La conducta criminal. Un abordaje desde la psicología forense - Parte I. Aspectos conceptuales - Psicología forense. Estudio de la mente criminal - Libros y Revistas - VLEX 276796859

La conducta criminal. Un abordaje desde la psicología forense

AutorAndrés Mauricio Ponce
Páginas24-44
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CAPÍTULO 2
LA CONDUCTA CRIMINAL
Un abordaje desde la psicología forense
La psicología forense es una rama de la psicología jurídica que, al
igual que la psicología criminal, se preocupa por las causas, moti-
vos, normales o patológicos, que conducen a una persona a conver-
tirse en un criminal (Soria & Roca, 2006)
Esta rama de la psicología intenta abordar la comprensión del fenó-
meno de la criminalidad, sus causas, efectos y tratamientos, con el
n de auxiliar a la justicia y ayudarle a tomar decisiones que con-
duzcan a la reducción del crimen y a tomar medidas preventivas o
interventivas.
Según Soria y Roca (2006), la psicología forense, al igual que la
criminología, se ocupa de estudiar la conducta criminal, su génesis,
desarrollo y conguración; centrándose en el estudio de la indivi-
dualidad criminal y de aquellos factores signicativos en la historia
personal.
* Universidad del Norte, Programa de Psicología.
Andrés Maur icio Ponce*
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LA CONDUCTA CRIMINAL.
Un abordaje desde la psicología forense
La conducta criminal no se presenta por sí sola en el individuo, ni
este nace con ella; hay una serie de razones que la produce, sustenta
y mantiene. La conducta criminal puede ser consecuencia de un
proceso deciente de la conciencia, una deciencia en la voluntad,
o puede ser resultado de un proceso de inuencia psíquica, de cierta
incapacidad psíquica, de una afectación psicológica o de unos patro-
nes de personalidad establecidos desde la infancia.
1. RAZONES QUE SUSTENTAN LA CONDUCTA CRIMINAL
La conducta criminal depende de una falta de conciencia; por
ejemplo, se ha comprobado que algunas personas cometen actos cri-
minales sin tener conocimiento de la ilegalidad o del daño en el que
incurren. Según lo planteado por Garmezy, Kimble y Zigler (1996),
son personas que no están sucientemente despiertas; el sistema de
alerta no es el adecuado y no poseen en el momento de ejecutar la
conducta un normal estado de atención. Este anormal estado de
atención puede incluir una falla en la conciencia focal, es decir, la
persona no es capaz de prestar cuidado deliberado en el momento
del hecho (Morris, 1992).
Singer (1998), citado por Gross (2004), señala que no tener conoci-
miento o conciencia del acto criminal realizado implica no tener,
en el momento de actuar, la experiencia de la propia individualidad,
es decir, no poder percibirse a sí mismo como individuo autónomo
con sentimientos subjetivos; según Gross, la persona en este caso no
estaría cometiendo el acto criminal a sabiendas, es decir, lo haría
inconscientemente, de forma automática, sin pensar en ello.
La persona que no tiene conciencia al momento de efectuar una
conducta criminal, no sabe lo que hace (Rubin & Mc Neill, 1983,
citados por Gross 2004, y Morris, 1992); no posee en el momento
un saber subjetivo o interno acerca de las propias acciones, es decir,
no presenta pensamientos y sentimientos producidos por la acción
criminal, ni saber externo del mundo alrededor, tal como eventos
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