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Gaceta del Congreso del 20-09-2000 - Número 376AC (Contenido completo)

Fecha de publicación20 Septiembre 2000
Número de Gaceta376
GACETA DEL CONGRESO 376 Miércoles 20 de septiembre de 2000 Página 1
IMPRENTA NACIONAL DE COLOMBIA - IVSTITIA ET LITTERAE
SENADO Y CAMARA
G A C E T A D E L C O N G R E S O
AÑO IX - Nº 376 Bogotá, D. C., miércoles 20 de septiembre de 2000 EDICION DE 48 PAGINAS
DIRECTORES:
REPUBLICA DE COLOMBIA
RAMA LEGISLATIVA DEL PODER PUBLICO
S E N A D O D E L A R E P U B L I C A
ANGELINO LIZCANO RIVERA
SECRETARIO GENERAL DE LA CAMARA
MANUEL ENRIQUEZ ROSERO
SECRETARIO GENERAL DEL SENADO
A C T A S D E C O M I S I O N
I S S N 0 1 2 3 - 9 0 6 6
COMISION SEGUNDA
CONSTITUCIONAL PERMANENTE
ACTA NUMERO 20 DE 1999
(diciembre 9)
Siendo las 10:00 a.m. del día nueve (9) de
diciembre de 1999, previa convocatoria se re-
unieron los honorables Senadores de la Comi-
sión Segunda para sesionar.
El señor Presidente de la Comisión, doctor
Antonio Guerra de la Espriella, declara abierta
la sesión y presenta a los honorables Senadores
de la Comisión segunda, un respetuoso saludo,
igualmente para el Coronel Leonardo Gallego,
así como para el doctor Ricardo Mora Izquier-
do, Director de Medicina Legal; saludo extensi-
vo a los invitados en la mañana de hoy. Señor
Secretario sírvase llamar a lista.
El señor secretario de la Comisión, doctor
Felipe Ortiz procede con el llamado a lista,
contestando a ella los honorables Senadores:
Antonio Guerra de la Espriella
Enrique Gómez Hurtado
Francisco Murgueitio Restrepo
Javier Cáceres Leal
Jimmy Chamorro Cruz
Juan Gabriel Uribe Vegalara
Luis Eladio Pérez Bonilla
Ricardo Losada Márquez
Con excusa dejan de asistir los honorables
Senadores:
Amilkar Acosta Medina
Rafael Orduz Medina
Guillermo Ocampo Ospina.
El señor Secretario informa a la Presidencia
que hay quórum para deliberar y decidir.
El señor Secretario procede a leer el
ORDEN DEL DIA
I
Llamado a lista
II
Citación al señor Director de la Dijin, Coro-
nel Leonardo Gallego Castrillón; al señor
Director de Medicina Legal, doctor Ricardo
Mora Izquierdo; a los señores Ministros de
Justicia y del Derecho, doctor Rómulo
González Trujillo y del Interior, doctor Néstor
Humberto Martínez Neira. Según Proposi-
ción número 34, presentada por el Senador
Juan Gabriel Uribe Vegalara.
III
Discusión en primer debate
de los siguientes proyectos de ley:
a) Proyecto de ley número 127 de 1999
Senado, por medio de la cual se aprueba el
“Convenio de Reconocimiento Mutuo de Certi-
ficados de Estudio, Títulos y Grados Académi-
cos de Educación Superior entre el Gobierno de
la República de Colombia y el Gobierno de los
Estados Unidos Mexicanos”, suscrito en ciu-
dad de México el siete (07) de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho (1998).
Autores: Ministerio de Educación y Ministe-
rio de Relaciones Exteriores.
Ponente: honorable Senador Juan Gabriel
Uribe Vegalara.
IV
Ascenso al grado de General, del Mayor
General de la Fuerza Aérea Colombiana,
Alfonso Ordóñez Quintana.
Ponente: honorable Senador Antonio Gue-
rra de la Espriella.
