Filosofía "impura" latinoamericana y Teoría impura del derecho, de Diego Eduardo López - Núm. 22, Enero 2005 - Revista Iusta - Libros y Revistas - VLEX 42445242

Filosofía "impura" latinoamericana y Teoría impura del derecho, de Diego Eduardo López

AutorAlberto Cárdenas Patiño
CargoAsesor de la División Filosofía-Derecho, Universidad Santo Tomás.
Páginas161-180

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Difícilmente se dan lecturas des-prevenidas de un nuevo libro. Éste se escoge y se lee dentro de un contexto definido, dentro de una tradición lectiva. Por ello, la Teoría impura del derecho , de Diego Eduardo López, fue recibida por la comunidad académica de la División Filosofía-Derecho de la Universidad Santo Tomás de Bogotá como un magnífico aporte al tradicional cultivo de la filosofía latinoamericana, horizonte propio de los currículos de las dos facultades, de los Congresos Internacionales de Filosofía Latinoamericana, la Maestría en Filosofía Latinoamericana, los programas filosóficos de Educación a Distancia y de varias publicaciones institucionales.

Nuestra recensión de la Teoría impura del derecho no es, pues, neutra o "pura". Entra en la perspectiva propia de la academia tomístico-latinoamericana, que recuperó, a mediados de los 70, tanto las preocupaciones liberacionistas de la herencia vitoriano-lascasiana como las nuevas maneras de abordar los problemas del III y IV Mundos por los cultivadores del humanismo tomista y de la Doctrina Social de la Iglesia. Bajo esa luz, la comunidad académica de la División ha procurado investigar en torno a mentalidades y creencias características de nuestras culturas -con miras a desvelar el ethos de la Gran Patria continental-, e historiar las ideas de quienes han pensado, siglo tras siglo, sobre el destino colectivo de esta prolongación mestiza de Occidente.Page 162

1. La filosofía latinoamericana
1. 1 Congresos Internacionales de "Impura" Filosofía Latinoamericana

La Universidad Santo Tomás, por su índole de "Universidad de Estudio General", debe cultivar una comprensión de totalidad de la existencia humana que dé sentido a todos los programas de formación especializada. Por ello, la filosofía no puede estar ausente de la vida académica, y debe precisamente funcionar como razón crítica de todos los saberes. Pero como el filosofar no hace caso omiso de la precomprensión que proporciona el propio mundo cultural, América Latina se ha convertido en su tema y problema. Éste fue el origen de la perspectiva latinoamericanista adoptada y la motivación para la institucionalización de los Congresos Internacionales.

Al I Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana, de junio de 1980, organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Santo Tomás de Bogotá, acudieron filósofos, profesores y estudiantes de filosofía colombianos, junto con delegaciones de filósofos de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Ecuador, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Honduras, México, República Dominicana, y representantes de Estados Unidos y República Democrática Alemana, con la finalidad de entablar una magna disputatio en torno al estatuto del filosofar latinoamericano.

El Maestro mexicano Leopoldo Zea fue el primer ponente y orientó, en buena medida, el curso de los debates durante los siete días del Congreso. Comenzó preguntándose por la existencia de una filosofía "que pudiese ser llamada latinoamericana" y respondió afirmando su acuerdo con la respuesta positiva del jurista, jusfilósofo y filósofo político tucumano Juan Bautista Alberdi (1810-1884), orientador del Congreso Constituyente Argentino de 1853. Alberdi se había referido a la existencia de un filosofar latinoamericano, así "como ha existido una filosofía griega, una filosofía romana, una filosofía alemana, una filosofía inglesa, una filosofía francesa": "No hay, pues, una filosofía universal porque no hay una solución universal de las cuestiones que la constituyen en el fondo. Cada país, cada época, cada filósofo ha tenido su filosofía peculiar" 1 , pues son distintos los problemas que se plantean al hombre según espacios, tiempos y talantes, sin que eso signifique desconocer las "grandes escuelas". América Latina debe aprender a filosofar de los europeos, pero prefiriendo los modelos más próximos a nuestro origen latino .

La filosofía latinoamericana, que asimila una "filosofía predilecta", como proponía Alberdi, no puede reducirse a mera imitación. Al respecto, se preguntaba y respondía el Maestro Zea: "¿Se trata, realmente, sólo de una mala copia del filosofar europeo? ¿O, simplemente lo que sucede es que, en este filosofar, es el hombre que reflexiona el que pone su propia marca al material utilizado?

