Grandes hitos en el desarrollo de la ciencia política
Autor | Rodrigo Losada L./Andrés Casas Casas |
Páginas | 21-46 |
Capítulo I
Grandes hitos en el desarrollo
de la ciencia política
Antes de presentar un recuento sobre el desarrollo de la ciencia política,
conviene aclarar qué se entiende por ella en esta obra.
Lo político, la ciencia y la ciencia política
La política surge de la escasez, los con ictos y el deseo de habitar dentro de un
entorno social predecible11. Cuando unos individuos quieren vivir en común
con otros, o se ven obligados a ello, inevitablemente van a surgir preferencias
diversas sobre cómo conseguir o emplear los recursos necesarios para la vida
en c omu nid ad . Per o es os r ecu rso s –a gu a, tie rra par a c ult iva r o cons tr ui r un
hogar, peces y toda clase de animales de los cuales puede viv ir el ser humano,
materiales energéticos (leña, carbón, petróleo y otros) y mil productos más–
nunca son sucientes para atender las preferencias de todos y cada uno de
lo s m iem bro s d e l a so ci ed ad 12. E n la me di da en q ue no a lc an ce n l os r ec ur so s,
habrá necesidad de repartirlos, atendiendo las preferencias de unos y dejando
insatisfechas las de otros. Por otro lado, en medio de sus necesidades y sus
desacuerdos, los miembros de la comunidad no sabrá n a qué atenerse si no
conocen las reglas según las cua les se decidirán los desacuerdos, es decir, si
11 Se paraf rasea aquí, en par te, una expresión de Taylor (1975: 413).
12 Se habla aquí de sociedad en un sentido amplio, como un conjunto estable de personas que
quieren, o se ven obligadas a v ivir, bajo una misma suprema autoridad polít ica. Según las cir-
cunstanci as, sociedad puede refe rirse a una tribu , un reino, un imperio, u na nación o un Estado.
En todo caso, tómese este planteamiento como una aproximación a un tema bastante ambiguo.
Enfoques para el análisis político
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no conocen las reglas del juego. A esto se reere aquello del deseo de habitar
en un entorno social predecible.
Tomando selectivamente algunos planteamientos de omas Hobbes
(1651: cap. 14, 17 y 18, 1981) y de David Easton (1965a, 1969c y 1965b, 1969b),
se propone que lo político, o el mundo de la política, y por ende la ciencia
política, versa sobre las interacciones relativas a repartos terminantes de valo-
res a nivel de toda la sociedad13. Se entiende repartos en el s entido de repartir
cargas y benecios, materiales e in materiales. Por ejemplo, quiénes tienen que
pagar impuestos (una carga) y quiénes no, quiénes tienen acceso a la escuela
(un benecio) y quiénes no. El conjunto de las interacciones entre diversos
actores en torno a estos repartos entra a constituir la natura leza especíca
de lo p olític o, o del mu ndo de l a polít ica, pe ro no lo a gotan t al como se verá
más adelante14.
Se asume, entonces, que en toda sociedad, sus miembros, además de
numerosos bienes particulares, desean también algunos bienes colectivos,
tales como la defensa contra los agresores externos, la preservación de un
cierto orden interno y la solución, mediada por jueces imparciales, de algunos
conictos entre los miembros de la sociedad. Según la época y los gustos de
quienes integran cada sociedad, sus integrantes pueden quizás ambicionar
otros bienes, por ejemplo, que se les suministre agua potable, atención a la
salud, regulación a la actividad económica y otros y muy diversos bienes,
servic ios, oportunid ades y honores.
Los bienes, servicios, oportunidades y honores deseados por las per-
sonas se denominan de manera genérica valores, entendiendo por este tér-
mino cosas apetecidas o deseadas. En otras pa labras, un valor es cualquier
cos a que a lgui en dese a; a l menos , es un valo r para quien la des ea. E l dine ro,
la sa lud, la educ ación, la int egridad m oral, la a mistad y el respeto d e los de-
13 Vallés (2000: 31 y 18-25) entiende la política como “gestión del conicto social por medio de
decisiones vinc ulantes”, un plantea miento cercano al aqu í propuesto. Por otro lado, éste es ajeno
a las concepciones de “ lo político” sustenta das por autores “post-fundacion ales”, como Jean-Luc
Nancy, Ernesto Lacl au y otros. Ver Marchart (2007).
14 Sobre la natura leza de la ciencia p olítica se puede consu ltar Easton (1975b), Sartori (1979, 1984),
Lewich (1984, 20 04, 2009), Pasqui no (1988b), Caminal (1996b), Goodin y Kli ngemann (1996b),
Shepsle (1997: 6-14), Polsby (2001), Shapiro con Smith y Masoud (200 4) y Emmerich (2007), entre
otros. Conviene anot ar que, no importa ndo cómo se dena el objeto esp ecíco de una di sciplina,
los límites de la m isma frente a otras discipli nas, siempre presentan franjas bor rosas, tal como
lo documentan los autores i ncluidos en la obra de Bender y Schorke (1998) cuando confronta n
entre sí cuatro dis ciplinas: ciencia polít ica, economía, los ofía e inglés.
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