Expansión internacional de los conglomerados financieros colombianos: retos para la supervisión - Núm. 50, Diciembre 2013 - Revista de Derecho Privado - Libros y Revistas - VLEX 513940874

Expansión internacional de los conglomerados financieros colombianos: retos para la supervisión

AutorSandra Milena López Prieto
CargoAbogada de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Páginas2-38

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Introducción

En el año 2007, con la adquisición del Grupo Salvadoreño Banco Agrícola S. A. por parte de Ban-colombia S. A., se abrió la puerta de lo que hoy día se identifica como el proceso de expansión internacional del sistema financiero colombiano.1

Posterior a esta negociación, y una vez superada la crisis económica de 2009 en Latinoamérica, en el año 2010 continuó la expansión de los conglomerados locales con la compra que efectuara el Banco de Bogotá S. A. de la operación de BAC-Credomatic en Centroamérica y el Caribe.2

Los años siguientes también presentaron gran dinamismo respecto de las inversiones en el sector financiero del exterior, debido a las negociaciones realizadas por parte del Grupo Sura, quien compró los activos de ING en Latinoamérica, y a la adquisición de algunas entidades de HSBC en Centro y Sur América por parte de sociedades colombianas.

Sin embargo, la mayor inversión de capital realizada por un banco colombiano en el extranjero la anunció Bancolombia a inicios del 2013, con la compra de los activos de HSBC en Panamá, por USD 2.100 millones de dólares.

Con esta última operación, las entidades colombianas lograron una participación aproximada del 20.8% del mercado centroamericano, concentrando sus inversiones en Panamá, El Salvador y Costa Rica, por un monto que supera los USD 35.000 millones de dólares.3

Según las cifras reportadas por la Superintendencia Financiera de Colombia, a diciembre de 2012 los activos en el exterior de las entidades nacionales representaban cerca del 13% de los activos del sistema financiero local, con presencia en 20 países a través de 163 entidades en total.4

Este contexto nos muestra la importante evolución que ha tenido el mercado financiero colombiano, en el cual los conglomerados nacionales se han convertido en actores principales no solo de la economía interna, sino también de la región, en donde cada día aumentan su posicio-namiento, se hacen más fuertes y agrupan más negocios, clientes, capital e ingresos.5

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Desde otra perspectiva, esta nueva composición del mercado llama especialmente la atención de los Estados y de los organismos supervisores, en la medida en que genera una serie de riesgos derivados de la actividad de grandes instituciones internacionalmente activas y altamente diversificadas, que operan a través de fronteras y que llevan a cabo transacciones interrelacionadas usando el capital y los recursos financieros de múltiples componentes corporativos,6 aumentando asila posibilidad de que se presenten escenarios que podrían llegar a afectar gravemente el sistema financiero nacional y derivar en crisis transfronterizas.

Como en efecto sucedió en la reciente crisis financiera iniciada en el año 2007, cuando reportes que dan cuenta de las causas que la originaron7 se refieren, entre otros aspectos, a las fallas de los organismos reguladores y de supervisión, quienes se centraron en la revisión microprudencial de cada institución financiera y no prestaron la suficiente atención a los riesgos sistémicos a nivel macro, asociados al contagio entre instituciones pertenecientes a un mismo conglomerado financiero, las cuales se encontraban estrechamente relacionadas.

De esta forma, la crisis demostró ser un fenómeno altamente contagioso y complejo, puesto que se propagó rápidamente en los diferentes países y segmentos del mercado, a través de entidades de diversa naturaleza que formaban parte de un mismo grupo financiero, con operaciones a nivel internacional.8

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Esta situación ya ha sido estudiada por algunos organismos internacionales, quienes han formulado recomendaciones en materia de regulación tendientes a dar respuesta a los desafíos que representa la supervisión de la operación transfronteriza de los conglomerados financieros, con el objetivo de que sean analizados de forma integral, aplicando los principios de la supervisión consolidada, al tiempo que se diseñen herramientas y se desarrollen estrategias que permitan detectar, prevenir y manejar situaciones generadoras de riesgos sistémicos, pues las normas prudenciales deben adaptarse al ritmo de cambio de los mercados, y los requisitos de capital deben reflejar con rigor los riesgos asumidos.9

Planteado lo anterior, resulta relevante preguntarnos: ¿cuáles son los retos para la supervisión de la actividad transfronteriza de los conglomerados financieros colombianos, a la luz del nuevo fenómeno de su expansión internacional?

