Instituciones en crisis y accion colectiva frente a las migraciones globales. El caso de la llegada de haitianos a Tijuana, B.C., 2016-2017/Institutions in Crisis and Collective Action in Global Migration Contexts. The Case of Haitians' Arrival in Tijuana, B.C., 2016-2017/Instituicoes em crise e agao coletiva frente as migracoes globais. O caso da chegada de haitianos a Tijuana, B.C., 2016-2017. - Vol. 32 Núm. 1, Enero 2020 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 842511639

Instituciones en crisis y accion colectiva frente a las migraciones globales. El caso de la llegada de haitianos a Tijuana, B.C., 2016-2017/Institutions in Crisis and Collective Action in Global Migration Contexts. The Case of Haitians' Arrival in Tijuana, B.C., 2016-2017/Instituicoes em crise e agao coletiva frente as migracoes globais. O caso da chegada de haitianos a Tijuana, B.C., 2016-2017.

AutorSilva Hern
Páginas1C(37)

Introducción

Partiendo de una discusión teórica-conceptual de acción colectiva desde una perspectiva sociológica, el objetivo del presente trabajo es analizar las relaciones interinstitucionales y el manejo estratégico de recursos de las distintas formas de asociación que surgen en el marco de las migraciones globales contemporáneas. Dicho examen se relaciona empíricamente con la llegada a Tijuana, B.C., entre 2016 y 2017, de miles de personas de origen haitiano. Las particularidades del estatus migratorio de estos extranjeros que buscaban asilo en Estados Unidos, unido a su configuración y volumen de arribo, colocaron a las instituciones gubernamentales y civiles de Tijuana en una crisis ante la inexistencia de políticas específicas para su atención. Esto promovió una serie de respuestas ciudadanas y la participación de organizaciones no especializadas en migrantes para atender el problema, como las iglesias protestantes, centros educativos y empresas locales. En este escenario se advierte cómo las políticas de los países de destino y de tránsito tienden a presentar condiciones negativas para las personas migrantes, ubicándolos en una suerte de estatus de extranjería permanente (Benhabib, 2004, pp. 14-15), condición que se torna más visible en las zonas fronterizas.

Entendiendo que la acción colectiva es un grupo de individuos integrado como "resultado de intenciones, recursos y límites, con una orientación construida por medio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y restricciones" (Melucci & Massolo, 1991, p. 358), este estudio parte de suponer que las migraciones masivas que se advierten frenadas en las fronteras geopolíticas pueden llegar a promover formas de participación colectiva caracterizadas por una flexibilidad normativa, operativa y organizational que antes no se había desarrollado. Que dicha flexibilidad facilita la confluencia de iniciativas ciudadanas de diversa naturaleza que aportan igualmente una variedad de capitales, sean económicos, sociales, políticos e, incluso, simbólicos. Conceptualmente, lo anterior remite a lo que podría considerarse como un nuevo abordaje de la acción colectiva que destaca la capacidad de adecuación de las organizaciones a las realidades sociales actuales (Carretón, 2002, p. 7).

Al hablar de instituciones se hace referencia a los entes reguladores y ordenadores de las interacciones sociales en sus diversos ámbitos, que a su vez funcionan bajo un conjunto de reglas. La sociedad civil se entiende como las personas y organizaciones de personas que poseen una visión colectiva de sí, cohesionada por la participación y movilización de sus actores hacia la consecución de objetivos "relativamente independientes del Estado, de la actividad política 'profesional' y del mercado" (Boisier, 2002, p. 3). Tratándose de un primer acercamiento al estudio de la problemática, el trabajo se concentra en revisar las dinámicas internas de las nuevas formas de acción colectiva a las que llamamos emergentes y las vinculaciones interinstitucionales que se establecieron en este contexto de migración globalizada.

Con el objetivo de recuperar sentidos y significados, además de experiencias y opiniones de los protagonistas de esas nuevas expresiones de acción colectiva, se recurrió a una metodología cualitativa a través de entrevistas en profundidad de tipo semiestructurada con integrantes del Comité Estratégico de Ayuda Humanitaria, de la Iglesia del Nazareno y de la Iglesia Camino de Salvación. La investigación incluyó un ejercicio de observación directa en diversas instituciones civiles desde los inicios del arribo de haitianos hasta la fecha; una observación participante en las dos primeras organizaciones mencionadas de octubre a diciembre de 2016; y un seguimiento de la prensa local y de la página de Facebook del Comité. El apartado teórico-conceptual se fundamentó en una revisión y sistematización de la producción académica de autores especializados en acción colectiva.

En la exploración se encontró que, frente a una crisis institucional provocada por un flujo migratorio inusitado para la frontera noroeste de México, las expresiones emergentes o novedosas en la acción colectiva se construyen a partir de redes para responder a necesidades de corto y mediano plazo de la población afectada; así mismo, se aceleran los procesos de organización cívica fundamentados en la solidaridad y se promueve la participación ciudadana a partir de principios identitarios propios de lugares con una larga experiencia migratoria, como lo es Tijuana. Su carácter de 'emergente' obedece a que está protagonizada mayoritariamente por una sociedad civil no especializada en población migrante que decidió orientarse a ella en el momento de la crisis, contando con el apoyo de una participación ciudadana a gran escala.

