La contratación pública para la innovación
| Autor | Diana Carolina Valencia-Tello - Juan David Duque Botero |
| Páginas | 57-86 |
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Diana Carolina Valencia-Tello
Juan David Duque Botero
Sumario: Introducción. 1. Breves notas sobre la revolución tecnológica de la información. 2. La contratación pública en Colombia. 3. Compra pública para la innovación. 4. Desafíos de la contratación pública para la innovación. 5. Conclusiones. Obras citadas.
La contratación pública es un instrumento amparado en las teorías de la liberalización y privatización que se consolidaron en Colombia a partir de la Carta Política de 1991,1 con la observancia de estándares supranacionales
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tendientes a garantizar un incremento significativo en los niveles de eficiencia, calidad y confianza sobre la actividad estatal. La ampliación del modelo de organización política atomizó los objetivos de la actividad estatal, por lo cual esta necesita de nuevas formas de actuación y nuevas estructuras que faciliten la coordinación entre los diversos actores en búsqueda del bienestar común.
En el siglo pasado la contratación pública se realizó principalmente sobre las actividades administrativas de las entidades públicas, pero a partir de la década de 1990, con las reformas sucedidas sobre el Estado, estos procedimientos pasaron a ser un poderoso instrumento para apoyar las metas estratégicas de los Gobiernos, que, a partir del nuevo modelo, además de provisionar oportunamente bienes, obras y servicios con fines públicos, también deben generar empleo, manejar eficientemente el gasto público, proteger el medio ambiente, desarrollar la capacidad industrial, promover la integración comercial, entre otros.2 El despliegue de la actividad contractual estatal, conforme al desarrollo de las políticas y programas de gobierno modernos, implica garantías para la inversión y el fomento a la economía, pero al mismo tiempo, adhesión a los principios democráticos que gobiernan un Estado social del derecho. La contratación estatal también puede posicionar al Estado en sectores económicos clave, en virtud del gasto que representa en el presupuesto de los países,3 propiciando espacios de acercamiento entre los sectores privado y público, e instituyendo estímulos a iniciativas (nacionales, internacionales y transnacionales) dirigidas a garantizar procedimientos con mejores índices de eficiencia, transparencia y responsabilidad.
Así, la contratación pública que promueva la innovación es un nuevo mecanismo que pretende mejorar la competitividad y productividad y, como
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concepto, se fundamenta en cinco pilares: (i) el aumento del número de oferentes, (ii) la estructuración de modelos de financiación que permitan la aplicación, (iii) la adopción de prácticas contra la corrupción, (iv) el aumento en los niveles de competitividad y (v) las garantías de beneficio para ambas partes de la relación contractual.4 El acceso a los beneficios de un proceso de compra innovadora dependerá, en gran medida, del despliegue adecuado de la etapa de planeación y de la concertación de actos preparatorios conformes con los objetivos públicos que pretendan satisfacerse. La definición correcta de las obligaciones contractuales permitirá una mejor comprensión de las necesidades del proceso para el oferente privado y mayores posibilidades de participación que beneficien el proceso público.
Desde la óptica de los estándares internacionales, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico —ocde—,5 en el informe de evaluación y recomendaciones de políticas de innovación de 2014 para Colombia, destaca la importancia de fomentar procesos de innovación en todos los niveles y sectores, reconociendo la naturaleza sistémica de la innovación y el rol de los actores que hacen parte, tales como universidades, empresas, centros de investigación y el Gobierno en sus diferentes niveles. Frente al Gobierno, la ocde recomienda que las entidades públicas estimulen la contratación de: “(…) actividades de I+D del sector privado, a manera de proyectos independientes para satisfacer las necesidades públicas o como componentes explícitos de los contratos para la compra de bienes y servicios”.6
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Por otro lado, es importante resaltar cómo la nueva revolución tecnológica impone la innovación como un elemento clave para el desarrollo de los países, en mercados globales altamente competitivos; pues solo mediante procesos innovadores, que utilizan eficientemente las nuevas tecnologías disponibles, es posible abrir nuevos mercados, estimular la productividad, generar empleo, diversificar actividades agrícolas, fomentar la sostenibilidad ambiental, entre otros. En este contexto, Colombia Compra Eficiente —cce—, como organismo rector del Sistema de Compra Pública en Colombia, está desarrollando diversos instrumentos para promover la innovación en el país.
