La gobernanza en crisis: participación ciudadana y déficit democrático en los procesos de regionalización en América Latina - 1ª parte. Integración, geopolítica y gobernanza - Geopolítica y nuevos actores de la integración Latinoamericana - Libros y Revistas - VLEX 840992607

La gobernanza en crisis: participación ciudadana y déficit democrático en los procesos de regionalización en América Latina

AutorAndrés Serbin
Páginas173-211
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CAPÍTULO 4
La gobernanza en crisis:
participación ciudadana y décit
democrático en los procesos de
regionalización en América Latina
Andrés Serbin
¿Cómo citar este capítulo? / How to cite this chapter?
Serbin, A. (). La gobernanza en crisis: participación ciudadana y décit de-
mocrático en los procesos de regionalización en América Latina. En M. Ardila y E.
Vieira Posada (Eds.), Geopolítica y nuevos actores de la integración latinoamericana
(pp. -). Bogotá: Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia.
doi: https://dx.doi.org/./
El nuevo entorno internacional y sus
efectos regionales: cambios tectónicos,
gobernanza global y actores no estatales
Crisis de la globalización, crisis de la gobernanza
global, crisis del orden liberal internacional
El sistema internacional vive una transición compleja, con altos niveles
de incertidumbre y de transformaciones aceleradas, con cambios tectó-
nicos que implican desplazamientos y reconguraciones geoeconómicas
GEOP OLÍ TIC A Y NU EVO S AC TOR ES D E LA INT EGR ACI ÓN L ATIN OAM ERI CAN A
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y geopolíticas a nivel global. Las características de esta transición global
afectan a América Latina y el Caribe, y demandan un conocimiento de su
dinámica, de su impacto en las sociedades y la ciudadanía de la región y de
la formulación de respuestas de las mismas. Esta transición se articula en
torno a la imbricación de una serie de ejes.
Uno de estos ejes lo conguran la crisis del proceso de globalización y
de las modalidades de gobernanza global y, particularmente, del modelo
hegemónico que los sustentó (Sanahuja, ), tal como la hemos conoci-
do hasta ahora. Precisamente, la principal razón para la perdurabilidad de
la gobernanza global hasta su crisis actual ha sido el contexto económico
en el que se desarrolló. Más especícamente, la intensicación del proceso
de globalización que originó un proceso de desnacionalización y transna-
cionalización, que se inicia en la década del setenta con la aceleración de
los ujos de comercio, inversión y nanciamiento; con la transición de un
modelo de producción orientado a los mercados nacionales a un modelo
post-fordista, que recurrió a la deslocalización para aprovechar el desarrollo
de un mercado mundial y con una acelerada revolución tecnológica, gene-
rando una signicativa interdependencia económica marcada por asimetrías
y desigualdades. La globalización implicó riesgos y oportunidades para los
actores del sistema internacional (Heine y akur, ). En este marco, la
interdependencia asimétrica y la inequitativa distribución de sus benecios
contribuyeron a generar ganadores y perdedores de este proceso (Bremmer,
), particularmente, en aquellas naciones en las que creció la clase me-
dia, pero, a la vez, se incrementaron y profundizaron los niveles de pobreza
(Sanahuja, ). Sin embargo, como lo señala acertadamente un informe
de , los problemas no residieron en la globalización, sino en las de-
ciencias de su gobernanza (World Commision on the Social Dimensions
of Globalization, ).
Con el n de la Guerra Fría, la gobernanza global emergió como una po-
sibilidad de ordenar y manejar los asuntos globales de forma multilateral
6 Como señala en un reciente artículo una especialista, en el mundo actual
“dinámicas geoeconómicas y geopolíticas coexisten, más o menos intensas, deli-
neando un escenario mundial imprevisible y uctuante” (Llenderozas, 2018).
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tanto en la esfera económica –en particular con la Organización Mundial
del Comercio () como una instancia referencial, pero también con las
instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial)–, como en la esfera de la seguridad, con la Organización del Tra-
tado del Atlántico Norte (), y en la esfera política internacional con la
Organización de las Naciones Unidas () y su promoción de un multi-
lateralismo universal y complejo, que dio pie para una creciente incidencia
y participación de actores no-estatales y, en particular, de los actores de la
llamada sociedad civil transnacional emergente. En este sentido, la gober-
nanza global remitió a un concepto de “gobernanza sin gobierno, como un
estado intermedio entre la gestión de los problemas globales a través de la
tradicional política inter-estatal y el intento de operacionalizar un gobierno
mundial (Kacowicz, a), en el marco de un sistema predominantemente
westfaliano de estados propensos a la anarquía y al desorden internacional.
La ausencia de una autoridad central en el sistema internacional implicó,
consecuentemente, la necesidad de colaboración y de cooperación entre
diversos actores para desarrollar objetivos, normas y prácticas comunes en
el tratamiento de los temas globales (Gordenker y Weiss, ) para es-
tablecer un marco de orden, seguridad y estabilidad del sistema. Entre es-
tos actores destacaron, desde la década del setenta, los actores no-estatales
representados por las organizaciones no-gubernamentales internacionales
() y los movimientos sociales transnacionales (Serbin, ).
En este sentido, en las últimas décadas, se ha puesto en evidencia el surgi-
miento de una serie de nuevos actores en la dinámica internacional, de carác-
ter no-estatal, algunos de ellos genéricamente agrupados en el ambiguo rubro
de “sociedad civil global o transnacional” (Smith y Weist, , pp. -),
debido a su creciente interacción y vinculación transnacional, y una compleja
7 Legler (2013) dene la gobernanza global como “la resolución de problemas
globales especícos por medio de la creación de distintas esferas transnacionales
de autoridad, cada una de las cuales comprende un grupo diferente de actores y
una arquitectura institucional particular” (p. 254), señalando el escaso interés que
ha despertado su análisis entre los investigadores y académicos latinoamericanos
y resaltando que el G-20, en el que participan Argentina, Brasil y México puede
reactivar este interés (Legler, 2013).

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