¿Cómo hacer cultura? La vía romana o la sublimación cultural como proceso civilizador. - Vol. 26 Núm. 1, Enero 2014 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 557918434

¿Cómo hacer cultura? La vía romana o la sublimación cultural como proceso civilizador.

AutorGutkind, Asher
Páginas83(38)

How to Make Culture? The Roman Path or Cultural Sublimation as a Process of Civilization

Como fazer cultura? A via romana ou a sublimaçâo cultural como processo civilizador

Denomino existir, extraerse. Para ello, hay que entrar en el viaje ...

"There are considerable men", he said. "I know. But have you listened to their conversation? They don't seem to have understood anything that they have seen here".

Conrad (2007).

Europa debe, al contrario, proponerse a sí misma como ella lo propone al resto del mundo, la europeización como tarea.

Brague (2009a).

Naturaleza y lugar de la cultura en el debate intelectual y político: presentación

En el debate contemporáneo, hemos observado el desarrollo de la idea según la cual la educación está basada en la "dominación de una cultura legítima". De acuerdo con la "sociología crítica de la dominación" de Bourdieu (1982; 2003), un "poder simbólico" sentaría las bases de una dominación de una cultura legítima particular proveniente de las élites dominantes en el espacio social.

Estas ideas de Bourdieu fueron retomadas por nuevas corrientes de pensamiento que se apropiaron de ellas para analizar, alrededor de los conceptos de "eurocentrismo" y de "hegemonía cultural hemisférica", una crítica de la cultura europea en sí misma y como una totalidad. Ahora bien, proponemos debatir sobre las tesis que afirman que existe una "hegemonía cultural" que domina la educación general.

En resumidas cuentas, nuestra posición se basa en la afirmación sobre una cultura europea que estructura las condiciones de posibilidades sociohistóricas que, en una historia y una sociología singulares, hacen emerger el estudio científico en sí mismo, la búsqueda de lo universal por sí mismo. Para fundamentar esta investigación se requieren condiciones históricas y sociales particulares: la skhole, según el concepto que Bourdieu desarrolla en Méditations Pascaliennes (2003), plantea un habitus particular para el estudio universitario, un ethos necesario expresado en el espacio social de la skhole que forma un capital cultural, lo que instaura un espacio para que un valor y un interés por la verdad puedan ejercerse en el campo científico y en la skhole.

Nuestra proposición consiste en afirmar que la skhole pensada por Bourdieu se basa en un "método de hacer cultura" (Brague, 2009a p. 168). En efecto, toda cultura posee una voluntad de poder, un deseo en sí, hegemónico: de la misma manera que un niño puede pensarse todopoderoso y centro del universo, una cultura se piensa como un imperio universal, la elegida del Sol o de la transcendencia. Una cultura así entendida se cree indiscutible, omnisciente y superior a las demás, al menos en sus presupuestos originarios, filosóficos y religiosos, sin posibilidad de un examen crítico de su "visión de mundo".

De este esquema se ha separado un proyecto y una idea cultural europea que plantean las bases para crear una "cultura excéntrica". Los fundamentos referenciales de esta cultura se sitúan fuera de ella misma y se propone pensarse como "mi cultura como otra" a partir de un "complejo positivo de inferioridad", de la "secundariedad cultural y religiosa" y de una idea positiva de la "aculturación" con lo que se impone a sí misma un camino abierto e indeterminado hacia un "método de hacer cultura".

De esta manera, se diferencia mi origen cultural y el proceso de hacer cultura: esto es la vía romana, para la que no hay origen cultural. Es solo un acto humano para hacerla existir por un tiempo, luego hacerla existir de nuevo y así sucesivamente. Esto hizo posible la formación de modos de apropiación cultural no caníbal sino de inclusión, que rechaza la centralidad y el esencialismo y hacen lugar en sí mismos para la recepción y la investigación aún no concluida, en tensión y en apertura, de lo universal. Podríamos resumirla en una fórmula anglófona utilizada en la traducción norteamericana de la voie romaine: "Eccentric Culture" (Brague, 2009b).

Nuestra proposición conceptual, que llamamos la sublimación cultural, indica esa aptitud moral e intelectual del hombre que posibilita sublimar la economía pulsional, cuyas estructuras se inscriben en la cultura original que modela el inconsciente cultural de cada uno. La sublimación cultural pasa por el hecho de extraerse, al menos en su psiquis y su conciencia, de su cultura original y por un esfuerzo moral e intelectual en la investigación racional, en ella, por ella y para ella; esto puede hacer trabajar el inconsciente cultural producido por esta cultura original hacia una sublimación que permite libertad y verdadera conciencia ante las economías pulsionales. Esta capacidad da la posibilidad psíquica y práctica para una voluntad de lo universal.

