La función social de los notarios durante el siglo XX - Dilemas contemporáneos del derecho notarial - Libros y Revistas - VLEX 829680329

La función social de los notarios durante el siglo XX

AutorÁlvaro Rengifo
Páginas125-140
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La función social de los notarios
durante el siglo 
4.1. La Hegemonía Conservadora
La conclusión general respecto a la educación de los escribanos y notarios del
siglo  es que, hasta donde se sabe, ninguno tuvo título de abogado, pero
algunos tenían conocimientos elementales del derecho y sus instituciones.
Como se mencionó previamente, se destaca la alusión al doctor Lino Molano
en el año 1867, de quien se presume que, tal vez, notario fuese el único abo-
gado, aunque no existen elementos históricos que permitan confirmarlo.
Parece ser que no hubo cambios con respecto a la realidad en la Colonia en
cuanto a la influencia social de los notarios y su ascendiente en la comunidad
en asuntos relativos a la formación ciudadana o respecto de una posición
independiente sobre la autonomía individual o la laicidad. No obstante, se
destacaron las figuras de Miguel Carvajal, Indalecio Hernández, Pablo Blanco
y José Joaquín Buenaventura como personas pertenecientes a la élite de Ibagué
e influyentes en el medio local a nivel social y político, lo que también per-
mitió colegir que con el tiempo y el crecimiento de las poblaciones aumentó
el interés de las personas cercanas al poder municipal por asumir el cargo de
escribanos o notarios, pues se entendió como un dispositivo de poder que
se alejaba cada vez más de la burocracia eclesiástica en relación con algunas
funciones y se acercaba cada vez más al Estado, afanoso por lograr el con-
trol social de la población en un país apenas en construcción. De otra parte,
sigue siendo muy clara la función instrumentadora de las normas notariales
en asuntos contractuales o de matrimonios civiles y el evidente predominio
de las costumbres como forma de asumir la interpretación del derecho, en
asuntos notariales.
Ahora bien, el ingreso de la mujer al mercado laboral supuso cambios
importantes en la estructura familiar y el orden social predicados por la Iglesia
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Dilemas contemporáneos del derecho notarial
católica, especialmente en lo referente al papel tradicional de la mujer como
madre y esposa (Beltrán, 2013, p. 50).
Paradójicamente o tal vez como consecuencia de los aires modernizadores
que trajo el crecimiento económico en las dos primeras décadas del siglo , en
este periodo hubo diferentes avances hacia la laicidad. Aunque el liberalismo
mantenía su descontento por la instauración del Estado confesional de 1886,
aprendió a vivir con los arreglos que pactaron la Iglesia y el Estado. Se crearon
instituciones de educación superior para minimizar el control eclesiástico
sobre la educación de los hijos, especialmente de liberales; se perdió el interés
por el federalismo y se aceptó la necesidad de un Estado fuerte a nivel central
(Bushnell, 1994, pp. 236-237). Pese a lo anterior, eran abundantes las expre-
siones folclóricas —francamente tenebrosas— del clero a favor del Partido
Conservador, ya que no faltaba el sacerdote que afirmara: “hombres y mujeres
que me escucháis, tened presente que el parricidio, el infanticidio, el hurto,
el crimen, el adulterio, el incesto, etc., etc., son menos malos que ser liberal,
especialmente en cuanto a las mujeres se refiere…” (Bushnell, 1994, pp. 243).
En palabras de Melo, esta mezcla entre el avance en la modernización y
el arraigo de los valores religiosos se expresa así:
Un elemento fundamental para el modelo de modernización del país
—y para el mantenimiento de objetivos modernizadores— durante el
régimen conservador fue el desarrollo de la región antioqueña. Esta
situación produjo, simultáneamente, una mayor interiorización de
los valores religiosos, muy vinculados a la vida familiar, y una expan-
sión en todas las capas de la población de valores asociados con la
modernidad capitalista: la valoración del tiempo, el afán de lucro,
la búsqueda individual del éxito, la importancia de la iniciativa indivi-
dual, la movilidad territorial y social. En general, se dio la afirmación
de un ethos social individualista. Además, no obstante, la existencia
de claros prejuicios raciales, se consolidó una visión abstracta de
ciudadanía y la personalidad, que llevó a abrir para todos el ascenso
social, siempre y cuando lograran triunfar en la competencia por el
dinero o, en menor grado, la cultura. (Melo, s. f., párr. 23)
Esta forma de pensar fue calando en diferentes regiones del centro
del país en la medida en que la colonización antioqueña fue un hecho,

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