La guerra de 1876 a 1877, la guerra de secesión estadounidense y la Guerra de los Mil días: contrastes políticos y bélicos - Regulación - Guerras civiles colombianas. Negociación, regulación y memoria - Libros y Revistas - VLEX 850936987

La guerra de 1876 a 1877, la guerra de secesión estadounidense y la Guerra de los Mil días: contrastes políticos y bélicos

AutorVíctor Guerrero Apráez
Páginas123-165
La guerra de 1876 a 1877, la guerra de
secesión estadounidense y la Guerra de los
Mil Días: contrastes políticos y bélicos*1
Las guerras civ iles colombianas del siglo  no han sido estudiada s desde
un punto de vista comparativo que dé cuenta de su importancia en la historia
nacional y en los procesos de conguración de los Estados en América. Pre-
dominan aún las valoraciones más o menos extendidas que las consideran
un continuo fratricidio, enmarcado por precarios acuerdos políticos. Los
niveles de intensidad armada, la deva stación poblacional y la letalidad bélica
han sido insucientemente explorados y permanecen en estereotipos que los
minimiza n, casi hasta el extremo de su banaliz ación. Este trabajo contribuye
a llenar ese vacío: desde una perspectiva c omparativa se estudiarán la guerr a
de 1876 a 1877 y la Guerra de los Mil Días, a partir del contexto jurídico-
político, los ejes geohistóricos y la estadística, para ex plicar la deg radación
regulatoria y los agudos niveles de destrucción. Para medi r la magnitud y la
singularidad bél ica de la contienda armada con la mayor devastación pobla-
cional en la centuria, la Guerra de los Mil Días se compara con la Guerra de
Secesión estadounidense. A partir de est a, se perlan alg unas consecuencias
analíticas de la g uerra colombiana.
Es ya casi un lugar común en la historiograf ía colombiana del siglo 
y en los estudios sobre el proceso de formación estatal la constatación del
considerable número de guerras civiles que tuvieron lugar en el marco de di-
versos procesos políticos, crisis económicas, disputas inconclusas entre élites
regionales, diná micas centraliz adoras y procesos de delimitación de fronteras
territoriales. La ya casi canónica cifra de nueve confrontaciones de alcance
nacional y el gran número de enfrentamientos locales, estadua les o departa-
mentales cuentan con sus respectivos memorialistas, hi storiadores y analistas
académicos. Sobresalientes e innovadoras aproximaciones se han realizado en
las últimas dos décadas , gracias a las que se ha ganado una apreciación más
* Una versión prelimi nar de este capítulo f ue publicada en el año 2013 con el título “H acia una
aproximación compar ativa de las Guerras Civ iles de 1876-77 y los Mil Días”, en la revist a Papel
político, 18(2), 54 9-583.
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Guerras civi les colombianas
matizada de casi todas las g uerras del , al igua l que una mejor compren-
sión de sus características, caus alidades y estrategias. Sin embargo, se echa
de menos en la inmensa mayoría de los estudios, tanto de antaño como re-
cientes, una perspectiva comparativa que contraste métodos, procedimientos,
contextos políticos e intensidades bélicas. Pese a los rasgos diferenciales de
las guerras decimonónicas, en cua nto a sus protagonistas y époc as, subsiste
la impresión general de que son una sucesión de conictos armados más o
menos semejantes unos a otros.
El presente texto se propone hacer, justamente, una aproximación com-
parativa entre dos de los conictos armados decisivos, tanto por su duración,
extensión y alcances, como por sus dinám icas opuestas. Se trata, de un lado,
de la guerra de civil de 1876 a 1877, y del otro, de la denominada Guerra de
los Mil Días o Guerra de los Tres Años (1899-1902). La caracterización de
estas guerras perm ite comprender sus diferencias en tres aspectos cr uciales:
su marco jurídico-político, los ejes geoestratégicos y su letalidad, i ntensidad
y regulación. El texto otorga la importancia, hast a ahora no dada por los es-
tudios del tema, al marco jurídico-político, relacionado con la concepción
de regulación de la guerra presente en el derecho de gentes. Esto con el n de
determinar los niveles de regulación y desregu lación, que se pueden observar
en las comparaciones estadístic as del acápite tercero de este trabajo, fruto de
