La cruzada de tres pueblos indígenas contra la deforestación - 26 de Abril de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 843874809

La cruzada de tres pueblos indígenas contra la deforestación

tatiana pardo ibarra (*) - para el tiempoNunca se supo de Escolástico Ducuara. Quienes lo conocieron dicen que era un hombre trabajador y de temperamento fuerte. Rígido contra el sistema de la guerra. Que no titubeaba para hablar con los del monte cuando estos, con falsas promesas, querían reclutar a los más jóvenes y llevárselos selva adentro con un fusil colgando del hombro. Dicen que era la piedra en el zapato para las antiguas Farc y que, precisamente por eso, el 2 de mayo de 2004 lo desaparecieron y jamás se volvió a saber de él. ¿Quién dio la orden? ¿Por qué? ¿En dónde está su cuerpo? Dieciséis años después, siguen estando vigentes las mismas preguntas que aún no tienen respuestas. Los más viejos, sin embargo, aseguran que fue el grupo guerrillero quien se lo llevó a sus 87 años. Escolástico Ducuara fue uno de los fundadores del resguardo indígena Llanos del Yarí-Yaguara II, constituido el 22 de febrero de 1995 sobre 146.500 hectáreas de terreno baldío ubicadas entre los municipios de San Vicente del Caguán (Caquetá), La Macarena (Meta) y Calamar (Guaviare). Se creó para beneficiar a 38 familias integradas por 169 personas de los pueblos pijao, tucano y piratapuyo. Este es quizás el único caso de colonización indígena dirigido por el Estado colombiano. Arribar a tierra desconocida Los primeros exploradores fueron los pijaos, quienes llegaron a tantear el terreno en el año 1964, transportados y asistidos por la Fuerza Aérea Colombiana desde Chaparral, en el sur del Tolima. Huían de la violencia bipartidista que asolaba a Colombia desde los años 40 y del despojo de gran parte de sus tierras. Fue el Estado el que los animó a asentarse en una nueva región. De los Andes llegaron a la Amazonia sin saber cazar ni navegar. Aprendieron de la agricultura de tumba y poco a poco fueron adaptando el suelo forastero a los cerdos, las gallinas y el ganado. Quemaron el monte, abrieron las primeras trochas y construyeron pequeños puentes. Otros arribaron después serpenteando el río Tunia buscando alternativas distintas al caucho, las pieles animales y la coca. —Mi papá le pidió permiso a Escolástico para que nos dejara vivir acá y él nos acogió como parte de la comunidad —cuenta la piratapuyo Ilda Barra Builes, de 44 años—. Ellos rayaban palos de caucho, le sacaban la leche y hacían unos cuerotes grandes para los patrones. Después trabajaron con pieles de tigrillo, pero eso era muy duro porque los blancos nos tenían de esclavos. Barra recuerda que tardó 25 días en llegar a Yaguara II desde la cuenca del río Apaporis. Ella y su familia remaron en canoa río arriba y atravesaron el Parque Nacional Serranía de Chiribiquete en época de verano para aprovechar las peñas que se forman porque, en sus palabras, "si el agua se crece, solo quedan dos opciones: ahogarse o perderse". Un año después todos se marcharon, menos Ilda. Fue la única que se quedó, y resistió la peor parte. El fin de la tranquilidad La aparente tranquilidad terminó en el año 2004. Las Farc dieron la orden de que cualquier persona con apellido Bocanegra tenía que abandonar el resguardo en menos de 72 horas. Solo tres familias se quedaron en Yaguara II —entre ellas la de Barra, que ya no estaba sola sino con varios hijos pequeños—. El 93 % de la población fue víctima del desplazamiento forzado. La mayoría de las familias desplazadas se asentaron en el casco urbano de San Vicente del Caguán, en un área llamada Villa Norte, donde todavía siguen. Otras buscaron rumbos hacia Villavicencio, Bogotá, Granada, Neiva, Ibagué e incluso por fuera del país. El tejido social se rompió. —Fue tan duro ese día. Todo el mundo llorando y mirando qué cositas se podían llevar para no perder lo que se trabajó con tanto esfuerzo —cuenta Luis Carvajal, de 72 años— y así fueron saliendo los Bocanegra, pero después todos por la presión y el miedo a represalias. Empieza la deforestación El 26 de septiembre de 2017 llegó con un aire de triunfo. El Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras, en Ibagué, otorgó medidas cautelares en pro de la protección de la comunidad del resguardo Llanos del Yarí -Yaguara II como víctima colectiva del conflicto armado en Colombia. El juez reconoció no solo los hechos de violencia perpetrados contra ellos por las Farc, especialmente por los frentes 14 y 15 de la columna móvil Teófilo Forero y algunas veces por el frente primero del Guaviare, sino también el aumento "dramático" de la deforestación y la presencia de cultivos de uso ilícito "a partir del abandono del territorio". En el Auto 0263, el mismo juez le ordenó implementar una "estrategia integral e inmediata" para que cese la tala indiscriminada de bosque al interior de Yaguara II. La orden fue más allá: las autoridades deberían judicializar a las personas que "trafiquen la madera extraída sin permiso" y poner a andar un "plan de reforestación y recuperación ambiental". A partir de imágenes satelitales...

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