Conclusiones
| Autor | Carolina Cepeda Másmela |
| Páginas | 259-285 |
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Capítulo 6. Conclusiones
La instauración del neoliberalismo como forma de racionalidad política ha
producido distintos efectos que se perciben en las esferas de la vida social:
desde el desempleo y el empobrecimiento de distintas capas de población,
hasta la interiorización de principios como la eciencia y la competencia para
regir el comportamiento individual, muchos de los cuales ha n contribuido
al debilitamiento de los lazos sociales en varios contextos. Sin embargo, la
expansión de la globalización neolibera l también ha creado oportunidades
para que se organicen diferentes formas de resistencia en su contra (Gills,
2000), debido a los mismos contextos de precariedad que genera y a las herra-
mientas e innovaciones en interconexión que han tenido lugar en las últimas
tres décadas. Así, es posible observar cómo dist intas formas de resistencia se
organizaron desde comienzos de los años noventa para denunciar los efec-
tos negativos del neoliberalismo, al tiempo que demandaban una serie de
medidas de protección (Polanyi, 2003) por parte de sus respectivos Estados
y de algunas y se comprometían con la búsqueda de a lternativas propias.
Tal es el caso de movimientos sociales como el , la , Recla im
the Streets, los cocaleros bolivianos y los trabajadores desocupados argen-
tinos, entre otros, los cuales convergieron en el denominado movimiento
alterglobalización, cuyos orígenes está n en las movilizaciones sociales contra
las reformas del de los años ochenta, las campañas por la condonación
de la deuda externa de los países del tercer mundo, la organización de La Vía
Campesina, las movili zaciones para reclamar el espacio público en el Reino
Unido y el levantamiento zapatista de 1994 (Pleyers, 2010). Su primera gran
expresión es la megaprotesta contra la , que tuvo lugar en Seattle en
diciembre de 1999, momento a partir del cual el movimiento generó gran
entusiasmo entre activistas y académicos de dist intas disciplinas de las cien-
cias sociales, por lo que hubo un trabajo político importa nte por parte de los
primeros para continuar con este tipo de expresiones y fortalecer los lazos
entre activistas, así como un esf uerzo de los segundos para comprender y ana-
lizar lo que se perlaba con u n actor relevante para la política internacional.
Los trabajos académicos que se produjeron sobre el movimiento (véa-
se el capítulo 2) coinciden en dos puntos centrales: primero, el movimiento
alterglobalización representa una novedad y, segundo, hasta ahora no ha
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Carolina Cepeda Másmela
logrado plantear una alternativa real y fac tible de cambio social. Sobre este
último punto hay diversas críticas al movimiento, las cuales argumentan
que este ha sido incapaz de construir una alternat iva de cambio —debido a
la falta de acuerdos entre los distintos movimientos— que vaya más allá de
unos consensos mínimos alrededor de la oposición al neoliberal ismo.
De igual forma, ofrecen contribuciones importantes para es ta investi-
gación: el reconocimiento que hay en el constructivismo y el enfoque neo-
gramsciano en relaciones internacionales de la importancia de los actores
no estatales en la política internacional; la búsqueda del cambio social por
fuera y más allá de las norma s institucionales y las que muestra la teoría de
los movimientos sociales; los rasgos particu lares de expresiones especícas
presentes en el constructivismo, el enfoque neogramscia no y la teoría de los
movimientos sociales; y la superación de la ruptura articial entre política
doméstica y política internacional, o entre lo local y lo global, que se evidencia
en los debates sobre globalización y el enfoque neogramsciano.
Pese a ello, se tomó distancia de varios de estos, debido a dos razo-
nes fundamentales: en primer lugar, se argumentó que la crítica recur rente
sobre la ausencia de alternativas concretas y unicadas t iene implicaciones
políticas muy serias, en la medida en que invisibiliza las resistencias que
han construido e implementado verdaderas alternativas de cambio social
al neoliberalismo en espacios localizados, reforzando el carácter “normal”
que este último ha adquirido desde los años noventa, al contribuir al a rgu-
mento cticio de que, efectivamente, no existen alternativas a la economía
de mercado. En segundo lugar, se mostró cómo esta crítica se fundamenta
en la separación que se hace entre lo local y lo global, la cual presupone que
deben existir actores globales, en contraposición a los actores locales, para
que sea posible producir un cambio social frente a la globalización neoliberal.
Este trabajo propuso un marco analítico que permite superar e sa sepa-
ración entre lo local y lo global, al comprender que no se constituyen como
escalas clara mente separadas y que, al contrario, están en un encuentro hori-
zontal y relacional en el que no es posible establecer cuál de los dos predomina
en el ejercicio de la resistencia contra el neoliberalismo. De igual manera,
resulta útil para rast rear los procesos de cambio social, entendido no como
una nalidad unicada y distante, sino como la propuesta y la anticipa-
ción de alternativas a la realidad capital ista, a través de la práctica concreta
(Dinerstein, 2013a, p. 161), las cuales tienen lugar en distintos espacios loca-
lizados y contribuyen a mostrar que sí existen alternativa s a la globalización
neoliberal que se ha erigido como hegemónica hasta ahora.
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