una sistematización de registros reali zada tras la revisión de las fuentes dis-
ponibles de cada una de las contiendas. Los resultados de esta se encuentran
consignados en la base de datos elaborada como sustento.
El factor estructura l que justica esta aproximación comparativa es que
ambas ocurren una década de spués de las respectivas constituciones estata les
de 1863 y 1886. Con sus extremas y antagónicas apuestas políticas por un
régimen federalista extremo, en el caso de la primera, y un sistema férrea-
mente centralizado, en la segunda, est as constituciones produjeron una crisis
profunda del sistema político entronizado y fueron un desafío al acuerdo
en cada una de las cartas de batalla1. Además, fueron el preludio de hon-
das transformaciones que determinaron, con mayor o menor duración, las
coordenadas de la política y guberna mentalidad subsiguientes (Valencia,
1995, pp. 40 y ss.).
1 La noción de cartas de batalla desig na, bajo un concepto má s politológico y alej ado del fetichismo
jurídico, a los pacto s excluyentes de las élites vence doras en las guerra s civiles colombian as. Esta
noción sigue siendo una her ramienta hermenéutica de alt a capacidad analítica o rend imiento
heurístico, de sde que Hernando Valencia la acuña ra hace casi dos décad as.
La guerra de 1876 a 1877
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La Carta de 1863, impuesta por el Radicalismo libera l, fue el marco
institucional del desarrollo de las acciones armadas de la guerra ocurrida
entre 1876 y 1877. Sirvió como un referente válido y acatado para el desa-
rrollo de las hostilidades armadas, fortalecidas por el inequívoco triunfo
militar del Radicalismo liberal. La derogación de la Carta de 1863 se dio
cuando se expidió la Carta de 1886, aún bajo las fresc as nuevas de la derrota
sobrevenida a los otrora vencedores. El marco de la Guerra de los Mil Días
fue este nuevo arreglo político, del todo opuesto al anterior, coincidente con
el nuevo triunfo del sector gobiernista. Esta Car ta se reformó con apreciable
profundidad mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente que
tuvo lugar menos de un quinquenio después, pero cuyos ejes esenciales se
mantendrían al menos hasta la década de 1980.
En el presente trabajo, se ha elegido el método comparado como estrate-
gia analítica cu alitativa con nes explicativos (Pérez, 2010). Esta estrategia se
emplea en el análisis de dos casos, la guerra de 1876 a 1877 y la Guerra de los
Mil Días, con el n de constatar i nductivamente los elementos diferenciales
entre una y otra, intentar construir u na teoría sobre los alcances de la regu-
larización en la legislación y en las práctica o usos , y dar cuenta de variables
como los espacios geohistóricos concentrados y difusos, el régimen político
y constitucional imperante en cada periodo, así como la ideológica religiosa,
presente en ambos casos pero en lugares opuestos. Para que esta tentativa
comparativa adquiera pleno sentido se efectúa también una contrastación
mínima con la guerra civ il más emblemática del siglo : la contienda civil
estadounidense. Este método trata con cuidado el control de la selección de
casos y el uso de las variables que se ana lizan y se apoya en el diseño de most
dierent system design (). Este es uno de los diseños comparados más
consistentes, dado que los casos con variables dependientes deben ser con-
trastados con casos que no las tienen. Por lo tanto, las conclusiones estarán
fundamentadas en fenómenos con variables dependientes ausentes y presen-
tes. Este método puede llegar a explicaciones mucho más sólidas, teniendo
en cuenta todas las combinaciones contextuales del fenómeno.
En consecuencia, la construcción de las bases de datos sobre ambos en-
frentamientos partió de la variable dependiente: la vigencia del derecho de
gentes en la guerra de 1876 a 1877 y su derogación en la Guerra de los Mil Días.
Para sistematizar la información relativa a la leta lidad de las guerras objeto de
análisis comparativo, se hizo u so de fuentes secundarias y primarias, como
memorias, relatos, biografías, textos académicos, normativ idad, entre otros.
Para la construcción de la base de datos de cada guerra c ivil, se tuvieron en

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