Evaluación del daño psicológico en víctimas de violencia de género - Psicología Forense. Casos y modelos de pericias para América Central y del Sur - Libros y Revistas - VLEX 747701001

Evaluación del daño psicológico en víctimas de violencia de género

AutorGabriela Carolina Acurio T. - Jhenefer Gabriela Loaiza G.
Páginas299-321

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Gabriela Carolina Acurio Torres, Ecuador Jhenefer Gabriela Loaiza González, Ecuador

Resumen

Este capítulo realiza un análisis comparativo de dos casos relacionados con la violencia de género, lo que permite identificar diversas características presentes en mujeres víctimas de violencia, así como la frecuencia, severidad y duración de la violencia, junto con los cambios afectivos, psicológicos, cognitivos y conductuales que sufren las víctimas de esta violencia y el daño psíquico consecuente.

PALABRAS CLAVE: evaluación psicológica, violencia de género, daño psíquico, víctima, informe pericial.

Introducción

Este capítulo invita al lector a conocer la dinámica de la violencia de género e identificar elementos que, de forma perversa, provocan daño psíquico en las víctimas, sustentados por un sistema patriarcal que justifica la violencia contra las mujeres.

Así mismo, realizamos un exhaustivo análisis de dos casos comparativos que permiten identificar diversas características para establecer daño psíquico, que, siendo diferentes y similares entre sí, permiten observar cómo se genera dicho daño y cómo esto produce cambios a nivel de la estructura de la personalidad.

Con ello, nos permitimos realizar un análisis de los elementos predisponentes, desencadenantes y mantenedores que, a partir de factores biológicos, psicológicos y socioculturales, establecerán en la presunta víctima un modo de per-

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cibir, sentir y actuar, al tener en cuenta que la violencia de género constituye un estresor de alto impacto que afecta en mayor o menor intensidad áreas importantes del desenvolvimiento y del funcionamiento de la mujer.

Dentro de este análisis comparativo, las autoras buscan establecer, por medio de herramientas forenses, la existencia del daño psicológico provocado por la violencia de género e identificar elementos que sustenten dicha violencia, las consecuencias psicológicas de la victimización de género y así demostrar la conexión entre la situación violenta y el daño psicológico, como las necesidades de reparación a la víctima, establecido en el Código Orgánico Integral Penal del Ecuador.

Violencia psicológica

Evidentemente, las mujeres víctimas de violencia de género mantienen una peor salud en comparación con las mujeres que no han sufrido tales abusos. A pesar de la frecuencia y de la gravedad, muchas de estas mujeres permanecen con sus parejas durante años y retoman las relaciones a pesar de haber experimentado periodos de separación temporal; sin embargo, se ha podido evidenciar que todas las agresiones vividas, en la mayoría de los casos, producen consecuencias psicológicas. Estas consecuencias son el resultado del ciclo de la violencia que viven las mujeres, que se ven inmersas en una historia de violencia. Esto provoca estados de indefensión, que impiden reaccionar de forma asertiva, puesto que sus recursos emocionales de respuesta se encuentran deteriorados, como consecuencia de la manipulación afectiva de su pareja.

Todo ello conlleva a una mayor dependencia emocional de la víctima hacia su agresor, lo que limita la capacidad de control de la mujer sobre las situaciones violentas. Esto genera estados de sumisión que dan paso a un aumento en la intensidad y la frecuencia de la violencia, lo que a su vez mina su identidad, su capacidad de afrontamiento y su resolución asertiva de conflictos. Esta situación es promovida y mantenida por un sistema social que desemboca en los elementos necesarios para el desarrollo del daño psicológico.

Es necesario destacar que la estructura perversa de la violencia, junto con su justificación dentro del sistema social, hacen que la violencia sea una conducta sutil y difícil de percibir, destacar, valorar y demostrar, dado que se desvaloriza, denigra, humilla, atemoriza y hostiga a una persona a través de actitudes, conductas o palabras, con el fin de utilizar el poder ganado para controlar a la víctima. Esto genera desaprobación y sufrimiento, que conllevan a la exis-

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tencia de respuestas emocionales que incluyen mecanismos de defensa como la racionalización, normalización, negación y culpabilización. Esto impide que la mujer reconozca el nivel de violencia al que se encuentra sometida y con ello las respuestas emocionales que se generarán en relación con una afección emocional.

