Editorial. El drama del mundo actual
Autor | Rafael Ballén |
Cargo | Profesor investigador y escritor |
Páginas | 11-12 |
Editorial
Rafael Ballén*
Pese a la acción depredadora del hombre, todavía se conservan muchas bellezas en el
mundo. Google, y las enciclopedias impresas, registran algunas de ellas. A la mayoría
las podemos apreciar con nuestros sendos, cada cual las puede evocar a su manera.
Las Pirámides de Egipto y las seis maravillas, los Alpes cubiertos de nieve en primavera,
las Cataratas del Niágara, las de Iguazú, el Central Park en Nueva York, un espectáculo
en el cabaret Moulin Rouge de París o una cena a orillas del Danubio. En nuestro país,
aún nos quedan hermosos paisajes con sus ríos, montañas, páramos de frailejones,
lagunas, profundos cañones, la alfombra verde de la selva amazónica, los carnavales,
las competencias deporvas, los fesvales de música, el desle de Silleteros y el piafar
vencedor de los caballos de El Ubérrimo.
Claro, hay cosas más elementales, baratas y humanas de singular perfección en cualquier
lugar del planeta: la intensidad azul del cielo en una noche de luna llena y de estrellas
lantes, la erna sonrisa de un niño que a los once meses quiere dar sus primeros pasos
y arcular sus primeras palabras, el abuelo venerable que juega con su nieto y mil y un
pasajes más de la vida codiana de la gente simple.
No obstante, las innitas expresiones de belleza, así como deviene el mundo, tanto en
la normalidad como en excepción, no se encuentran bien. En la normalidad, una exigua
minoría ha hecho del mundo un drama. Terratenientes, industriales, transnacionales del
comercio, las nanzas y las comunicaciones son los dueños del mundo, ponen y quitan
gobernantes, reyes, legisladores, magistrados y generales a su antojo. Todos juntos —
dueños y teres— han hecho del mundo una obra de teatro superior a las escritas por
Shakespeare. Han converdo a 7.700 millones de personas en simples espectadores,
nos hacen reír o llorar según el género que nos presenten: comedia o tragedia. Se
hallan absortos en el apasionante encanto de su vida, la de príncipes. En medio de esa
felicidad tan perfecta todos se hallan ensimismados en sus escenarios, y mediante sus
grandes cadenas de comunicaciones nos manenen ciegos, sordos e hipnozados,
para vendernos su mundo. Sin embargo, desde hace siglos la inmensa mayoría de la
población mundial llora de hambre, miseria y exclusión. Aún así, a veces nos hacen reír
las bufonadas de directores y actores.
Ese drama de la normalidad comenzó hace unos 5.500 años, es decir, tan pronto una
jefatura políca trascendió al primer Estado en el país del Sumer, al sur de lo que hoy es
El drama del mundo actual
* Rafael Ballén, profesor invesgador y escritor. Ph.D. en derecho público de la Universidad de Zaragoza-
España. En cción es autor de Cenizas, La vida ejemplar de Constanna y Tirojo. De cuerpo entero, y de
tres novelas más (inéditas) sobre el conicto armado en Colombia. En no cción ha publicado más de dos
docenas de libros y numerosos ensayos, en temas de ciencia políca, losoa, sociología jurídica e historia.
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