Introducción - Heterogeneidad estructural en la ciudad latinoamericana - Libros y Revistas - VLEX 911527370

Introducción

AutorSamuel Jaramillo González
Páginas13-28
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Las ciudades latinoamericanas contemporáneas exhiben una serie de
agudos contrastes en su estructura y en su funcionamiento que podrían
ser característicos de una modalidad particular de urbanización: estos
rasgos parecen formar parte de lo que podría considerarse una urbani-
zación latinoamericana.
La segregación socioespacial es muy seria. Los sectores populares
ocupan vastas áreas de la ciudad prácticamente en ausencia de cualquier
otro grupo, mientras que las capas privilegiadas habitan otras zonas
particularmente exclusivas. Las diferencias entre estas secciones de la
ciudad son muy acentuadas. Las disparidades en el monto de los ingre-
sos de los respectivos residentes son pronunciadas, algo que no debe
sorprender pues las sociedades latinoamericanas son especialmente
asimétricas en este aspecto. Los niveles de equipamiento son muy dis-
pares. Los vecindarios elegantes son comparables con su contraparte en
los países más ricos, mientras que los barrios bajos a menudo carecen de
la infraestructura más básica. Las discrepancias en la apariencia física
de estas secciones de la ciudad también son impactantes. Por una parte,
inmuebles construidos con técnicas y materiales renados y con diseños
de gran sosticación, y por otra, habitaciones muy precarias, edicadas
artesanalmente y, según parece, sin mayor previsión o planicación. Y
sus contenidos no son menos disímiles: por un lado, comportamientos
regulados por la ley; por otro, interacciones aparentemente espontáneas,
con frecuencia irreglamentarias o ilegales. En las actividades económicas
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14 HETER OGENE IDAD E STRUCT URA L EN LA C IUDAD LATINO AMER ICANA
las diferencias son especialmente notables: relaciones salariales y mer-
cantiles enmarcadas en la legislación comercial y laboral en contraste con
una gran proliferación de ocios pre carios, apoyados en convenciones
de hecho que a menudo trasgreden las normas regulatorias o legales.
Surge entonces la tentación de acuñar ciertas imágenes al respecto
que se han vuelto emblemáticas en la representación general. Parecería
que se tratara de dos ciudades superpuestas, una encima de la otra, sin
mayor relación entre ellas, o la contraposición de diversos tiempos. La
vanguardia del siglo  en algunas partes de la ciudad; en otras, el
siglo , cual si fuera reacio a desaparecer. Incluso entre ciertos obser-
vadores ha corrido con suerte el siguiente oxímoron: algunas secciones
de nuestras ciudades exhiben tal cantidad de rasgos tradicionales y lo
que algunos denominan premodernos, que no obstante formar parte de
grandes aglomeraciones urbanas (en algunos casos, enormes), en rea-
lidad parecen rurales: se daría lo que algún analista bautizó como la
ruralización de nuestras ciudades.
Más allá de estas percepciones más o menos espontáneas, estos
rasgos aparentemente peculiares de las ciudades de la región han sido el
objeto de una larga y rica tradición de la teoría urbana latinoamericana
que intenta explicárselos. Desde nales de los años sesenta del siglo ,
la llamada teoría de la marginalidad, una variante latinoamericana de la
sociología norteamericana positivista, propuso una interpretación de
algunas de estas “anomalías” de las ciudades de la región: ellas serían el
resultado de la presencia de obstáculos, sobre todo de orden cultural, que
impiden la articulación de determinados grupos al proceso general de
modernización (Centro para el Desarrollo Económico y Social de América
Latina, Desal, 1969; Vekemans et al., 1970). Las tesis de esta escuela tuvie-
ron gran incidencia en las teorías generales del desarrollo, inuyeron en
otras disciplinas (como los modelos dualistas de la economía neoclásica)
e inspiraron muchas estrategias de política (aunque habría que decir
que estas últimas tenían un espectro amplio y de distinto signo, pues
existían muchas variantes en la teorización). A comienzos de los años
setenta emergió, en contraposición a los planteamientos anteriores, lo
que se conoce como la teoría de la urbanización dependiente, inspirada en el
denomin ado estructuralismo latinoamericano y en la teoría de la de penden-
cia, de cuño marxista (Castells, 1970; Quijano, 1970a, 1970b). Esta teoría
contradecía el énfasis de sus predecesores (a su entender excesivo) en
los aspectos culturales, y entendía que las mencionadas peculiaridades
emergen del papel subordinado que tienen los países latinoamericanos
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