Las crisis bancarias y el sistema monetario internacional en la Gran Depresión y en la actualidad - Núm. 25, Julio 2011 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 845891641

Las crisis bancarias y el sistema monetario internacional en la Gran Depresión y en la actualidad

AutorRichhild Moessner - William A. Allen
CargoBanco de Pagos Internacionales - Magíster en Economía, asesor técnico del Comité de Hacienda de House of Commons, consultor de NBNK Investments Ltd. y profesor del Cass Business School, Londres, Inglaterra
Páginas43-87
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Richhild Moessner
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William A. Allen
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LAS CRISIS BANCARIAS Y
EL SISTEMA MONETARIO
INTERNACIONAL EN LA GRAN
DEPRESIÓN Y EN LA ACTUALIDAD
La crisis nanciera global de 2008-2009 fue un evento raro. Ha
habido muchas crisis nancieras localizadas, sobre todo desde
la década 19801, pero ninguna de alcance geográco comparable a
la de 1931.
Hoy sería prematuro declarar que la crisis terminó. Pero es claro
que el optimismo retornó; por ejemplo, el FMI prevé (en octubre de
2010) un crecimiento global del PIB del 4,8% en 2010, después de una
contracción estimada del 0,6% en 2009. Por tanto, la crisis al menos
se apaciguó, y la reincidencia sería un nuevo evento2.
La crisis de 1931 tuvo un alcance global, como la de 2008-2009.
Y llevó al desastre porque intensicó y globalizó la Gran Depresión
y todos sus males. Este escrito compara las crisis bancarias de 1931
y 2008-2009, para identicar las semejanzas y diferencias de escala y
naturaleza, y de la respuesta de los bancos centrales.
*
Banco de Pagos Internacionales, [richhild.moessner@bis.org].
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Magíster en Economía, asesor técnico del Comité de Hacienda de House
of Commons, consultor de NBNK Investments Ltd. y profesor del Cass Business
School, Londres, Inglaterra, [bill@allen-economics.com]. Los puntos de vista
que aquí se expresan son de los autores y no reflejan los del BIS. Agradecemos
a Bob Aliber, Peter Bernholz, Matt Canzoneri, Forrest Capie, Dale Henderson,
Takamasa Hisada, Andy Levin, Ivo Maes, Ed Nelson, Cather ine Schenk, Peter
Stella, Philip Turner y a los participantes en los seminarios del Departamento
Monetario y Económico del BIS, la Junta de la Reserva Federal, la Universidad
Georgetown y la London School of Economics por sus útiles comentarios. También
agradecemos a Bilyana Bogdanova y Swapan Pradhan por su excelente asesoría
estadística y ayuda en la investigación. Los errores restantes son responsabili-
dad nuestra. Artículo publicado en el Financial History Review 18, 1, 2011, pp.
1-20. Se publica con autor ización del Cambridge University Press. Traducción
de Alberto Supelano.
1 Ver IMF (2002, 134).
2 En mayo de 2010, la crisis financiera griega y sus repercusiones provocaron la
reapertura de las líneas de canje de la FED con los bancos centrales extranjeros
que se habían dejado vencer a comienzos del año.
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Richhild Moessner y William A. Allen
El momento de la crisis bancaria respecto del descenso de la
economía real fue diferente en los dos episodios. En un interesante
artículo de octubre de 2009, Almunia et al. comparan las primeras
etapas de la recesión activada por la crisis nanciera reciente con la
Gran Depresión de los años treinta. En el primer episodio, el pico de
la producción industrial, que ellos sitúan en junio de 1929, ocurrió casi
dos años antes de que la crisis bancaria empeorara con el derrumbe de
Creditanstalt de Viena en mayo de 1931. Y sitúan el pico reciente de
producción industrial en abril de 2008. Varios meses después de los
primeros signos de crisis bancaria, como el drenaje de liquidez en los
mercados de depósitos interbancarios en agosto de 2007 y la corrida
de Northern Rock del Reino Unido en septiembre de 2007, y cinco
meses antes de la quiebra de Lehman Brothers, después de la cual la
producción declinó precipitadamente. Almunia et al. muestran que “el
declive global de las manufacturas en los doce meses siguientes al pico
global de producción industrial, que situamos a comienzos de 2008,
fue tan agudo como en los doce meses siguientes al pico de 1929”,
que “las bolsas de valores globales cayeron aún más rápidamente que
