Espacio, tiempo y paisaje del piedemonte araucano - El territorio como poder y potencia. Relatos del piedemonte araucano - Libros y Revistas - VLEX 850926306

Espacio, tiempo y paisaje del piedemonte araucano

AutorJuan Eduardo Moncayo Santacruz
Páginas165-217
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Espacio, tiempo y paisaje
del piedemonte araucano
Queda solo abordar las causas de la transformación del paisaje en la
región del Sarare, y quizás donde ese abordaje puede hacerse con mayor
claridad es en los municipios de Cubará, departamento de Boyacá, y en
Saravena, departamento de Arauca. Por ser estos municipios los perso-
najes centrales de la colonización del Sarare, acá se los asume como pie-
demonte araucano, superando las fronteras políticas y privilegiando los
factores ecológicos, históricos y etnológicos que han ido configurando el
territorio entre las reminiscencias de las misiones jesuíticas; la búsqueda
de tagua, quina, caucho y añil; los desplazamientos campesinos provo-
cados por las violencias de La Violencia; la emergencia de comunidades
campesinas relativamente autónomas; y la privación prolongada de
bienestar que van dejando la soberbia petrolera y el conflicto armado.
Según Geist y Lambin (2001), las causas de transformación de
los paisajes se dividen formalmente en proximales y subyacentes. Las
primeras, entendidas como direccionadores directos, se refieren a los
cambios físicos en la cobertura de un paisaje ocurridos por la extensión de
infraestructura (transporte, mercados, asentamientos, servicios públicos,
empresas privadas etc.), la expansión de la agricultura (agricultura intensi-
va, cultivos transitorios, pastos para ganadería) y la extracción de madera
(con fines comercial, de leña y carbón de leña). Las causas subyacentes,
entendidas como direccionadores indirectos, se refieren a los factores
demográficos (incremento natural, migraciones, densidad, distribución
espacial, ciclos de vida), económicos (crecimiento de los mercados y
comercialización, industrialización, crédito, dinámica de precios),
tecnológicos (mecanización, insumos, transformación local, infraes-
tructura), políticos (políticas, derecho a la propiedad, clima político,
corrupción) y culturales (valores, creencias, actitudes públicas, hábitos
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El territorio como poder y potencia
de consumo) que subyacen a las causas proximales. En la relación causas
subyacentes/causas proximales, estos autores contemplan también otros
factores, como los condicionamientos biofísicos (aptitud: suelos, agua;
vulnerabilidad a la degradación: resiliencia; disturbios: quemas, hura-
canes, inundaciones, sequías) y disturbios socioeconómicos y políticos
(revoluciones, cambios económicos y de políticas abruptos, violencias y
desplazamientos) que puedan incidir en la transformación de los paisajes.
Sin embargo, y dado que este abordaje de las razones de origen
de la configuración territorial permite fundamentalmente explicitar
causalidades eficientes (¿por qué?) y finales (¿para qué?) —donde en
las primeras la causa se agota en el efecto y en las segundas la causa está
en el futuro y el efecto en el presente (Garciandía, 2011)—, se incorpora
una aproximación al territorio que mira estructuras, organizaciones y
procesos que constituyen sus dinámicas ecológicas y humanas. Esto,
con el ánimo de comprender, en términos de funciones, roles y cau-
salidades circulares (¿qué?, ¿cómo?) —según Gaciandía— el devenir
del sistema combinado cultura-naturaleza. El estudio de las causas
proximales permite encontrar causalidades eficientes y el estudio de
las causas subyacentes, causalidades finales. En ambos casos estamos
hablando de causalidades lineales en las que, por lo general, “se dice que
tal fenómeno ocurrió porque tal otro lo produjo o lo provocó” (p. 40),
si la causa antecede al efecto o si el efecto antecede a la causa. La in-
corporación de los conceptos de estructura, organización y proceso,
como criterios de comprensión de los sistemas vivos, permite integrar
la causalidad eficiente y la final en la idea de causalidad circular, donde
los efectos regresan al origen y se convierten en causas de las causas.
Entendiendo el territorio como un sistema de cosas y un sistema
de eventos que se confunden en la realidad única del devenir territorial,
podemos decir que estructura, organización y proceso se corresponden
respectivamente con esos aspectos que integran espacio, tiempo y
procedimientos en el sistema de cosas cambiantes que constituyen el
acontecer territorial. El sistema de cosas, vale decir, la estructura, “es una
condición física, material, en la cual se hace cuerpo físico la organización,
se corporeiza y adquiere una dimensión concreta en la materia”. El sistema
de eventos, vale decir la organización, está constituido por una serie de
“fenómenos que articulan en un todo coherente de sentido a quello que
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bien podría estar separado”. Y como no puede haber cosas sin eventos
ni eventos sin cosas, estructura y organización “son dos condiciones
inevitables que no se pueden excluir, [y] se articulan en una relación
de complementariedad y antagonismo […]. Sin organización el sistema
desaparece como tal y sin estructura no puede concretarse, permanece
en el espacio de lo virtual, de lo posible no hecho” (Garciandía, 2011,
p. 74). Desde esta óptica, el devenir, o sea, el proceso “es un fenómeno
cuya naturaleza es la de llevar a cabo la continua y permanente corpo-
reización y materialización de la organización de un sistema” (p. 81).
Se trata entonces de preguntarse por la estructura, el patrón de
organización y el proceso que hacen posible que el sistema cultura-na-
turaleza llamado piedemonte araucano pueda distinguirse y definirse
como tal. En relación con la estructura, y de acuerdo con el material
existente para fotointerpretación en el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi (
iGac
) para el período 1950-2010, se lograron espacializar, de
acuerdo con la metodología Corine Land Cover —adaptada para Co-
lombia (Ideam, 2010)— los cambios de cobertura del paisaje en tres
zonas emblemáticas de la colonización del Sarare: Cubará (1943-2004),
isla del Charo, en el área rural de Saravena (1947-2005), y zona urbana
de Saravena (1946-2009). Es necesario decir que dicha metodología
establece cinco unidades de cobertura de la tierra (territorios artifi-
cializados, territorios agrícolas, bosques y áreas seminaturales, áreas
húmedas y superficies de agua) desplegadas en varios niveles de análisis
y que los límites de este estudio solo llegan al segundo nivel. Respecto al
patrón de organización, y en correspondencia con el período 1943-2009,
que finalmente puede estudiarse integrando la información espacial de
las tres zonas mencionadas, se distinguen cuatro momentos en el direc-
cionamiento de la transformación del paisaje: la implementación de la
Colonia Agrícola del Sarare (1943), La Violencia política (1946-1964), la
consolidación de comunidades campesinas relativamente autónomas
(1964-1982) y la era petrolera, que junto con el conflicto armado, surgen
en la década de 1980 en Arauca, para direccionar hasta hoy las relaciones
entre lo físico, lo biológico y lo humano.
En correspondencia con el proceso, la matriz de poder modernidad/
colonialidad muestra que, desde el punto de vista espacial, la tenden-
cia a la permanente clausura de los sistemas abiertos, la frontera de la

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