V
Proposiciones y varios
El señor Presidente somete a consideración
de los honorables Senadores el orden del día, ¿lo
aprueba la Comisión?
Toma la palabra el honorable Senador
Javier Cáceres Leal:
Señor Presidente, honorables Senadores, para
proponer una modificación en el Orden del Día,
hay un proyecto de ley y un ascenso, considerar
en el primer punto del Orden del Día este
proyecto de ley y el ascenso y dedicarnos enton-
ces al debate promovido por el Senador Uribe.
El señor Presidente somete a consideración
la propuesta del Senador Cáceres Leal, ¿lo aprue-
ban los honorables Senadores? Ha sido aproba-
do. Entonces queda aprobado el Orden del Día
con la modificación que se acaba de presentar.
Discusión en primer debate de los siguien-
tes proyectos de ley:
a) Proyecto de ley número 127 de 1999
Senado, por medio de la cual se aprueba el
Convenio de Reconocimiento Mutuo de Certifi-
cados de Estudio, Títulos y Grados Académicos
de Educación Superior entre el Gobierno de la
República de Colombia y el Gobierno de los
Estados Unidos Mexicanos”, suscrito en ciu-
dad de México el siete (07) de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho (1998).
Autores: Ministerio de Educación y Ministe-
rio de Relaciones Exteriores.
Ponente: honorable Senador Juan Gabriel
Uribe Vegalara.
Toma la palabra el Senador ponente, doc-
tor Juan Gabriel Uribe Vegalara:
Este es un proyecto muy sencillo, pero de
suma trascendencia, en el cual el Gobierno
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colombiano y el gobierno mexicano a través del
Ministerio de Educación y el Ministerio de
Relaciones Exteriores colombiano, acuerdan
con el gobierno mexicano todos los elementos y
requisitos que les permiten a los colombianos
que están estudiando en México y a los mexica-
nos que estudian en Colombia, hacer una homo-
logación de los diferentes grados de estudios,
tanto de pregrado como de grado, así como
másteres, etc., a fin de que se validen en ambos
países la educación a manera de convenio y lo
que permitiría desde luego consolidar los lazos
de amistad y los lazos internacionales entre
México y Colombia. De manera señor Presi-
dente, que el punto fundamental es ese, creo que
con esto se configura esa mayor relación con el
gobierno mexicano, con el que siempre hemos
tenido una magnífica relación.
Desde luego estoy dando ponencia afirmati-
va a este acuerdo para lo cual estoy pidiendo que
se dé aprobación en primer debate. Muchas
gracias.
El señor Presidente somete a consideración
de los honorables Senadores el informe con el
cual termina la ponencia.
Toma la palabra el honorable Senador
Ricardo Losada Márquez:
Gracias señor Presidente, solamente quiero
preguntar al Senador Uribe si en ese reconoci-
miento Mutuo de Certificados de Estudios, títu-
los de educación superior, por ejemplo un abo-
gado o un licenciado en derecho mexicano,
puede ejercer aquí al reconocerle su título y un
colombiano también puede hacer lo mismo allá
en México, o un médico puede ejercer aquí y
allá. Es una simple curiosidad.
El Senador Juan Gabriel Uribe Vegalara,
responde:
Sí Senador Losada, realmente hay unos ca-
sos evidentes en los cuales tendría que haber
algún tipo de generación de convenios ya pura-
mente resolutivos, internos entre los ministe-
rios que lo autorizan aquí en el mismo acuerdo
y como por ejemplo en el caso de la medicina,
del derecho; pero obviamente en la parte básica,
ciencias sociales y de las ciencias médicas etc.
se establece que se mantendrán iguales para
ambos países. Tal vez entonces su pregunta en
ese caso los ministerios en sí mismos entrarían
a resolverlo a partir de qué elemento o en qué
momento se podría aplicar ese convenio a una
persona.