Con el fin de dar respuesta al anterior interrogante, este artículo presenta la evolución de la expansión del sistema financiero colombiano y la situación actual de las subordinadas en el exterior de los conglomerados nacionales. En la siguiente sección se identifican y analizan los principales riesgos que presenta este esquema, para luego reseñar los informes, recomendaciones y principios publicados por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea y el Joint Forum sobre supervisión consolidada y transfronteriza. En el mismo capítulo se presentan brevemente los resultados preliminares de la evaluación del sistema financiero colombiano realizada por la Misión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en el 2012. Por último, a modo de conclusión, se plantean algunas recomendaciones para facilitar la tarea de la supervisión consolidada y transfronteriza en Colombia, ante los desafíos que representa la estructura actual del mercado financiero.

I Proceso de expansión del sistema financiero colombiano
A Contextualización

La expansión internacional de la banca colombiana no es un fenómeno reciente; información histórica muestra que se presentó un primer proceso expansivo entre mediados de los años 70 y principios de los 80, cuando los bancos vieron la necesidad de prestar apoyo a las operaciones internacionales realizadas por la industria local, a lo cual respondieron con la creación y adquisición de entidades individuales en Estados Unidos, Panamá y el Caribe, registradas como compañías off-shore, es decir, habilitadas para operar en el exterior, fuera de la jurisdicción de su constitución, modelo considerado estratégico en su momento.10

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Sin embargo, la expansión en forma masiva es algo nuevo. En los últimos años la conformación de conglomerados financieros a nivel nacional ha llevado a la creación de entidades bancarias más grandes y con mayor poder de negociación, las cuales, ante la dificultad de seguir creciendo en el mercado interno, la posibilidad de conseguir recursos más baratos y la oportunidad de incursio-nar en mercados extranjeros, decidieron realizar operaciones más allá de las propias fronteras.

Este segundo momento se caracteriza, ya no por la creación o compra de entidades individuales, sino por la adquisición de otros conglomerados financieros con operaciones en más de un país, principalmente en Centroamérica. Algunas de las razones que explican este fenómeno se basan en los buenos indicadores de rentabilidad de los negocios financieros en esa región, su cercanía geográfica, el conocimiento del desempeño del sector y la capacidad de las entidades locales para prestar servicios a clientes transnacionales.

Se inició a mediados de 2007 con la adquisición por parte de Bancolombia del conglomerado financiero Banco Agrícola en El Salvador, por USD 40 millones de dólares, operación con la cual dicha entidad obtuvo la posición dominante en ese mercado, al adquirir no solo el mayor banco del país (representaba el 28% de sus activos bancarios),11 sino también una compañía de lea-sing, una comisionista de bolsa, dos aseguradoras y una administradora de fondos de pensiones.

Pese a las consecuencias negativas de la crisis financiera internacional iniciada en 2008, los conglomerados financieros locales no perdieron su interés en seguir invirtiendo en el exterior, por el contrario, dicha crisis les ofreció nuevas oportunidades. Los conglomerados financieros del primer mundo, los más afectados, ante la necesidad de conseguir nuevos recursos que les permitieran continuar con sus operaciones y cumplir con los aumentos de capital y demás requerimientos prudenciales exigidos en sus jurisdicciones de origen, procedieron a vender sus activos en Centro y Suramérica, lo cual se constituyó en una opción atractiva para los inversionistas nacionales.

En diciembre de 2010 el Banco de Bogotá le compró a GE Money las operaciones y activos del conglomerado financiero BAC Credomatic por USD 1.920 millones de dólares. Con esa adquisición, los conglomerados financieros nacionales sumaron una participación del 13.4% de los activos bancarios de la región.

Un año después (diciembre de 2011), el Grupo de Inversiones...

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