Hacerse de una narrativa redentora: las prácticas artísticas y la cultura como recurso - Parte 4. Estéticas y políticas - La ilusión de la justicia transicional. Perspectivas críticas desde el Sur global - Libros y Revistas - VLEX 779274993

Hacerse de una narrativa redentora: las prácticas artísticas y la cultura como recurso

AutorDavid Gutiérrez Castañeda
Páginas321-358
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Art redeems the catastrophes of experience —of individual and collective histories—
by the violence of its symbolic reconstructions of experience… In the culture
of redemption, the passage into art is a ritual of sacricial transcendence.
L B, e Culture of Redemption (pp. 97-98)
E    mantuve una conversación con Yolanda Sierra, abo-
gada y restauradora de bienes inmuebles y experta en legislación del patri-
monio cultural. Sierra me comentaba que uno de los retos más importantes
para la paz en Colombia era la reparación de las víctimas del conicto armado.
Una agenda que está reuniendo esfuerzos importantes desde la implementa-
ción de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras del año 2009 que ha con-
llevado al desarrollo de instituciones como la Unidad de Víctimas encargados
Hacerse de una narrativa redentora
Las prácticas artísticas y la cultura como recurso*
D G C**
* Para citar este artículo: http://dx.doi.org/./..
El título se refiere a una incitación de Alejandro Castillejo. Si entendemos ilusión como albergar
esperanzas, en lo que concierne a la relación entre cultura y justicia para la transición democrá-
tica, esta ilusión se construye en las narrativas redentoras. Primeras versiones de este apartado
fueron presentadas en el evento Cultura Viva organizado por la Fundación de Museos de la Ciu-
dad de Quito-Ecuador en agosto del 2015 gracias al desempeño de María Fernanda Cartagena.
Además, en el evento de discusión crítica organizado por el Secretariado Bilingüe convocado
por Jimena Andrade y Marco Moreno en julio del 2014 en Bogotá. Ha recibido apoyos críticos
de María Fernanda Cartagena, Lucía Sanromán, Jimena Andrade, Paulina Varas y Bill Kelly Jr.
** Universidad Nacional Autónoma de México. Escuela Nacional de Estudios Superiores, Uni-
dad Morelia.
      