Ya en Alberdi se hace patente esta interpretación cuando se ve en el filosofar europeo no algo que debe ser imitado, sino un instrumental que ha de ser utilizado para resolver los problemas que se plantean al hombre de esta América" 2 , y que para el tucumano se concretaban prioritariamente en estos objetos de reflexión: "derecho público y finanzas, literatura, moral, religión e historia".Page 163

Como lo que pretende la filosofía latinoamericana no es repetir ni imitar la filosofía del Centro Nordatlántico, sino utilizarla, esta filosofía prestigiosa deberá sufrir las adaptaciones, reducciones, prolongaciones, desvíos, resemantizaciones que sean necesarios para obligarla a cumplir los fines que nuestra identidad mestiza impone. Por ello, nuestros discursos tomistas, racionalistas, ilustrados, liberales, positivistas, marxistas, existencialistas son impuros, es decir, adaptaciones (con otra materia y otro espíritu) que no pretenden precisamente prolongar y desarrollar universales intemporales y ajenos, sino fundir sus significantes y sus significados con nuestros propios referentes.

El Decano de la Facultad de Filosofía y Director General del I Congreso -el filósofo y jurista fray Joaquín Zabalza Iriarte, O.P.-, inspirado en la antropología integradora y unificadora de Tomás de Aquino, que insiste en la unidad inseparable de los componentes de la existencia personal, hablaba de la unión sustancial de los componentes "filosofía" y "latinoamérica". Recalcaba en el discurso de clausura: "Esa unión sustancial que debe presidir nuestra filosofía latinoamericana, en la cual filosofía no es el sustantivo ni latinoamérica el adjetivo, el accidente que se quita o se pone al gusto del consumidor. Filosofía y latinoamérica son dos sustantivos incompletos, dos principios inconclusos de ser, cuya unión sustancial, sustantiva, posibilita la única auténtica filosofía " 3 .

Insistía el Padre Zabalza en que no había que temer hacer "filosofía impura" o "sucia" por tratar de adecuar a las realidades y necesidades del hombre nuevo periférico los discursos de la presunta filosofía "pura" del Centro Nordatlántico. Toda la historia de la filosofía se ha caracterizado por un continuo trasladarse de sus discursos a nuevos espacios y tiempos que los contaminan y los desestructuran, de acuerdo con las nuevas urgencias humanas. Entre los griegos, se pasó de "purezas" a "impurezas" creativas; los romanos contaminaron la "pureza" griega. Los cristianos "impurificaron" las "purezas" greco-romanas. Los musulmanes y judíos hicieron otro tanto. Los medievales entraron a saco en todos, y Tomás de Aquino no tuvo muchos escrúpulos para ampliar, reducir, hacer decir, prolongar, reunir discordantes, conciliar, trasmutar todas las "purezas" recibidas. "Un hombre -decía Zabalza del Aquinate- que sin duda procesó a la manera de una genial computadora toda la filosofía "pura" de los hebreos, de los árabes, de los griegos, de los romanos, de los latinos" 4 . Las filosofías siguientes hicieron otro tanto: aprendieron las "purezas" necesarias como punto de partida para luego desecharlas, negarlas o acondicionarlas con las "impurezas" de los nuevos tiempos.

Las lecciones de Tomás de Aquino eran perfectamente claras para el Director General del Congreso: a) es preciso escucharlos a todos (SCG, L. I, c. 5); b) en la búsqueda de la verdad, todos son colaboradores (Com. Met., L. XII, lecc. 9); c) las distintas opiniones son recursos para juzgar (Com. Met. L. III, lecc. 1); d) es preciso saber escoger y rechazar (Com. Met. L. XII, lecc. 9); e) debemos nutrirnos de los hallazgos de nuestros predecesores (Com. Et., L. I, lecc. 11); f) no somos meros repetidores y corresponde a cada uno desarrollar con libertad lo que en las consideraciones de los predecesores resulta deficiente (ib.). Todo un programa para cometer "impurezas" filosóficas. Tomás sabía que pueden hallarse filosofías más o menos firmes en la búsqueda de la verdad, pero que el acceso a ésta es siempre provisional y mutable (S.T., I, q. 16, 8). Por eso, a raíz del implacable autoexamenPage 164 de 1273, descalificó el valor de su propia obra y no dudó en ordenar que se quemara, pues la consideraba "paja".

Zabalza, al finalizar su discurso de clausura del I Congreso, pedía enfático: "Nuestra invitación urgente es a no detenernos, a ir adelante con equilibrio pero con fe inquebrantable en las posibilidades y realizaciones de una filosofía que sin temor alguno a "ensuciarse las manos" renuncia a ser reductivamente tanto "pura" como "impura", con el fin de crear un hombre nuevo, bajo cielos nuevos en una historia nueva" 6 .

A esa invitación urgente a continuar indagando sobre las "posibilidades y realizaciones" del filosofar latinoamericano se fue...

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