El señor Presidente informa que sigue en
discusión el informe con el cual termina la
ponencia, anuncio que se va a cerrar la discu-
sión. ¿Aprueban los honorables Senadores el
informe con el cual termina la ponencia? Sí se
aprueba.
El señor Secretario se dispone a dar lectura al
articulado, e informa que el convenio consta de
10 artículos y 3 artículos del proyecto de ley que
lo aprueba.
El señor Presidente pregunta si hay alguna
innovación por parte del señor ponente, o se
mantiene el texto original.
El señor Secretario informa que se mantiene
el texto original.
El señor Presidente pregunta si quieren los
honorables Senadores omitir la lectura del arti-
culado. Sí lo quieren.
Pregunto ¿si aprueban los honorables Sena-
dores el articulado propuesto? Sí lo aprueban.
Título del proyecto: Por medio de la cual se
aprueba el “Convenio de Reconocimiento Mu-
tuo de Certificados de Estudios, Títulos y Gra-
dos Académicos de Educación Superior entre el
Gobierno de la República de Colombia y el
Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos”,
suscrito en ciudad de México el siete (7) de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho
(1998).
El señor Presidente somete a consideración
el título del proyecto, ¿lo aprueban los honora-
bles Senadores?
El señor Secretario informa a la presidencia
que ha sido aprobado el título del proyecto.
El señor Presidente pregunta ¿si quiere la
comisión Segunda que este proyecto tenga se-
gundo debate? Sí lo quiere.
Informo que en tales circunstancias queda
aprobado el proyecto y por tanto sigue su curso
para segundo debate. Se designa como ponente
al Senador Juan Gabriel Uribe Vegalara.
IV
Ascenso al grado de General, del Mayor
General de la Fuerza Aérea Colombiana,
Alfonso Ordóñez Quintana.
Ponente: honorable Senador Antonio Gue-
rra de la Espriella.
Toma la palabra el Senador ponente, doc-
tor Antonio Guerra de la Espriella:
Gracias señor presidente, en efecto me ha
correspondido el honor de estudiar y presentar
ponencia para primer debate del ascenso del
Oficial Alfonso Ordóñez Quintana. Quiero para
empezar decirles a ustedes que aun cuando
aparezca esta solicitud de ascenso en forma
solitaria, obedece particularmente a que el Ofi-
cial Ordóñez Quintana ha sido designado Jefe
de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Mili-
tares y en tal virtud nos corresponde a nosotros
poner en consideración el ascenso del General
Ordóñez Quintana.
El Oficial Alfonso Ordóñez Quintana, nació
el 31 de octubre de 1942 en Ipiales, Nariño, está
casado y es padre de 3 hijos. Su ingreso a la
Escuela Militar de Aviación se dio el 3 de marzo
de 1962 y ha ascendido desde su graduación y
en orden cronológico de la siguiente manera.
Señor Presidente voy a omitir a hacer comenta-
rio sobre la fecha de los ascensos y los respec-
tivos grados. Como Oficial de la Fuerza Aérea
Colombiana se desempeñó de Teniente como
instructor de vuelo en los equipos T41 y T34.
Como Capitán fue piloto e instructor del equipo
Mirages 5 con 1.250 horas en este equipo y
comandante del escuadrón de combate. Como
Mayor fue subgerente de Satena, piloto presi-
dencial en el avión F28 Focker y alumno de la
Escuela Superior de Guerra.
Como Teniente Coronel fue comandante del
grupo de combate en el comando aéreo de
combate número 01 en Palanquero. Como Co-
ronel fue Subdirector de la Escuela Militar de
Aviación; comandante del Comando Aéreo de
Combate número 01 en Palanquero. Como Bri-
gadier General fue comandante del Comando
Aéreo de transporte militar y director de la
Escuela Militar de Aviación. Y como Mayor
General fue Jefe de Operaciones Aéreas,
Vicedirector del Colegio Interamericano de
Defensa en Washington y segundo comandante
de la Fuerza Aérea y Jefe de Estado Mayor
Aéreo; su récord de vuelo es la no despreciable
cantidad de 9.200 horas en los diferentes equi-
pos. Hoy es el Jefe del estado Mayor Conjunto
de las Fuerzas Militares y de acuerdo a la Ley
416 de 1997, debe ser ascendido al máximo
grado de la jerarquía militar. Ascenso que como
competencia constitucional le corresponde apro-
bar al honorable Senado de la República y
obviamente a esta Comisión.
