describe en los ensayos de El Federalista;
allí se lee cómo se llegó a dicho diseño, partiendo de unas necesidades
prácticas y del estudio tanto de las confederaciones de estados griegos,
como de la organización en Roma y Europa occidental. El objetivo era
diseñar un modelo de organización política que superara las fallas que
en estas confederaciones se habían cometido. De la conjunción de esos
dos aspectos: necesidades prácticas que debía atender la nueva organi-
zación y el estudio del fracaso de las precedentes confederaciones, los
fundadores delinean una nueva forma de organización territorial en la
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Constitución de 1787, en la que se desarrollan todos los elementos que
posteriormente la doctrina atribuiría al Estado federal.
II
En el centro de Europa, la idea federal emerge igualmente de la lógica de
las estructuras prenacionales, las que proceden del viejo Imperio alemán.
Estos principados y ciudades habían precedido la unificación nacional.
La unión federal fue liderada por Prusia, pero se ancló en instituciones
de largo desarrollo histórico, las cuales permitieron la unión de diversas
monarquías, cuyas estructuras jurídicas y sociales diferían entre sí.
El Imperio de 1871 concibió la idea de la nación alemana basado en
la idea federal como herencia cultural y parte de su identidad nacional,
no solo como garantía de la diversidad regional. De manera que la Cons-
titución de 1871 selló la unión y estableció un orden federal en el que
se creó la estructura central, aun permaneciendo las estructuras de los
Estados, cuyo fin era la defensa común de los Estados miembros.
La preeminencia de Prusia en el Imperio de Bismarck influenció
radicalmente el concepto federal alemán, denominado por algunos
teóricos como de características centralizadoras, a diferencia del nortea-
mericano. Las tendencias centralizadoras se podían apreciar por el modo
de actuación del Imperio, pues este promovía una activa legislación
nacional y los estados implementaban dicha legislación (administra-
ción delegada); tal uso era un modo práctico de actuación en las áreas
de interés común, dada la diversidad de estructuras legislativas de los
estados. El artículo 2 de la Constitución establecía la supremacía de la
legislación del Bund, y con base en este artículo se expidieron los gran-
des proyectos de unificación legal y judicial: el código comercial, civil
y criminal del Imperio, además se fueron homogeneizando las diversas
estructuras de gobierno, moneda, pesos y medidas. Estas características
centralizadoras convivían con otras de rasgos federales, como la nego-
ciación para tomar decisiones que venía de la forma como se consolidó
la unión y la presencia en la estructura nacional del Bundesrat, cámara
monárquica territorial con importantes facultades en la aprobación de
la legislación federal.
III
Tanto en Estados Unidos como en Alemania, las constituciones sellan
las construcciones nacionales de características federales, en territorios
donde previamente habían existido configuraciones confederales y donde
estaban bien desarrolladas las estructuras de los Gobiernos locales.
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