Cuarentena y pandemia, la irrealidad de un mundo que predijo el escritor - 29 de Enero de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 921351747

Cuarentena y pandemia, la irrealidad de un mundo que predijo el escritor

"Parece de ciencia ficción", es lo que me dijo un amigo sobre la pandemia del coronavirus. De inmediato me acordé del escritor estadounidense Ray Bradbury, conocido por escribir Crónicas marcianas (1950) y Fahrenheit 451 (1953), que Truffaut llevó al cine en los años sesenta. Pero me acordé de él más bien por El hombre ilustrado (1951). Un hombre se encuentra con un vagabundo, que, a lo largo de su vida, había acumulado en su cuerpo tatuajes tan reales que parecía que contaban historias. En realidad sí las contaban. Si mirabas con atención su espalda, sus brazos o su pecho, encontrabas retratos, grupos de personas, gente sola en medio de la naturaleza. Lo curioso es que, si te concentrabas un poco más, podías verlas en movimiento, con una secuencia narrativa que los mejores escritores envidiarían. El vagabundo estaba tan orgulloso de sus imágenes que quería destruirlas. Paradójico, pero comprensible, porque las historias ilustradas en El hombre (ilustrado) daban cuenta de una sociedad distópica, en que la tecnología hacía compañía a personas cada vez más solas. Historias perturbadoras En El hombre ilustrado, a través del vagabundo tatuado, Bradbury nos cuenta historias fantásticas, pero perturbadoramente verosímiles. Sus protagonistas son personas comunes y corrientes, que enfrentan situaciones distópicas asumiendo que es natural que estas ocurran. Algunos personajes se adaptan a ellas mejor que otros. Por ejemplo, en una de las historias, un hombre queda infectado con una enfermedad que llena la boca y la nariz de sangre, y que te mata luego de un año entero de sufrimiento. Como no había cura en la Tierra, había que embarcarse en un cohete y desterrarse en Marte para no contagiar y matar a otros hombres. En otra historia, todas las personas despiertan una mañana sabiendo que el mundo terminaría esa misma noche, pero que no acabaría ni por una guerra, ni por un ataque biológico ni por una bomba atómica. Simplemente terminaría. Lo sorprendente es que nadie se aturde ni se alarma porque el fin inesperado de la humanidad es asumido como lógico. "¿Qué harán las personas...

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