La convención de las discordias: Ocaña, 1828 - Núm. 54, Diciembre 2015 - Revista de Estudios Sociales - Libros y Revistas - VLEX 649659965

La convención de las discordias: Ocaña, 1828

AutorDaniel Gutiérrez Ardila
CargoDoctor en Historia por la Université Paris 1 Panthéon Sorbonne, Francia
Páginas150-168
150
La convención de las discordias: Ocaña, 1828*
Daniel Gutiérrez Ardila**
Fecha de recepción: 31 de octubre de 2014 • Fecha de aceptación: 24 de marzo de 2015 • Fecha de modicación: 08 de mayo de 2015
DOI: http://dx.doi.org/10.7440/res54.2015.11
RESUMEN | Los congresos constituyentes en la Hispanoamérica independentista fueron por lo general
reuniones que decidieron o raticaron la existencia de nuevos Estados. En ese sentido, puede decirse que se
caracterizaron en lo fundamental por la convergencia de pareceres y por la búsqueda de la unanimidad. Por eso,
cuando los acuerdos alcanzados comenzaban a degradarse, se recurría naturalmente al expediente de convocar
a un nuevo cuerpo constituyente que reparara las suras y conjurara las amenazas de disolución. Pero, ¿cómo
aparejar tendencias irreconciliables? ¿Y qué sucedía si en lugar de resolver las más álgidas disputas, la esperanza
de medianía se esfumaba denitivamente y el cuerpo de diputados faltaba a su cometido esencial? Mediante
el análisis de la Convención de Ocaña (1828), cuyo fracaso tuvo mucho que ver con la disolución denitiva
de la República de Colombia (1819-1831), este texto se interesa por tales cuestiones y busca analizar, echando
mano de la documentación disponible en el Archivo General de la Nación (AGN), sistemáticamente confrontada
con fuentes diplomáticas francesas y chilenas, el momento en que las asambleas constituyentes se transfor-
maban en hitos de demarcación política y preparaban el advenimiento de la guerra civil. Así mismo, el artículo
busca impugnar la idea, ampliamente difundida, del apoyo masivo y espontáneo de los pueblos colombianos a
la dictadura de Bolívar.
PALABRAS CLAVE | Convención de Ocaña, asambleas constituyentes, revolución de independencia, República
de Colombia, Simón Bolívar.
The Convention of Discords: Ocaña, 1828
ABSTRACT | Constituent congresses in pro-independence Spanish America were generally meetings that
declared or ratied the existence of new States. In this sense, it can be said that they were basically characte-
rized by the convergence of opinions and by the quest for unanimity. For that reasonl, when the agreements
reached began to disintegrate, they naturally resorted to the procedure of convening a new constituent body
to repair the ssures and ward o the threats of dissolution. But how were they to resolve irreconcilable die-
rences? And what happened if, instead of settling the most heated disputes, all hope of compromise nally
vanished and the corps of deputies failed in their essential mission? By analyzing the Ocaña Convention of
1928, the failure of which had a great deal to do with the nal dissolution of the Republic of Colombia (1819-
1831), this text poses such questions and seeks to analyze the moment in which the constituent assemblies
became milestones for political boundaries and prepared the way for civil war. It does so by making use of
the documentation available in the Archivo General de la Nación (AGN) and systematically confronting it with
French and Chilean diplomatic sources. The article also seeks to challenge the widely disseminated idea of
massive and spontaneous support of the Colombian peoples for the dictatorship of Bolivar.
KEYWORDS | Ocaña Convention, constituent assemblies, war of independence, Republic of Colombia, Simon
Bolivar.
* Esta investigación fue financiada por el programa Research in Paris, de la Alcaldía de París, en 2013.
** Doctor en Historia por la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne (Francia). Docente investigador del Centro de Estudios en Historia
(CEHIS) de la Universidad Externado de Colombia. Miembro del grupo de investigación “Arqueología de la Modernidad Política”
(categoría D en Colciencias). Entre sus últimas publicaciones se encuentran: Les commissaires de la Restauration auprès des États
hispanoaméricains (1818-1826). La Révolution française 6 (2014), y Matar a un rey ausente. Los regicidios simbólicos durante el inter-
regno neogranadino (1808-1816), Economía y Política 2 (2014): 5-37. Correo electrónico: danielgutierrezardila@gmail.com
La convención de las discordias: Ocaña, 1828 | Daniel Gutiérrez Ardila
TEMAS VARIOS 151
A convenção das discórdias: Ocaña, 1828
RESUMO | Os congressos constituintes na América Espanhola independentista foram, em geral, reuniões que
decidiram ou raticaram a existência de novos Estados. Nesse sentido, pode-se dizer que foram caracterizados
fundamentalmente pela convergência de pareceres e pela busca da unanimidade. Por isso, quando os acordos
atingidos começavam a se desintegrar, recorria-se naturalmente à convocação de um novo corpo constituinte
