El estatus jurídico sui generis de las favelas - La construcción del concepto jurídico favela - Favelas de Río de Janeiro: historia y derecho - Libros y Revistas - VLEX 850197549

El estatus jurídico sui generis de las favelas

AutorRafael Soares Gonçalves
Páginas107-129
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El estatus jurídico sui generis
de las favelas
Las favelas: llagas urbanas de Río de Janeiro
Una nueva reexión sobre la ciudad se impuso en Brasil a nales de la década
de 1920. En vez de concentrarse en intervenciones esporádicas, higienistas
y estéticas, el urbanismo fue poco a poco implementando una concepción
más sistémica de la ciudad.1 Esa nueva concepción, muy inuenciada por la
consolidación del mercado inmobiliario en Río de Janeiro, apuntaba a una
división espacial que podría contribuir aú n más a la acumulación de capital.
En ese contexto, las favelas lógicamente no tenían más derecho a la ciudad.
Era, pues, imperioso que fueran encontrados los medios de erradicarlas de-
nitivamente y de expulsar a sus habitantes hacia los ar rabales de la ciudad.
El médico Mattos Pimenta —personicando el surgim iento del capital
inmobiliario en Río de Janeiro—2 da inicio a una c ampaña radical en con-
tra de las favelas y su expansión en el tejido urbano. En un artícu lo titulado
“Acabemos con las favel as”,3 Mattos Pimenta subraya de forma particular el
aspecto estético del problema y arma que es necesario leva ntar
una barrera proláct ica en contra de la infestación avasalladora de las
lindas montañas de R ío de Janeiro por el agelo de las ‘favelas’, lepra de
la estética que surgió a llí en el cerro entre la Estrada de Ferro Central
do Brasil y la avenida do Caes do Porto y se fue esparciendo por toda
parte, llenando de sucied ad y de miseria preferentemente a los barrios
más nuevos y donde la naturaleza f ue más pródiga en belleza.4
1 Lícia Valladares , A invenção da Favela. Do mit o de origem a favela.com , p. 43.
2 Lícia Valladares , A invenção da Favela..., p. 44 .
3 Correio da Manhã , 18 de noviembre de 1926.
4 Correio da Manhã , 18 de noviembre de 1926.
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Rafael Soare s Gonçalves
El médico lanza, además, a rgumentos de naturaleza sanitaria y socia l.
Las favelas, desde su punto de vista, son el foco de todas las desgracias so-
ciales de la ciudad.5
Las favelas —creación genuina mente carioca no observada en ni nguna
otra ciudad, incluso del Brasi l— no constituyen puramente un impío
crimen en contra de la estétic a: ellas son particularmente una g rave y
permanente amenaza a la t ranquilidad y a la salubridad públicas […].
Ridícula e ind ignante es la tendencia que se va acentuando entre noso-
tros, al aire de cier tos espíritus bohemios, de aceptar las favelas como
una caracterí stica nuestra, una institución feli z e interesante, digna de
ser legada a nuestros postreros como trad ición nacional. No. A los inte-
lectuales ex travagantes que hacen apología del pillaje y de la suciedad,
que ensalzan la t rampa y la sordidez, que celebran las algarabías y la s
hediondeces, y proclaman que esto es brasileño, que esto es carioca :
nosotros opondremos la voz del buen sentido, las reglas incorr uptibles
del verdadero arte, los preceptos legíti mos de la verdadera ciencia, sal-
vando del desmantelamiento fut urista esta ópera pri ma de la naturaleza
que es Río de Janeiro. Debemos cuida r su estética, su higiene y su disc i-
plina social con el mi smo esmero con el que Dios cuidó de sus encantos.6
Armaba —sin explicar la metodología aplicada— que las favelas ya
albergaban, en 1927, a cien mil personas,7 y comandó una auténtica “cru zada
en contra de la vergonzosa ofensa de las favelas”.8 Sus consideraciones, si n
embargo, incluían preocupaciones en relación con el destino de los habitantes,
e insistía notoriamente en la necesidad de implementar políticas públicas de
constr ucción de viviend as populares .
5 O Globo, 15 de agosto de 1927.
6 Mattos Pimenta, C orreio da Manhã, 18 de noviembre de 1926 .
7 Fue siempre difíci l medir con precisión el número de favela dos en Río de Janeiro. Para Mat tos
Pimenta, las favela s albergaban a 100 00 0 personas. El arqu itecto Agache, por su pa rte, ar mó pos-
teriormente que la ciudad po seía 200 000 favelados a nale s de la década de 1920. Michael C onnif
considera, no obsta nte, que según los datos del c enso inmobiliar io de 1933 la ciudad no tenía más
de 70 000 favelados en aquel año. Véase Michael C onnif, Urban politics in Bra zil..., p. 32.
8 O Globo, 15 de agosto de 1927.
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