Élites miopes son culpables del ascenso de Donald Trump - 21 de Mayo de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 639737405

Élites miopes son culpables del ascenso de Donald Trump

Trump es misógino,

racista y xenófobo. Se vanagloria de su propia ignorancia e incoherencia.

Donald Trump será el candidato republicano a la presidencia. E incluso pudiera llegar a ser presidente de EE. UU. Es difícil exagerar la importancia y el peligro de este acontecimiento. EE. UU. fue el bastión de la democracia y la libertad durante el siglo XX. Si se eligiera a Trump como presidente -un hombre con actitudes fascistas hacia la gente y hacia el poder- el mundo sufriría una significativa transformación. Trump es misógino, racista y xenófobo. Se vanagloria de su propia ignorancia e incoherencia. La verdad es lo que él encuentre conveniente. Sus ideas políticas son absurdas, cuando no son atroces. Sin embargo, sus actitudes e ideas son menos inquietantes que su personalidad: él es un narcisista, un abusador y un esparcidor de teorías conspirativas. Es aterrador considerar cómo un hombre como él utilizaría los poderes a disposición del presidente. Andrew Sullivan, el comentarista conservador, recientemente escribió: “En términos de nuestra democracia liberal y del orden constitucional, Trump es un evento ligado a la extinción”. Tiene razón. Para el presidente Trump pudiera resultar sorprendentemente fácil encontrar a personas dispuestas a ejecutar las órdenes tiránicas u obligar a quienes se rehúsan a hacerlo. Mediante la exageración de las crisis, o a través de crearlas, un aspirante a déspota puede pervertir los sistemas judiciales y políticos. Los presidentes de Rusia y Turquía representan ejemplos magistrales. EE. UU. tiene un orden constitucional arraigado. Pero incluso éste pudiera flaquear, sobre todo si el presidente contara con un apoyo a prueba de juicio político por parte del Congreso. Sullivan evoca a Platón, el más grande de los filósofos antidemocráticos, en busca de ayuda. Él nos recuerda que Platón creía que mientras más igualitaria fuera una sociedad, menos estaría dispuesta a aceptar la autoridad. Su lugar lo ocuparía el demagogo que ofrece soluciones sencillas para problemas complejos. Trump es el flautista de Hamelín al que siguen los enfurecidos y los resentidos. Sullivan argumenta que Trump ha ascendido como el hombre que va a “enfrentar a las cada vez más despreciadas élites”. Además, la revolución de los medios de comunicación ha facilitado este ascenso borrando “casi cualquier moderación o control de las élites de nuestro discurso democrático”. La demagogia es, de hecho, un talón de Aquiles de la democracia. Sin...

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