El Jefe del Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Militares ha recibido un número impor-
tante de condecoraciones y menciones honorífi-
cas que me voy a permitir con la venia de
ustedes pasar por alto. Como ejemplo de la
excelente preparación y experiencia de este
miembro de las Fuerzas Militares, es importan-
te destacar estudios adelantados hasta hoy, en-
tre los cuales se encuentran: instructor de los
equipos de vuelo, especialmente de combate,
seguridad aérea, inteligencia aérea, curso de
defensa nacional en Washington; curso de Esta-
do Mayor y altos estudios militares; administra-
dor aeronáutico. Tiene Comisiones Diplomáti-
cas a Estados Unidos, comisiones del servicio a
Argentina, Brasil, Chile, Perú, Panamá y otras
Repúblicas.
El Oficial de la Fuerza Aérea Colombiana y
hoy Jefe de Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Militares, Alfonso Ordóñez Quintana,
es un digno representante de los más altos
valores de la institución armada y por derecho
propio se ha hecho merecedor del ascenso. Por
lo tanto le solicito a los honorables Senadores
una vez leída la proposición con la cual termina
este informe, acompañen en forma positiva la
aprobación de este proyecto.
El señor Secretario procede a leer el informe
con el cual termina la ponencia. Proposición
final: en consecuencia, a lo anteriormente ex-
puesto, rindo informe favorable y me permito
proponer: Dése primer debate para la aproba-
ción del ascenso del señor Mayor General Al-
fonso Ordóñez Quintana, al grado de General.
Cordialmente, Antonio Guerra de la Espriella.
El señor Vicepresidente, doctor Francisco
Murgueitio, somete a consideración la proposi-
ción leída. Se abre la discusión, anuncio que va
a cerrarse. ¿Lo aprueba la Comisión?
El señor secretario informa que ha sido
aprobado.
El señor Vicepresidente pregunta a los hono-
rables Senadores ¿si quiere la comisión que este
ascenso y grado tenga segundo debate en la
plenaria? Sí lo quieren. Se nombra ponente para
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segundo debate al mismo doctor Antonio Gue-
rra de la Espriella.
El señor Presidente de la Comisión, doc-
tor Antonio Guerra de la Espriella, toma
nuevamente la Presidencia:
Señor Secretario retomamos el Orden del
Día, indique si hay algún proyecto adicional
para considerar.
El señor Secretario informa que no hay nin-
gún otro proyecto para considerar.
Se continúa con el Orden del Día:
– Citación al señor Director de la Dijin,
Coronel Leonardo Gallego Castrillón; al señor
Director de Medicina Legal, doctor Ricardo
Mora Izquierdo; a los señores Ministros de
Justicia y del Derecho, doctor Rómulo González
Trujillo y del Interior, doctor Néstor Humberto
Martínez Neira. Según Proposición número 34,
presentada por el Senador Juan Gabriel Uribe
Vegalara.
El señor Presidente pregunta al señor Secre-
tario: De los funcionarios citados, quiénes se
excusaron debidamente. Y si hay alguna infor-
mación sobre la venida de ellos.
El Secretario de la Comisión, doctor Felipe
Ortiz, informa a la presidencia que ninguno ha
presentado excusa, las respuestas del Ministro
del Interior han sido repartidas a los honorables
Senadores, lo mismo que las del Director de la
Dijin y el del Director de Medicina Legal. El
Ministro del Interior se encuentra en camino a la
Comisión, lo mismo que el Ministro de Justicia.
