Filosofía de Fichte - Creer y saber. O la filosofía-de-la-reflexión de la subjetividad en la plenitud de sus formas como filosofía de Kant, de Jacobi y de Fichte - Libros y Revistas - VLEX 857329297

Filosofía de Fichte

AutorG. W. F. Hegel
Cargo del AutorEstudió Filosofía y Teología en Tubinga, donde tuvo como compañeros a Friedrich Schelling y al poeta Friedrich Hölderlin
Páginas129-171
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C. FILOSOFÍA DE FICHTE
[1. Las posiciones respectivas de las tres filosofías de la
subjetividad]
[1] En la filosofía kantiana lo primero es el pensar, lo infinito,
la forma de lo objetivo. La oposición absoluta de ello frente a
lo particular, a lo finito, al ser, está en el sujeto cognoscente,
pero de manera inconsciente, o no a la vez de manera objetiva
para el sujeto. O también se puede decir que la absoluta iden-
tidad, en la que la oposición ha sido superada [aufgehoben],
es puramente objetiva, un mero pensamiento; —ambas cosas
significan-lo-mismo, porque ambas, esa forma de objetividad
absoluta, lo allende de la identidad para el conocer, —y lo
subjetivo, el conocer al interior del cual se ha trasladado la
oposición absoluta, no coinciden. En la filosofía de Jacobi lo
primero es la conciencia acerca de esta misma oposición, y la
oposición que se halla en el conocer huye igualmente hacia
su contrario, hacia un allende del conocer, para representár-
sela como resuelta. Se da, sin embargo, un término-medio en
ese paso a lo absolutamente contrapuesto, pero ese término-
medio es él mismo algo subjetivo, un anhelar y un dolor. En la
filosofía de Fichte, ese anhelar se sintetiza con la objetividad
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kantiana, pero sin que ambas formas contrapuestas se hayan
extinguido en una verdadera identidad e indiferencia, y haya
surgido el término-medio absoluto, sino que aquella unificación
subjetiva en la vitalidad del individuo, de Jacobi, es asumida
ella misma solo en forma objetiva. En la filosofía kantiana no
se muestra la más mínima preocupación por la contradicción
de la universalidad vacía con la particularidad viviente; se la
afirma de manera absoluta en lo teórico, y en lo práctico, cuyo
concepto conlleva suprimirla [aufheben], se hace presente un
formalismo de jurisprudencia y moral, {91-92} sin vitalidad y
también sin verdad. La filosofía de Jacobi tiene el ser-idéntico
de lo universal y lo particular en la individualidad, pero en
la individualidad subjetiva; por ello esa unificación no puede
ser más que una preocupación y un anhelar, y la particulari-
dad tiene que ser algo permanente, sagrado y absoluto. En
Fichte, esta misma subjetividad del anhelar es convertida en
lo infinito, algo pensado, exigencia absoluta, y la exigencia es
el punto-culminante del sistema; Yo debe ser igual a no-yo;
pero en él no se da a conocer ningún punto-de-indiferencia.
[2] Se ha recordado ya antes cómo el sistema se eleva al
lado negativo de lo absoluto, a la infinitud, al yo como pensar
absoluto, y en esa medida es puro idealismo que, sin embar-
go, dado que ese lado negativo es puesto él mismo como lo
absolutamente positivo, se vuelve formal y tiene frente a sí
un realismo que se le contrapone. Puesto que ese idealismo
solo sabe igualar las oposiciones en lo infinito, es decir, con-
vierte en lo absoluto al pensar que abstrae, a la actividad pura
contrapuesta al ser, no aniquila en verdad esas oposiciones,
sino que esa intuición intelectual es algo formal [Formelles1],
como lo es el idealismo, y frente al pensar se presenta la rea-
lidad, frente a aquella identidad de la intuición intelectual se
1 El término formell conlleva el sentido de lo que corresponde a la norma, a las
formalidades (N. del T.).
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presenta la oposición, y toda identidad es la identidad relativa
de la conexión-causal en un determinar de lo uno por lo otro.
[3] Según la tarea de la filosofía, tal como ha sido deter-
minada por la cultura lockeana y humeana, el mundo debe
ser evaluado y explicado en adelante desde el punto de vista
del sujeto; en ese mundo que hay que explicar se introduce
precisamente esa contraposición que tiene lugar entre él y el
sujeto: el mundo se divide en un aspecto ideado [ideelle] y
otro real [reelle], de modo que lo ideado [das Ideelle] en la
oposición relativa frente a lo real [das Reelle] se vuelve una
vez la identidad pura que abstrae de la realidad o el concepto,
mientras que la otra vez viene a ser la identidad referida a la
realidad, espacio, tiempo, categorías, la idealidad de lo real
[des Reellen]. Lo objetivo o universal de lo real [des Reellen]
consiste, entonces, únicamente en aquello que en la división
del mundo es el aspecto ideado [ideelle], de modo que el
idealismo que se propone explicar el mundo objetivo, al haber
reconocido la objetividad como lo ideado [das Ideelle], la ha
deducido inmediatamente también del principio de lo ideado
[des Ideellen], del yo, de lo universal, lo que es el sujeto en
oposición frente al mundo {92-93} en general, y con ello ha
suprimido [aufheben] el ser en y para sí de lo objetivo.
[2. Filosofía teórica según Fichte]
[4] Este idealismo crítico que Fichte resaltó con más firmes
contornos es, como se ve claramente, algo formal: lo universal
del mundo contrapuesto al sujeto es puesto como universal,
ideado [Ideelles], como pensar y con ello como yo. Sin embar-
go, lo particular necesariamente se queda rezagado, y cuando,
siguiendo la postura favorita respecto a la idea de filosofía, tiene
que hablarse de explicación, se queda entonces sin explicar
el aspecto más interesante del mundo objetivo, el aspecto de
su realidad. Que lo real [das Reelle] en cuanto propio de la
sensación sea algo empírico, y que por ese título se lo rechace

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