Por ejemplo, este proceso cultural se hace visible en las ciencias de la religión, (1) al reconocer lo más sagrado para el otro y para sí mismo. La conciencia de sí mismo es voluntad de universal, pero vivir por lo universal solo puede hacerse como "hombre libre de tutelas", como lo invocaba la filosofía de Kant (2006). Es muy posible que estas condiciones de conocimientos y de reconocimiento a partir del estudio científico no confesional de las religiones únicamente pueda realizarse en instituciones educativas no confesionales orientadas por los métodos científicos de comprensión de los textos y las ideas: la filología de los textos sagrados (Stroumsa, 2010). Para que esto sea posible, la presencia de entidades políticas--del Estado liberal--es necesaria para garantizar que las personas existan no solo en tanto individuos singulares que viven de lo universal, sino también como ciudadanos del Estado, recopilación de las voluntades políticas del pueblo.

Proponemos, entonces, articular tres conceptos: sublimación (Freud), skhole (Bourdieu) y vía romana (Brague), a fin de formar el concepto de sublimación cultural.

Ser hombre sería un deber-ser hombre para un hacerse-hombre en la superación de nuestra propia pulsión cultural para una aculturación razonada que nos permita tener una actitud única y universal: la vía romana, modificada, transformada y reformulada, que sigue una antropología del proceso civilizador como sublimación cultural. La aculturación se entiende aquí como positiva en la medida en que esta operación cultural facilita al individuo el alcance de una verdadera libertad en la conciencia de sí mismo, de su humanidad propia, lo que es propio de la vía romana.

No hay "cultura europea" ni "Europa" ni "europeos": solo hay cultura y no pertenece a los europeos ni a los no europeos, sino a aquellos, europeos y no europeos, que producen los esfuerzos y consagran su trabajo sobre sí mismos para tender hacia y hacer lugar a lo universal. Brague (2009a) lo expresa así:

La conciencia que tenía Europa, la de tener sus fuentes fuera de sí-misma, tiene como consecuencia un desplazamiento de su identidad cultural, tal que su única identidad cultural es una identidad excéntrica [...]. Yo diría pues a los europeos: "ustedes no existen". No hay europeos. Europa es una cultura. Ahora bien, la cultura es un trabajo sobre sí mismo, un esfuerzo para asimilar lo que supera al individuo. Por consiguiente, ella no puede ser heredada. Al contrario, ella tiene que ser conquistada por cada uno. No se puede nacer europeo pero se puede trabajar para convertirse en europeo [...]. Volviéndome ahora hacia los no-europeos, les diría: "¡ustedes tampoco existen!". El mundo entero, para su felicidad o para su desgracia, fue recorrido por europeos y sigue afectado por lo europeo, por fenómenos venidos de Europa. Y ante éstos, el resto del mundo--si se puede hablar así--está alojado en el mismo barco que lo que ya es europeo, o que se cree tal [...]. Europa debe, al contrario, proponerse a sí-misma, así como lo propone al resto del mundo, la europeización como tarea (2009a, pp. 170, 188, 190). La cultura ya no está concebida como el origen, sino como la finalidad de y hacia donde el ser humano debe tender, sin tener jamás la posibilidad de alcanzar la realización perfecta, en el sentido pleno de lo universal; a esto podemos tender y desear con plena conciencia, en una vida posible para lo universal, tal vez, ¿una vida filosófica?

Parece que la idea de la vía romana, reformulada aquí como sublimación cultural, escapa a la "crítica de la razón escolástica" que propone Bourdieu (2003). Recordemos que, según Bourdieu, la "razón escolástica" tiene que ser historizada y sociologizada, es decir, puesta de vuelta en el sentido común y social del que ella proviene. Ahora bien, para Brague no se trata de negar el origen histórico y social de la idea de cultura: en efecto, según él, esta tiene una historia y una sociología muy particulares: "la vía romana". La relación cultural particular de Europa está formada de manera que ha buscado sus referentes e ideales culturales fuera de sí misma y se propone a sí misma una aculturación cultural para un camino hacia lo universal de la cultura. Es al hacer lugar en sí misma y desengrasar su carácter indígena que la idea de "hacer cultura" abre la vía (romana en su origen, pero en sí, universal) hacia la preparación a formarse para lo universal.

Este proceso, este método, esta relación que Europa se propuso a sí misma, esta forma cultural europea solo es europea como europeización. En este sentido, la cultura no tiene contenido, sino un ideal: puede funcionar bien para todo el mundo. El europeo no debe olvidar que no hay nada que se pueda considerar como adquirido cuando se trata de cultura y que la barbarie está siempre cercana; mucho más cercana de lo que se cree. Asimismo, que jamás debemos creernos ya en la cultura: tenemos que retomar siempre la vía romana, esa tensión indefinida hacia la cultura. El no europeo, por su parte, no está menos distante de la cultura, en tanto que es humano y que también ha sido contaminado por el europeo. Así, no son esos residuos o esos pedazos derivados de Europa los que le impiden tender hacia la cultura. La europeización es, en...

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