Educación y género en el horizonte del reconocimiento recíproco: lectura obligada desde la pedagogía crítica de Paulo Freire - Parte I. Educación, cognición y género - Pedagogía crítica latinoamericana y género - Libros y Revistas - VLEX 857303109

Educación y género en el horizonte del reconocimiento recíproco: lectura obligada desde la pedagogía crítica de Paulo Freire

AutorCamilo Andrés Ramírez-López y Yasaldez Eder Loaiza
Páginas29-66
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Capítulo 1
EDUCACIÓN Y GÉNERO EN EL HORIZONTE
DEL RECONOCIMIENTO RECÍPROCO:
LECTURA OBLIGADA DESDE LA PEDAGOGÍA
CRÍTICA DE PAULO FREIRE
Camilo Andrés Ramírez-López
Yasaldez Eder Loaiza
1.1. IntroduccIón
En el presente capítulo planteamos la reflexión central del
género en el escenario educativo desde la perspectiva crítica
del pensamiento de Paulo Freire. En este sentido, asumimos
elementos para la reflexión desde los cuales se hace necesario
el abordaje del género no como elemento central, sino como
una de las manifestaciones de la problemática en la que se halla
la realidad de la educación actual. De manera que abordar la
pedagogía crítica desde el pensamiento freiriano se convierte
en elemento central del desplazamiento en la comprensión de la
realidad problémica y posibilita elementos para el planteamiento
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Camilo Andrés Ramírez-López, Yasaldez Eder Loaiza
de la esencia constitutiva de la problematización del género
en la escuela.
Además de asumir las posturas de Freire como referente
fundante, revisamos planteamientos de otros autores y autoras
que han abordado la necesidad de pensar una escuela distinta,
en la que se reconoce a las personas desde sus posibilidades
de enfrentar retos, desde un pensamiento crítico y una acción
reflexiva, y no como agentes perpetuadores y reproductores
de modelos económicos, políticos, culturales y económicos; tal
es el caso de McLaren (1998) y Giroux (1990, 2009), quienes
también se han preocupado por pensar en una educación di-
ferente, alternativa, que se aborde respecto de la liberación y
transformación, de tal suerte que no se perpetúen los modelos
transmisionistas y bancarios, sino que, por el contrario, posi-
biliten nuevos escenarios de reflexión, participación y acción
para lograr una sociedad más justa y equitativa.
La posibilidad de problematización del género hace ne-
cesario deconstruir la mirada sexista que sobre la discusión
del género se ha priorizado, así como su representación social
centrada en un orden biológico y fisiológico, desde donde se
han naturalizado y legitimado formas de poder y menosprecio
en las relaciones sociales. Proponemos un desplazamiento que
permita ubicarnos en emergencias críticas y contingentes del
género, asumiendo lógicas transdisciplinares y existenciarias
de ser en el mundo que trasciendan la mirada género-sexo
argumentando una postura construccionista de orden social y
cultural. Sea del caso mencionar, por ejemplo, a Stoller (1968),
quien, refiriéndose a la categoría de género, afirma que es “un
término que tiene connotaciones sicológicas y culturales más
que biológicas; si los términos adecuados para sexo son varón
y hembra, los correspondientes al género son masculino y fe-
menino, y estos últimos pueden ser bastante independientes
del sexo biológico” (p. 187), pudiendo, incluso, asumir con-
notaciones diferentes de la de hombre y mujer.
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Capítulo 1. Educación y género en el horizonte del reconocimiento recíproco
Se deduce, entonces que, mientras el sexo hace referencia a
las características fisiológicas y biológicas de ser hombre o mujer,
el género hace alusión a la configuración social de las diferencias
humanas. En otras palabras, se advierte que en cuanto el sexo
es heredado el género es adquirido por medio de la interacción
y del aprendizaje cultural. Por otra parte, Fraisse (1996, p. 34)
plantea que es cierto que la distinción jerarquizada entre sexo
y género se asemeja no solo a la alianza entre el hecho y el con-
cepto, sino también al dualismo naturaleza/cultura.
Se ha debatido el determinismo biológico en el que se regis-
tra claramente la distinción entre lo femenino y lo masculino y,
con ello, las dinámicas sociales que ha generado dicha “oposi-
ción”, en el que se es varón o hembra según unos cánones de
orden biológico e instituyendo prácticas sociales de distinción,
exclusividad y privación en uno u otro género.
Lamas (1996, p. 1) plantea que “el género, esa simbolización
cultural construida a partir de la diferencia sexual, rige el origen
humano y se manifiesta en la vida social, política y económica”.
Entender qué es y cómo opera el género nos ayuda a vislum-
brar cómo el orden cultural produce percepciones específicas
sobre los modos de ser y estar en el mundo, percepciones que
se erigen en prescripciones sociales con las cuales se intenta
normar la convivencia y la interacción social en la vida cotidiana.
La normativa social encasilla a las personas y suele ponerlas en
contradicción con sus deseos, y a veces incluso con sus talentos
y potencialidades. En ese sentido, el género es, al mismo tiempo,
un filtro a través del cual miramos e interpretamos el mundo
y una armadura que constriñe nuestros deseos y fija límites al
desarrollo de nuestras vidas.
Tal es el caso de la escuela, donde, como escenario de so-
cialización y constitución de subjetividades, ya se han pro-
blematizado sus realidades sexistas. El programa “Escuelas
seguras: el derecho de cada niña”, de Amnistía Internacional,
reconoce:

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