Estos resultados se explican en tres apartados: el primero consiste en una aproximación teórica a la acción colectiva, el segundo describe el contexto en el que se da la migración de extranjeros de nacionalidad haitiana y el tercero relaciona el planteamiento teórico con este caso en particular, destacando el papel de las instituciones y de la ciudadanía. Cierra con una serie de reflexiones.

Propuestas teóricas de acción colectiva

Desde la perspectiva sociológica, la acción colectiva hace referencia a "los escenarios en los que grupos de personas actúan bajo intereses comunes e individuales" (Ostrom, Ahn & Olivares, 2003, p. 179). Dichos intereses están permeados por diferentes orientaciones en un escenario que implica un sistema de oportunidades y restricciones que modelan sus relaciones (Melucci & Massolo, 1991, p. 358). Se da bajo una situación de conflicto, de crisis o problema que se pretende subsanar valiéndose del manejo de recursos de distinta índole, ya sean del grupo o de su red de relaciones individuales e institucionales.

En su abordaje, las teorías de la acción colectiva han logrado superar vacíos analíticos al pasar de la tendencia a ponderar un enfoque estructuralista centrado en el estudio de la racionalidad, la pragmática y la expresión de intereses egoístas, a incorporar una perspectiva sociocultural y nutrirse de elementos contenidos en categorías como globalización, democracia, capital social y redes sociales, además de teorizar acerca del papel de la identidad, los sentimientos y las emociones como constituyentes tanto de motivaciones como de finalidades de la acción colectiva (Siegel, 2009; Ostrom, Ahn & Olivares, 2003; Carretón, 2002; Goodwin, Jasper & Polletta, 2001). La incorporación de esta pluralidad analítica da pie a un examen de ida y vuelta entre lo abstracto y lo concreto, lo que podría considerarse como una nueva propuesta teórica-metodológica de la acción colectiva, si bien entre los autores no se identifica una conceptualización única al respecto.

Entre las corrientes contemporáneas de acción colectiva se encuentran las teorías del proceso político, de la movilización de recursos y de los nuevos movimientos sociales. (1) Estas teorías toman fuerza desde los años sesenta y setenta al hacerse cada vez más evidente que los enfoques clásicos y de tendencia estructuralista no alcanzaban a explicar del todo las muestras de acción colectiva que se gestaban en aquellos años, puesto que los enfoques clásicos habían sido utilizados para analizar movilizaciones basadas principalmente en motivaciones de clase, mientras que las nuevas expresiones de acción colectiva no partían necesariamente de las bases, los valores y las ideas tradicionales (De la Garza, 2011, p. 113).

La primera, la teoría del proceso político, se enfoca en las formas y características de las relaciones del sistema político institucional y en la estructura interna de las organizaciones en el marco de la acción colectiva. De acuerdo con Caren (2007), los autores Olson (1965), McCarthy y Zald (1973) y Piven y Cloward (1977) son reconocidos como sus precursores, teniendo entre sus aportaciones la crítica a la irracionalidad pura de los actores, al papel del sistema político y económico imperante, a las oportunidades de acción brindadas por tal contexto y a la manera en que factores como la fuerza de la organización y la presencia de aliados en las élites moldean la potencia y los resultados de la acción colectiva. El mismo Caren señala que dichos aportes fueron retomados en el trabajo de Tilly (1978), que hoy se reconoce como la obra fundacional de la teoría del proceso político, en el cual se conjugan los intereses y las motivaciones como ejes de análisis para interpretar la acción colectiva, además de la organización y las oportunidades (Caren, 2007, p. 2). Es así como un contexto político caracterizado por la apertura de las instituciones, por la estabilidad de las élites y por un nivel de opresión relativo, entre otros elementos, se comprende como un entorno favorecedor para la demostración de acción colectiva.

El énfasis de la teoría del proceso político se encuentra en los conceptos de estructura de oportunidades políticas y en el análisis del llamado "framing" o "encuadre" (Caren, 2007, p. 1). Este último concepto es introducido en la sociología por Goffman (1974), en donde el "marco" ("frame') aparece como "un sistema de entidades, postulados y reglas", o bien en el sentido de "una tradición de comprensión, un enfoque, una perspectiva". En ambos casos, la función del marco recae en permitir a los individuos "situar, percibir, identificar y etiquetar un número aparentemente infinito de sucesos concretos" (Goffman, 2006, p. 22), generando un lenguaje en común respecto a la significación de la problemática. Desde mediados de los ochenta, la idea de 'marco' se convirtió en un concepto central en el estudio de la acción colectiva y de los movimientos sociales, ajustándose más adelante como 'encuadre' o 'enmarcado' para brindarle un carácter dinámico, expresando la idea de proceso (Benford & Snow, 2000, p. 614). El 'encuadre' mantiene así la noción clave del 'marco' como la...

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