de atender y remediar el fenómeno del desplazamiento y la defensa de los de-
rechos de aquellos que han padecido el conicto en términos económicos,
jurídicos y simbólicos. Para Sierra, la reparación simbólica tiene que estructu-
rarse como eje integral, debido a que es una agenda que atiende las emociones,
duelos y afectos truncados, así como las negociaciones en pro de la represen-
tación del pasado doloroso y la memoria en un posconicto en camino a una
sociedad democrática. Avizora Sierra que el trabajo artístico permite mayor
versatilidad en ejecución a la vez que mantiene constante la articulación entre
las organizaciones y las víctimas mientras que la reparación económica o la
restitución de tierras logran congurar sus condiciones de posibilidad presu-
puestal y jurídica a escalas local y nacional.
Lo simbólico vendría a constituirse como el eje por el cual las dinámicas cul-
turales y artísticas ejecutan actos de movilización sensible permitiéndoles a las
víctimas posicionarse de manera cívica frente al duelo y la memoria. Entiendo
reparación simbólica como una tecnología política que surge de la articula-
ción del Estado, gobierno, sociedad y movimientos sociales por un desarrollo
jurídico ante los conictos. Es entonces un marco de ejecución de la ley en las
políticas compensatorias del derecho internacional humanitario que entra en
ejecución cuando hay un fallo de sentencia o cuando se articula una política
pública tomando como objetivo algunos denominados víctimas. Articulado con
otras tres ejecuciones: garantía de no repetición, reconocimiento de la justi-
cia y reparación económica. La reparación simbólica se aplica por el Estado
cuando hay una sentencia como marco y se han desarrollado simultáneamente
los otros ejes mencionados. La noción de reparación, en este enfoque, tiene que
ver con la restitución del derecho y la ciudadanía. Algo que en efecto tiene
que realizarse en actos que reconocen que el derecho ha sido restituido, que el
suceso se comprende como crimen y que el Estado (o sus instancias) atiende la
situación. La dimensión simbólica es el momento en que se hace pública una
versión del relato ocialmente y se posiciona un signo. Por lo tanto es un asunto
de negociación de las víctimas con el Estado por la representación del caso y la
restitución de sus derechos. Este momento se materializa generalmente como
un monumento. La cercanía de las palabras nos indica mucho en términos de
qué memoria se está disputando. Un momento-monumento. La memoria de un
signo que plasme la adscripción de las responsabilidades judiciales.
Más aún el uso social que hacen las organizaciones e instituciones del tér-
mino es más complejo. Implica articularse con un tipo particular de desen-
volvimiento artístico en que la producción de experiencia sensible viene a
participar de los componentes de empoderamiento, educación popular, tera-
péutica y construcción de solidaridades comunitarias. Estas se han venido
desarrollando en Colombia mucho antes de que la expresión “reparación sim-
bólica” apareciera como agenda ciudadana. Una historia cultural de más de
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    
25 años1 en que los ujos entre proyectos culturales, memoria y derechos hu-
manos tienen múltiples facetas, elaboraciones e iniciativas. Un campo de inter-
locución entre arte, trabajo social, gestión cultural y activismo consecuente
con otros desenvolvimientos latinoamericanos. Es así que la actual discusión
de la reparación simbólica tiene inquietudes que van más allá de la insisten-
cia por la representación de un crimen y la instancia judicial sino que tam-
bién tienen que ver con una demanda dada por hecho que la práctica artística
genera compensaciones necesarias para la vida pacíca. En este sentido, hay
un desplazamiento epistémico de que el arte pasa a ser algo que se aprecia
por mediación de sus instituciones culturales, realizado generalmente por un
autor autorizado como artista, a ser algo que produce una cierta relacionalidad
anhelada, proyectos y talleres con organizaciones de base. Y en la conanza
en esta producción radica su importancia para agendas de derechos humanos.
Allí se imprime una cierta concepción de que la educación artística ya no se
implementa como la profesionalización del artista, sino que se entiende como
un ejercicio cívico de movilización cultural contra el terror. Las prácticas artís-
ticas también vienen a congurarse como promesas de transición de una vida
en conicto a una vida democrática.
Aproximación
En este texto realizo una aproximación a cierto régimen discursivo que opera
en Colombia en los anhelos que la cultura y ciertas prácticas artísticas cuando
Algunas de las experiencias e instancias, entre infinitas que hay en todo el país, que desde hace
varios años han abordado estos proceso son: el proyecto Vigías de Paz de la Facultad de Artes y la
Embajada de los Países Bajos (Los testimonios del proceso se pueden consultar en https://www.
youtube.com/watch?v=H9KfUl6Ki3I); El proyecto Disparando Cámaras Por la Paz (http://dispa-
randocamarasparalapaz.blogspot.com y http://www.ajaproject.org/gallery/elprogreso/barrio.html).
Para conocer la iniciativa internacional de AjaProject véase http://www.ajaproject.org. Un docu-
mental del proceso se puede consultar en http://www.youtube.com/watch?v=ATJLnmlEfJY); y el
Colegio del Cuerpo, que a su vez ha realizado varias veces un performance masivo con víctimas
del conflicto armado, Inxilio: El sendero de las lágrimas (2010), financiado en algunas ocasiones
por la Unidad de Víctimas y con la participación del presidente Juan Manuel Santos (para revisar
la trayectoria y modelo pedagógico del Colegio del Cuerpo véase http:// www.elcolegiodelcuerpo.
org y http://www.youtube.com/watch?v=j1393DuaNgQ). Este documental revisa el último pro-
yecto de creación de la compañía: http://www.youtube.com/watch? v=a27TT6Fmr8k y un docu-
mental acerca de Inxilio en su versión 2010: https://vimeo.com/31280964. A su vez, en el campo
del arte, diversas versiones del Salón Nacional de Artistas, mediados por nociones como espacio
público, memoria y arte-política, han incitado a que los proyectos se inserten en comunidades,
desenvuelvan actos simbólicos y generen talleres. También se han generado instituciones encar-
gadas de esta agenda, como el Centro Cultural Moravia en Medellín. Una discusión pública sobre
estas agendas se puede ver en http://esferapublica.org/nfblog/el-arte-de-la-paz/.

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