Toma la palabra el Senador citante, doc-
tor Juan Gabriel Uribe Vegalara:
En realidad me ha animado hacer este deba-
te, porque me parece en primera instancia que
frente a esta situación que se presenta en los
medios y en los diferentes escenarios naciona-
les, desde considerar las 100 personas más
importantes del siglo, considerar quiénes han
sido los colombianos más preponderantes du-
rante esta centuria; frente a ello tengo que decir
señor Presidente, que estamos asistiendo al fi-
nal de la década más violenta en la historia de
Colombia y especialmente en la historia de este
siglo.
Por lo tanto me ha animado señor presidente,
a generar un informe extensivo sobre el tema del
homicidio en el país y para ello hemos repartido
algunas cartillas que tienen los señores Senado-
res, tanto en cuanto quisiera Presidente real-
mente, que esta Comisión, el País en general y
la dirigencia nacional, entendiese que esa ruta
homicida por la cual transita Colombia, es lo
que ha derivado en una modificación gigantesca
de la cultura nacional. Y que en tal sentido no
solamente puede uno preponderar o pedir que
exista una paz política, que evidentemente es el
elemento sustancial o el eje sustancial de la
política actual, nacional; sino que indudable-
mente debe existir por encima de ello algo que
hemos denominado la paz pública.
Es decir, aquella circunstancia que le permi-
te al ciudadano en las veredas, en los munici-
pios, en los pueblos, en las ciudades, vivir en
unas mínimas condiciones de tranquilidad, para
poder desenvolver su libertad, su realización
personal, su supervivencia vital. Me parece
Presidente y honorable Senadores, que en tal
sentido el Estado colombiano ha sido desapren-
sivo con este fenómeno, cuando sin duda alguna
es un hecho evidente en el mundo, que uno no
puede simplemente revisar la cantidad de civi-
lización de un pueblo o una nación, a partir del
desarrollo humano; a partir de la cantidad de
cultura que puede crear, a partir de la producti-
vidad; sino evidentemente y en primera instan-
cia, a partir del hecho de que no se deben matar
los unos con los otros.
Estamos cumpliendo señor Precisamente,
2000 años de historia de la civilización occiden-
tal, a partir de la cual el cristianismo generó una
emulsión importantísima y le dio vitalidad a
esta civilización nuestra, donde evidentemente
en el decálogo existe en primera instancia y por
encima de cualquier circunstancia el hecho evi-
dente de no matarás. Ese hecho es lo que cumple
en alguna circunstancia 2000 años en estos
momentos. El hecho de la cultura occidental se
fundamenta prioritariamente en el respeto de la
dignidad humana, en el respeto del ser humano,
en la intangibilidad del ser humano.
Por lo tanto, cualquier homicidio que se
produzca, debe estremecer el alma nacional;
aquí en Colombia se producen homicidios, está
en las estadísticas y no hay un acto de contri-
ción, no hay un acto real de compromiso del
Estado, de los políticos, de la dirigencia nacio-
nal; que sin duda alguna debería consolidarse a
partir de ese hecho único, de que una persona
pueda ser asesinada por otra persona. Decimos
precisamente que de aquello, que obviamente
como todos los Senadores, debimos haber leído
Crimen y Castigo de Dostoievski, sin duda
alguna pudimos lo que significa en el espíritu
humano, la convulsión de un asesinato, la posi-
bilidad de que una persona pueda siquiera pen-
sar en matar a otra. Por lo tanto, esa situación
debe convertirse en el eje de la política.
Me parece señor Presidente y señores Se-
nadores, que el problema consiste en que no
hemos llevado esto a la instancia política, ha
habido instancia en lo académico, instancia en
la policía, el ejército, en medicina legal. Pero sin
duda alguna no hemos colocado este tema en el
caldero de la política, que es precisamente, para
lo cual sin duda alguna estamos nosotros. Creo
que finalmente un homicidio lo que hace es
remover y estremecer las bases del tejido social,
nacional, y entonces evidentemente correspon-
de en primera instancia a la dirigencia política,
definir qué se va a hacer en una situación de
semejante categoría.
