Cultura organizacional, prácticas de gestión humana y competitividad - Recursos Humanos en redes y organizaciones. Algunas reflexiones y desafíos - Recursos Humanos en redes y organizaciones. Algunas reflexiones y desafíos - Libros y Revistas - VLEX 728576477

Cultura organizacional, prácticas de gestión humana y competitividad

AutorRuth Elizabeth Gutiérrez M.
Páginas125-140

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Ruth Elizabeth Gutiérrez M.*

Resumen

El presente capítulo presenta la relación existente entre los factores culturales establecidos por la Unesco para el desarrollo social de los pueblos y los parámetros de desempeño cultural que se aprecian en las distintas organizaciones. Se trata de llamar la atención especialmente a las pyme, para que asuman dicha temática como relevante, de tal manera que el aspecto cultural se vivencie en relación directa con la satisfacción de las necesidades humanas inmediatas, involucrando la actividad humana cooperativa (parodiando postulados de la Escuela Austríaca de Economía). Lo descrito, permitirá que las prácticas del talento humano generen valor y rentabilidad a todos los grupos de interés vinculados con la organización. Se inaliza la relexión, planteando la relación entre el concepto cultural y la competitividad para lo cual se recurre al caso de Koch Industries Inc., donde el estilo gerencial se ha basado en la ciencia de la acción humana aplicada a la organización, a partir de la creación de valor con una visión de éxito a largo plazo, en el que se recurre a cinco dimensiones: visión, virtudes y talentos, procesos de conocimiento, poder de decisión e incentivos.

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Palabras clave: sector cultural, facilitador de desarrollo, valor agregado, constructo simbólico, consciencia colectiva, direccionamiento, market-based management, acción humana.

Organizational Culture, Human Resource Management

Practices and Competitiveness

Abstract

This chapter presents the relationship between cultural factors, as established by Unesco for the social development of people, and the performance parameters that can be seen in different organizations. This draws particular attention to small and medium businesses, to assume such a relevant subject, that the cultural aspect is directly related to meeting immediate human needs, involving the cooperative human activity (mocking the postulates of the Austrian Economic School). The described study allows human talent practices to create value and proitability for all parties related to the organization. As a inal relection, the study looks at the relationship between the cultural concepts and competitiveness that arises, and uses the case of Koch Industries Inc., in which the management style applied is based on the science of human action to create value and long-term success in ive dimensions: vision, virtues and talents, knowledge processes, empowerment and incentives.

Keywords: Cultural sector, development facilitator, added value, symbolic construct, collective consciousness, addressing, market-based management, human action.

Introducción

Ningún modelo de desarrollo es posible si la cultura, entendida como producto y sobre todo como herramienta facilitadora de procesos humanos de adquisición de conocimiento, de diálogo y cooperación, no se considera un pilar esencial del desarrollo sostenible. La cultura, en toda su diversidad, puede fomentar un sentimiento de identidad y cohesión en las sociedades en un momento de incertidumbre. Es también una poderosa fuente de creatividad e innovación, no pude haber desarrollo sostenible sin ella.

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¿Por qué hablar de cultura?

En su Informe Mundial sobre la Cultura, la Unesco (2001) llamó la atención a todos los países en los diversos continentes sobre la consideración de que las sociedades deben tener claridad en relación con su identidad, para responder a los interrogantes de ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? (p. 9). Dicha entidad asume que el estudio de los factores culturales permitirá interpretar y optimizar los diferentes modelos de desarrollo, dado que la cultura permite explicar los modos de vida y formas de convivencia de los pueblos y sus organizaciones, “sus valores, la tolerancia frente a los demás, las orientaciones y preferencias sociales” (p. 11).