Definición de daño psicológico

Se ha demostrado en varios estudios (Amor, Echeburúa, Corral, Zubizarreta & Sarasúa, 2002) que la violencia de género provoca un alto impacto en la salud mental de las mujeres. Estas afecciones psíquicas desembocan en un daño psicológico como uno de los desencadenantes extremos de la violencia. Esta violencia es multidimensional y no todas las mujeres desarrollarán un daño psicológico, a pesar de la incidencia importante en la salud de las víctimas, "además de las lesiones físicas sufridas que tienen un gran impacto psicológico y suponen un factor de riesgo para la salud a largo plazo" (Matud, 2004).

El presente estudio busca evidenciar la respuesta extrema de la violencia psicológica cuando todos los mecanismos de afrontamiento en la víctima se han visto superados por los hechos violentos. Esta situación confluye en el daño psicológico. Es importante definir el concepto que se utilizará para este estudio; hay que recordar que no todas las víctimas de violencia de género presentarán como resultado final dicho daño psicológico.

"El daño psicológico se refiere a las LESIONES PSÍQUICAS agudas producidas por un delito violento que, en algunos casos, pueden remitir con el paso del tiempo, el apoyo social o un tratamiento psicológico adecuado; y, por otro, las SECUELAS EMOCIONALES que persisten en la persona de forma crónica como consecuencia del suceso sufrido y que interfieren negativamente en su vida cotidiana. En uno y otro caso, el daño psicológico es la consecuencia de un suceso negativo que desborda la capacidad de afrontamiento y adaptación de la víctima a la nueva situación" (Echeburúa & De Corral, 2005, p. 140).

Es importante comprender que la lesión psíquica, para los autores, se refiere a las alteraciones clínicas agudas que sufre una persona como consecuencia de haber padecido un delito violento que afecta significativamente a su funcionamiento en las esferas de su desarrollo, tanto a nivel personal, laboral, familiar o social. Por lo tanto, las lesiones psíquicas serán medibles mediante reactivos psicológicos estandarizados y baremados. La valoración del daño psicológico en los casos de violencia de género ha mostrado mantener características

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similares a las de los delitos violentos planteados por los autores, además de las respuestas que se han visualizado en los casos de violencia, tales como la depresión, ansiedad, insomnio, síntomas somáticos, inseguridad, baja autoestima, escaso o nulo apoyo de su sistema social y familiar, así como síntomas compatibles con el estrés postraumático, trastornos adaptativos y cambios en la estructura de la personalidad, respuestas que, al igual que en los delitos violentos, son posibles valorar.

Del mismo modo, en los casos de violencia de género es posible identificar en la lesión psíquica importantes cambios a nivel cognitivo. La víctima puede sentirse confusa y tener dificultades para tomar decisiones, con percepción profunda de indefensión y de incontrolabilidad; además, puede verse limitada y hasta puede perder su capacidad de visión a futuro y de construcción de un plan de vida. Así mismo, se podrán advertir estados de somatización, ya que las mujeres, posiblemente, experimentarán sobresaltos continuos. Por último, a nivel conductual, podrán mostrarse apáticas y con dificultades para retomar la vida cotidiana (Acierno, Kilpatrick & Resnick, 1999, citado en Echeburúa & De Corral, 2005).

Por otro lado, las secuelas emocionales planteadas en la definición por los autores se refieren a la estabilización del daño psíquico, es decir, a una discapacidad permanente que no remite con el paso del tiempo ni con un tratamiento adecuado y se convierte en una alteración irreversible en el funcionamiento psicológico habitual, lo cual afectará su desenvolvimiento y, con ello, la necesidad de atención especializada para generar nuevas estrategias de afronta-miento, siendo que la violencia de género ha sobrepasado sus propios recursos emocionales (Echeburúa & De Corral, 2005).

Las secuelas psíquicas más frecuentes en la víctima de delitos violentos se refieren a la modificación permanente de la personalidad (CIE.10, F62.0), es decir, a la aparición de rasgos de personalidad nuevos, estables e inadaptativos que se mantienen durante, al menos, 2 años, y que llevan a un deterioro de las relaciones interpersonales y a una falta de rendimiento en la actividad familiar, laboral, social y afectiva (Esbec, 2000, citado en Echeburúa et al., 2004). Efectos similares viven las mujeres víctimas de la violencia de género, debido a la vinculación emocional con su pareja, de la cual, con mucha frecuencia, dependen económica y afectivamente, y debido también a la ruptura de sus redes de apoyo. Estos son factores importantes al momento de entender la dinámica de la violencia y en el efecto que la misma genera en la psique de la mujer que la sufre, además, dicho entendimiento permitirá al sistema judicial la reparación integral de la víctima.

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Cuando hablamos de un suceso traumático, nos estamos refiriendo a unos acontecimientos de carácter marcadamente negativos, que se inician de forma brusca e inesperada, no resulta posible controlarlos y que ponen en peligro la integridad física y...

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