Por lo tanto, como primera conclusión qui-
siera decir señor Presidente, que nosotros no
podemos tratar el tema del homicidio o de la
delincuencia en general en el país como un tema
aislado, como un tema que simplemente genera
eventualmente unas estadísticas, donde nos di-
cen que este es el país más violento en el mundo;
y no existe ningún estremecimiento de la
dirigencia política ante semejante fenómeno.
Que le digan y le reprochen a uno permanen-
temente que esta es Colombia, el país más
violento del mundo y simplemente esa situa-
ción se queda en los medios, expósita ante unas
declaraciones que como que no nos doliera en el
fondo de nuestro ser y nuestra alma. Por lo tanto,
lo primero que habría que hacer es sin duda
alguna, generar hacia la siguiente década y al
siguiente siglo, un hecho evidente que es confi-
gurar este elemento como un propósito nacional
de enfrentar.
Sin duda alguna, no es fácil, porque existe
una serie de derivaciones históricas que permi-
ten impedir que Colombia tiene un trasunto
violento de difícil resolución. Por mi parte creo,
que eso ha nacido un poco del hecho mismo de
que nosotros hubiéramos sido gestados y hubié-
ramos nacido a la vida libre a partir de la guerra;
a partir evidentemente de una guerra que fue no
solamente una guerra común y corriente, sino
que fue la guerra a muerte, patrocinada y dicha
así por Simón Bolívar. En el entendido de que
esa guerra de muerte lo que pretendió no fue
obviamente eliminar de suyo a todos los espa-
ñoles que habían en el país, sino ciertamente en
el sentido de que se necesitaba generar una
nacionalidad a partir de esa propia guerra.
Es decir, había uno y otro lado y allá estaban
los españoles y aquí estábamos los criollos y la
identificación de esa posibilidad, de esa inci-
piente nación, estaba en principio en esa deriva-
ción de la guerra a muerte, cuando no había en
ese momento ninguna conflagración mundial
que se hubiera de reputar como guerra a muerte,
porque se consideraba sin duda alguna, por
fuera de los cánones universales; ni siquiera
Napoleón que en ese momento también transita-
ban, Wellington, ni ellos habían de ninguna mane-
ra pensado que se pudiera dar este fenómeno de la
guerra a muerte, que era un fenómeno proscrito
prácticamente desde el siglo XIV o XV.
Pero nosotros lo trajimos a cuento, Bolívar
francamente lo puso a instancias universales;
así dimos esa guerra y prontamente. Sin embar-
go, Bolívar pudo acabar con ese propósito de la
guerra a muerte en los tratados de 1820, que
incluso son y deben ser, los elementos que
podrían gobernar una situación como la actual,
que estábamos hablando hace un momento del
canje o de intercambio de prisioneros, que sin
duda alguna se presentaron en esa oportunidad
y que para desgracia nuestra, fueron interrumpi-
dos en algún momento, incluso aquí en la mis-
ma plaza de Bolívar cuando fueron fusilados
varios españoles.
Pero el propósito en ese momento era gene-
rar una nacionalidad, pero de ahí, pese a que se
firmaron esos tratados siguió esa marcha des-
medida de violencia, laberíntica incluso en
Colombia. Y no es secreto para ninguno que en
el siglo pasado se generaron 9 guerras civiles
alrededor de 17 guerras civiles interregionales,
que obviamente combinado con el fenómeno de
la violencia interpartidista de la mitad de este
siglo y el fenómeno guerrillero colombiano, se
han derivado en una emulsión de la violencia
gigantesca, en el sentido de que ella ha produci-
do resultados de una otra manera en el país y por
el contrario, el paradigma antes de la cultura de
la vida ha sido paulatinamente el paradigma de
la cultura de la muerte.

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