hace 80 años” y “que el comercio mundial cayó incluso más rápido en
el primer año de esta crisis que en 1929-1930”. También argumentan
que “la respuesta de política monetaria y scal [...] fue más rápida y
más fuerte esta vez”3.
Nuestro propósito es más limitado que el de Almunia et al., pues
solo comparamos las crisis bancarias y no examinamos datos de la
“economía real”. La justicación de este enfoque es que hay consenso
en que la contracción de la liquidez causada por las quiebras bancarias
fue ampliamente responsable de la propagación y la intensicación
de la Gran Depresión4. En este enfoque, la comprensión de las crisis
bancarias y de cómo se manejaron es importante en sí misma. Sin
3 Ver Almunia et al. (2009).
4 Friedman y Schwar tz (1963) presentaron una interpretación monetaria de
la Gran Depresión. Bernanke y James (1991) mostraron que la producción in-
dustrial era mucho más débil en los países donde hubo pánicos bancarios que
donde no los hubo, lo cual indica la importancia de los pánicos banc arios en
la propagación de la depresión. En una línea similar, Ritschl (2009) señala que
en la Gran Depresión el hecho análogo al derrumbe de Lehman Brothers en
septiembre de 2008 fue el colapso del Creditanstalt de Viena en el verano de
1931, y no la crisis bursátil de 1929. Esto también es congruente con el punto
de vista de B. DeLong: “si hay un periodo de los años treinta que obsesiona
a los historiadores económicos es el de la primavera y el verano de 1931, pues
fue cuando la aguda depresión de Europa y América del Norte que empezó en
el verano de 1929 en Estados Unidos, y en el otoño de 1928 en Alemania, se
convirtió en la Gran Depresión” (citado en Ahamed, 2009), y con el punto de
vista de Ahamed (ibíd.), para quien “las convulsiones monetarias y bancarias de
1931 cambiaron la naturaleza del colapso económico”.
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embargo, la capacidad de comprensión está limitada por la disponi-
bilidad de datos, en especial sobre la crisis de 1931.
Bordo y James analizan la analogía entre la recesión reciente y la
Gran Depresión, y comentan:
Hay muchas lecciones de la Gran Depresión que se pueden y se deben
aprender con respecto al manejo de nuestra crisis actual. La más importante
–donde la lección es más obvia– es la de evitar el error de política moneta-
ria de no intervenir ante la crisis bancaria. Las políticas de los principales
bancos centrales –la Reser va Federal, el Banco Central Europeo y el Banco
de Inglaterra– sugieren que esta lección se ha aprendido en lo fundamental
(Bordo y James, 2009, 25).
Compartimos esa conclusión y señalamos que, a comienzos de los
años treinta, el patrón oro impidió el tipo de intervención monetaria
que requería la situación económica.
Empezamos comparando la escala de las dos crisis en las secciones
2 y 3. Analizamos las reacciones ociales a las crisis en la sección 4, y
los factores que incidieron en las diferentes reacciones ociales en la
sección 5. En la sección 6 presentamos las conclusiones.
LA MAGNITUD DE LAS CRISIS
No hay un indicador único de la magnitud de una crisis nanciera.
Aun conceptualmente es difícil pensar en un indicador totalmente
satisfactorio. Por ejemplo, una crisis que podría tener efectos adversos
masivos si es mal manejada puede tener efectos pequeños si es bien
manejada. En otras palabras, hay una relación inversa inevitable entre
la escala de la crisis y la capacidad para manejarla.
Todo lo que podemos hacer es comparar los indicadores observa-
bles de la escala de ambas crisis, reconociendo que no podemos iden-
ticar por separado los efectos del choque original y de los esfuerzos
realizados para contenerlos. De hecho, no podríamos asegurar que
podemos precisar exactamente cuál fue el choque original en cada
caso.
Recurrimos a dos indicadores observables: el crédito internacional
de corto plazo y los depósitos bancarios totales, domésticos y externos.
La elección es dictada en parte por la escasez de datos de 1931.
El c r é d i t o i n t E r n a c i o n a l d E c o r t o p l a z o
La escala del retiro del crédito internacional de corto plazo durante la
Gran Depresión puede ser medida por los datos del endeudamiento
internacional de corto plazo (obligaciones brutas) de Estados Unidos
y los países europeos que se muestran en el cuadro 1, el cual pasó de

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