Encerrados en la selva
Autor | Luis Sánchez Ayala - Alexandra Areiza Tapias |
Páginas | 77-93 |
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Encerrados en la selva*
L S A
A A T
U mayores dinamizadores de la conservación en áreas protegidas
Janeiro el de junio de . Este acuerdo es promovido por la Conferencia
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, y fue adoptado
inicialmente por países. Por su parte, Colombia raticó el acuerdo en ,
pero apenas en el constituyó ocialmente su sistema de áreas protegidas
nacionales (que era uno de los objetivos del ). Como resultado de esto, a la
fecha el país cuenta con áreas protegidas pertenecientes al Sistema de Parques
Nacionales Naturales, equivalentes a hectáreas. A esas áreas protegidas
debemos agregar las áreas regionales, que actualmente representan
hectáreas. Esto se traduce en un número signicativo de hectáreas bajo algunas
de las categorías de conservación de la naturaleza.
Entre las guras de conservación existentes en el país, es necesario diferen-
ciar aquellas que permiten otros usos de la tierra, y aquellas que se destinan
ElConvenio sobre la Diversidad Biológica() es un tratado internacional jurídicamente
vinculante con tres objetivos principales: la conservación de la diversidad biológica, la utilización
sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los benecios que se deriven
de la utilización de los recursos genéticos. Su objetivo general es promover medidas que conduzcan a
un futuro sostenible. El órgano rector del es la Conferencia de las Partes () de laConvención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (). Esta autoridad suprema de
todos los gobiernos (o partes) que han raticado el tratado se reúne cada dos años para examinar
el progreso, jar prioridades y adoptar planes de trabajo.
* Los resultados presentados en este capítulo forman parte de una investigación nanciada por el
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.
A
exclusivamente a la conservación. En este sentido, aunque las áreas protegidas del
Sistema de Parques Nacionales Naturales cuentan con cinco categorías de manejo
(Parque Nacional Natural, Reserva Nacional Natural, Área Única, Vía Parque,
Santuario de Flora y Fauna), todas son guras de estricta preservación. Es decir,
no admiten otros usos de la tierra. Por su parte, las áreas protegidas regionales
tienen diferentes categorías de intervención, desde usos de tierras agrícolas hasta
preservación. En la categoría de preservación regional (parque natural regional),
existen áreas protegidas ( hectáreas). Este escenario acentúa el panorama
con respecto a las restricciones actuales sobre el uso de la tierra, así como las que
se impondrán con los nuevos objetivos de conservación del Gobierno.
Estos antecedentes sugieren una expansión signicativa de las tierras destina-
das a la conservación en Colombia. Sin embargo, muchas de estas áreas no están
vacías, ya que una parte importante de las tierras que se encuentran dentro del
Sistema de Parques Nacionales Naturales, y muchas de las tierras contempladas
para la declaración de nuevas áreas de conservación han sido ocupadas por per-
sonas durante muchos años. En este sentido, no está del todo claro qué implican
estas acciones de declaración y expansión de áreas de conservación en la diná-
mica socioespacial de la población que habita esos lugares. En otras palabras,
cómo la conservación está produciendo un acaparamiento territorial.
A través del caso del Parque Nacional Natural Selva de Florencia, ubicado
en la región oriental del departamento de Caldas (véase el mapa .), se pueden
dar luces de lo que ha representado la conservación sobre el territorio. Pero
mucho más sobresaliente aún, se puede dar cuenta de cómo el acaparamiento
territorial puede surgir de actividades más allá de lo minero y agroindustrial
—como se ha demostrado en los anteriores capítulos—, para materializarse en
una práctica tan noble como la conservación del medio ambiente.
Partiendo de esta perspectiva, analizamos la experiencia de la declaración de
la Selva de Florencia como área de conservación, particularmente en el municipio
de Samaná en el departamento de Caldas, para así sustentar nuestro argumento
sobre el acaparamiento territorial. Con casos como este podemos sustentar la
necesidad de incorporar en las discusiones sobre concentración y acaparamiento
un nuevo concepto (acaparamiento territorial), desde el cual se pueda abordar y
analizar integralmente las implicaciones, así como de los efectos, consecuencias e
inuencias socioespaciales relacionadas con las dinámicas de tierras.
Teniendo en cuenta los objetivos mencionados, organizamos este capítulo
en tres partes. En la primera, presentamos una contextualización de las zo-
nas de estudio, resaltando el proceso de creación de la zona de conservación.
En el segundo, exponemos los impactos locales, y, por tanto, lo que ha signicado
socioespacialmente el acaparamiento territorial en el municipio de Samaná, con
el n de demostrar los cambios y trastrueques que conllevan las dinámicas de
acaparamiento territorial. Cerramos el capítulo con algunas reexiones.
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