que consertasse as ssuras e acabasse com as ameaças de dissolução. No entanto, como igualar tendências
irreconciliáveis? O que aconteceria se, em vez de resolver as mais agudas disputas, a esperança de mediania
desaparecesse denitivamente e o corpo de deputados faltasse a seu cometido essencial? Mediante a análise
da Convenção de Ocaña (1828), cujo fracasso teve muita relação com a dissolução denitiva da República da
Colômbia (1819-1831), este texto se interessa por essas questões e busca analisar, com base na documentação
disponível no Archivo General de la Nación (AGN), sistematicamente confrontada com fontes diplomáticas
francesas e chilenas, o momento em que as assembleias constituintes se transformavam em indicações de
demarcação política e preparavam a chegada da guerra civil. Além disso, este artigo pretende impugnar a ideia,
largamente difundida, do apoio massivo e espontâneo dos povos colombianos à ditadura de Bolívar.
PALAVRAS-CHAVE Convenção de Ocaña, assembleias constituintes, revolução de independência, República da
Colômbia, Simón Bolívar.
Antecedentes
Al comenzar el año de 1826, el porvenir de Colombia
generaba conanza dentro y fuera del país. Aunque
inquietaba la presencia de España en Cuba y Puerto Rico,
con la rendición de El Callao, a nales del mes de enero, la
antigua metrópoli fue expulsada denitivamente del Perú.
Además, la pugna por el reconocimiento parecía resol-
verse también de manera satisfactoria, pues la república
mantenía relaciones diplomáticas con Estados Unidos y
Gran Bretaña y estaba ligada por tratados solemnes con la
mayor parte de los Estados hispanoamericanos (Rivas 1915
y 1961; Zubieta 1924). El Congreso Constitucional se venía
reuniendo regularmente desde 1823 y podía pensarse
que los conictos civiles que atormentaban a los Estados
vecinos habían sido denitivamente superados.
No obstante, en el mes de febrero la casa Goldschmidt de
Londres se declaró en bancarrota y arruinó el crédito y las
nanzas de Colombia. El 30 de abril, pocos días después
de conocerse en Valencia la decisión del Congreso de
suspender al inuyente militar José Antonio Páez de
la comandancia general de Venezuela, y de llamarlo a
juicio, se originó una revolución que se extendió muy
pronto a las provincias de Caracas, Carabobo y Apure.
El movimiento desembocó en la sustracción de estos
territorios a la autoridad del gobierno de Bogotá, en
la designación de Páez de una magistratura extraordi-
naria con el título de “jefe civil y militar de Venezuela” y
en la decisión de remitir un diputado a Bolívar en Perú,
para solicitarle que regresase a la república y facilitara
con su inujo la reunión de una convención capaz de
reformar la Constitución. Para legitimar estas actua-
ciones se acudió a un expediente que habría de gozar en
los años sucesivos de gran popularidad: la redacción de
actas en que supuestamente se consignaba la voluntad
de los diferentes vecindarios.
Como ha anotado Clément Thibaud, esta práctica
“permitía, en períodos de crisis, ancar alternativa-
mente la soberanía” y constituía “un poder constitu-
yente capaz de ser movilizado en cualquier momento
contra el poder ejecutivo” (Thibaud 2006, 16). Conviene,
con todo, anotar que el descontento del territorio de la
antigua Capitanía General con el gobierno y las leyes de
Colombia venía incubándose desde la creación misma
de la república, y se había manifestado previamente
por medio de una comisión que ofreció a Bolívar una
corona bonapartista. El incidente de la suspensión de
Páez fue visto entonces como una ocasión inmejorable
para manifestar con vigor, en un primer momento, un
separatismo genuino y para proclamar, más adelante, el
sistema federal (Bushnell 2007, 251-260; Guerra 1908,
20-33; Restrepo 1858, 497-515, tomo 3).
Mientras esto sucedía, Simón Bolívar logró que
comenzara a gestionarse en Perú la adopción del
proyecto de Constitución, que había redactado en
especial para la república de Bolivia y que, entre otras
cosas, preveía la creación de una Presidencia vitalicia
e irresponsable (Paz Soldán 1874, 70-110).1 Al recibir
las noticias de Venezuela, y en lugar de esforzarse
por defender el orden constitucional, el Libertador
aprovechó la situación para promover también en
Colombia la adopción de la Carta y encargó a un amigo
personal que la llevase a Bogotá, la reimprimiese y la
circulase profusamente (Restrepo 1858, 527-528, tomo
3; Vargas 1978, 33; Villanueva s. f.). Los temores abrigados
por los “hombres liberales” de Colombia, según los
cuales el Libertador había modicado sus ideas políticas
en Perú y cortejaba ahora la Corona, parecieron conr-
1 Ver también An drés de Sant a Cruz a Bol ívar y a La Fuente
(Lima , 12, 19 y 28 de septiembre y 8 y 23 d e octubre de 1826),
Santa-C ruz Schuh kraft (1976, 207-210, 214-216 y 218-219).

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