Teniendo en cuenta la importancia de promover la innovación en Colombia, el presente artículo busca analizar la noción de la compra pública para la innovación, sus retos y potencialidades, dentro del marco normativo y jurisprudencial del país. Para ello, primero se presentarán algunas características de la revolución tecnológica de la información, con el objetivo de verificar la importancia de la innovación en el nuevo modelo de desarrollo económico global. En la segunda parte, se analizarán algunas generalidades sobre la contratación pública en Colombia, para después, en la tercera sección, estudiar la guía para entender la compra para la innovación elaborada por cce. En la cuarta sección se destacarán algunos desafíos de la compra pública para la innovación, y se finaliza con algunas conclusiones.
Desde las últimas décadas del siglo xx, se dio inicio a una nueva revolución tecnológica que tuvo la capacidad de otorgar mayor autonomía a los individuos, y consecuentemente, transformar totalmente la organización social y política conocida hasta el momento. Las nuevas tecnologías aparecieron paulatinamente en diversas áreas del conocimiento, y se evidenciaron grandes esfuerzos por el perfeccionamiento de técnicas que facilitaran los flujos, manejo y almacenamiento de información, y que potencializaran la comunicación entre los individuos de una forma responsable.
Desde la década de los sesenta, numerosos autores han propuesto dividir la historia humana en fases o períodos caracterizados por la tecnología dominante de codificación, almacenamiento y recupera-
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ción de la información. La tesis fundamental es que tales cambios tecnológicos han dado lugar a cambios radicales en la organización del conocimiento, en las prácticas y formas de organización social y en la propia cognición humana, esencialmente en la subjetividad y la formación de la identidad.7 Por su naturaleza, estos nuevos mecanismos de interacción permitieron la construcción de una forma de organización social alternativa (redes), que se construyó de acuerdo con esquemas capaces de superar las barreras temporales, espaciales y estructurales del modelo clásico, para materializar los procesos de comunicación de forma eficiente, en períodos de tiempo cortos.
Los nuevos desarrollos tecnológicos (computadores, celulares, internet, televisión, etc.) simplificaron los diseños de interconexión entre individuos y grupos en diferentes territorios, permitiendo nuevas expectativas de contacto en tiempo real y de forma inmediata. La creación de un espacio global que admitiera mayor libertad a los individuos amplió las fronteras de diversas formas (antes impensables), y limitó las barreras culturales, económicas y políticas.
De otra parte, las crisis de los modelos de economía local, las ideas sobre apertura y privatización, la adopción de postulados propios de las tendencias de globalización8 y el reconocimiento del rol protagónico del sector privado en los sistemas influenciaron a los Estados para reducir el despliegue de acciones intervencionistas y así permitir la promoción de nuevos estándares de autonomía en la sociedad y el mercado.9
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La nueva economía se caracteriz[ó] por ser una economía en red, virtual, intangible e inmaterial basada en la información, el conocimiento, la innovación y la decodificación digital de la información, que se [fue] desarrollando gracias al impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Desde una perspectiva macroeconómica puede entenderse como el resultado de la confluencia de tres fenómenos: el desarrollo de la infraestructura tecnológica asociada a las TIC; las transformaciones macroeconómicas en las economías derivadas de la aplicación de estas tecnologías y la intensificación del proceso de globalización. Desde un punto de vista microeconómico la nueva economía se desarrolla en torno al mercado electrónico, en el que aparecen nuevos productos, agentes, procesos así como nuevas relaciones empresariales y nuevos modelos de comunicación y organización. El nuevo entorno favorece cambios en la estructura del mercado y en las formas de competir, así como la intensificación de procesos de convergencia de tecnologías, infraestructuras, mercados y productos.10 Bajo esas condiciones se observa cómo la innovación tecnológica no fue un acontecimiento aislado, sino la concreción de varios procesos y diversas habilidades que reconocieron necesidades insatisfechas para los individuos, los modelos económicos y la sociedad. Las innovaciones fueron el producto de una mentalidad económicamente eficiente, a partir de la cual se pretendió aumentar los rendimientos de cada parte del negocio mediante la organización de una red de productos y usuarios que pudieran comuni-
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car sus experiencias de forma acumulativa, aprendiendo a utilizar y crear permanentemente nuevas tecnologías. Fue un proceso que inició en la década de 1970...
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