La discusión prosiguió y, para el año 2013, ya se estaba hablando de la agenda post 2015, porque se había asumido plenamente que

La cultura es un motor del desarrollo, impulsado por el crecimiento del sector cultural y de las industrias creativas y los beneicios derivados de la salvaguardia del patrimonio cultural material e inmaterial. Asimismo, la cultura es un facilitador del desarrollo sostenible, el entorno donde las políticas de desarrollo pueden avanzar mediante la apropiación local, con eicacia y efectos positivos. (Bokova, 2013)

Aunque la Unesco asume a la pyme como ente transmisor y formador de cultura, al tiempo que genera desarrollo económico, infortunadamente todavía en Colombia un gran número de ellas no ha hecho eco de estos postulados, por considerarlos de otro tenor y ajenos a los intereses propios del aspecto económico; nada más alejado de la realidad y nocivo para la organización y todos sus grupos de interés.

El subdirector general de la Unesco, Francesco Bandarín (2013), considera que “la cultura debería ser incorporada como elemento transversal en todos los programas de desarrollo” sostenibles (p. 4), puesto que allí se encuentra el secreto de adaptación a los diversos contextos, que estimula el crecimiento de diferentes sectores socioeconómicos donde, obviamente, tiene lugar el crecimiento empresarial. Es por ello que la batería de indicadores de la Unesco ija como ejes principales de la cultura hechos que la asumen como: a) un sector de la actividad económica; b) un factor que agrega valor al desarrollo y aumenta su impacto, y c) un marco sostenible

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para la cohesión social y la paz, indispensable para el desarrollo humano (Guzmán, 2013, p. 10).

Lo descrito anteriormente ha permitido comprender por qué todo ser humano ubicado en cualquier punto de este planeta posee relación directa con la cultura. Esa relación ha sido bien comprendida por diversos estudiosos, investigadores y psicólogos sociales como Durkheim, Jung, Lévi-Strauss, Bourdieu, Bachelard y Durand por nombrar unos pocos, quienes relacionaron la actuación humana con aspectos simbólicos de su entorno porque afectan el imaginario de los pueblos, un aspecto vital de las características de orden cultural, a partir de las cuales se diferencian de otros poblados y regiones.

Dicha simbología expresada en ambientes de colectividad motivados por la interacción social, que supera lo arbitrario1o alegórico2se encuentra en construcción permanente porque “se elabora conforme transcurre la existencia, se corrige conforme se piensa la experiencia, se aina o se pervierte, conforme pasa el tiempo” (Solares, 2011, p. 15), haciendo alusión a una realidad subjetiva, abierta y metafísica. Esta construcción también ha sido denominada consciencia colectiva, no solo porque involucra a una comunidad en pleno desde su forma de pensar, sentir y actuar, sino porque estas formas se expresan en comportamientos semejantes, legitimados por su aceptación y cumplimiento (Méndez, 2009, p. 11).

En este mismo sentido se expresa Max-Neef (1 986) cuando asume la cultura desde un constructo simbólico, consensual, lexible y arbitrario, planteado a partir de la forma como las sociedades y sus integrantes, grupal o individualmente, realizan actividades y generan productos o servicios para satisfacer sus necesidades. Esto involucra aspectos transmitidos y manifestados socialmente mediante conductas visibles como hábitos, técnicas, conocimientos, ideas y creencias.

Dichas características, visibilizadas a partir de valores y modos de interpretación de la realidad se aprecian en el lenguaje, la gastronomía, el

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folclore, las iestas, los rituales, la organización de sus viviendas, la música, el arte, la literatura, los vestidos, las herramientas, los implementos y ornamentos utilizados; los juegos e instituciones imperantes; además de elementos menos visibles, como la cosmología, los conceptos de pudor y de belleza, los modelos de relación, la deinición de locura, las funciones relacionadas con el rango, el sexo, la edad, el lenguaje corporal, la expresión de las emociones, valores, ideales, etc. (Löwy, s. f., p. 3).

La consciencia colectiva alora cuando los individuos demuestran identidad y pertenencia a un grupo, ya sea porque este suple sus necesidades3 existenciales4y axiológicas5(Max-Neef, 1 986, p. 43), o porque les da la posibilidad de sentirse protegidos contra amenazas exteriores. Es en este vínculo social donde se asumen valores, asimilan códigos comunicativos y aprenden conductas socialmente aceptadas: se asimila la obediencia, la conformidad, la...

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