‘La gente prefiere llamar populismo al fascismo’ - 30 de Julio de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 692192037

‘La gente prefiere llamar populismo al fascismo’

‘La gente prefiere llamar populismo al fascismo’

El filósofo holandés Rob Riemen habla sobre su nuevo libro, en el que explica por qué están en crisis nuestras democracias.

Gerardo Lammers El Universal (México) Cuenta Rob Riemen (Países Bajos, 1962) en Para combatir esta era que en 1940, en plena guerra mundial, Thomas Mann, quien había escapado de la Alemania nazi, dio una conferencia en Los Ángeles. “Déjenme decirles la verdad –advirtió entonces el autor de La montaña mágica–. Si alguna vez el fascismo llega a Estados Unidos, lo hará en nombre de la libertad”. El fascismo, escribe citando una declaración de Camus y Mann fechada en 1947, “es un fenómeno político que no ha desaparecido con el fin de la guerra y que pervive como la politización de la mentalidad del rencoroso hombre-masa. Es una forma de política empleada por los demagogos, cuyo único móvil es la ejecución y ampliación de su poder, para lo cual explotarán el resentimiento, señalarán chivos expiatorios, incitarán al odio, esconderán un vacío intelectual debajo de eslóganes e insultos estridentes y con su populismo convertirán el oportunismo político en una forma de arte”. Director del Instituto Nexus, con sede en la ciudad holandesa de Breda, Riemen es un filósofo y teólogo que cree que el fascismo es un virus que debemos mantener a raya mediante la sabiduría contenida en las humanidades. Su libro es, además de una diatriba, una invitación a leer a los clásicos de la filosofía y la literatura e incluso un viaje en busca de la princesa Europa y su ideal de civilización. “Estoy muy sorprendido por el interés que ha suscitado”, confiesa. Cuando se habla de fascismo,

se piensa en Hitler y Mussolini. ¿Cómo debemos entenderlo hoy? Bueno, no debemos olvidar a Franco, Pinochet y Videla. Es muy importante entender las razones por las cuales la gente no quiere oír sobre el regreso del fascismo y prefiere llamarlo populismo. Si hablamos de Hitler y Mussolini, pensaremos en monstruos responsables de cosas terribles, pero si vamos más atrás nos daremos cuenta de que Hitler fue un político muy respetado, anfitrión de las Olimpiadas; de que Mussolini fue aplaudido en Estados Unidos y de que el fascismo fue un fenómeno aceptado en Inglaterra. La mayoría de Francia fue fascista. Literalmente, el fascismo era un fenómeno muy popular. Cuando hablo del retorno del fascismo no me estoy refiriendo al retorno del nazismo. Ya en 1947, Camus y Mann advertían sobre el error de creer que el fascismo había desaparecido. Por eso cito en mi libro la obra de Camus, porque los años pasan, pero la peste puede volver. Al parecer, olvidamos que

nuestra democracia es de masas... Una verdad evidente es que las cosas que importan en la vida no están dadas de por sí. Si alguien te ama, no puedes garantizar que ese amor durará para siempre. El amor, la amistad, la salud no están dados de por sí. Hay que cuidarlos, hay que trabajar por ellos. Lo mismo puede decirse de la libertad y la democracia. Estamos tratando con el mundo de los valores espirituales, y estos requieren de un entendimiento constante. Ser libres implica responsabilidades. Somos responsables de nuestra vida, de nuestras decisiones, y es nuestra obligación tratar de ser buenos seres humanos. No es fácil. Igual con la democracia. La democracia, como lo refiere Platón en La República, puede suicidarse. Cuando la gente comienza a malentender la libertad, a tomar licencias, puede venir una tiranía, puede aparecer la figura del caudillo, lo opuesto a la democracia. Ortega y Gasset fue uno de los primeros en describir, junto con Hermann Broch, la paradoja de la democracia: preferimos ser felices a ser libres, como dejó claro Dostoievski. Todo el mundo quiere ser feliz, todo tiene que ser bonito, cool, fácil, sexi, olvidándonos de los fundamentos. En vez de vivir los valores morales, vivimos la vida de los deseos. En la sociedad de masas, donde las personas ya no son seres humanos, la sociedad está guiada por deseos, miedos, odios, sufrimientos. Más emociones, más juegos, más entretenimiento. Pero ahora la sociedad está siendo golpeada por la crisis: no podemos tener todas estas cosas, un auto nuevo o lo que sea. Hasta que llega un nuevo mesías y nos dice: “Eso que te está pasando es ocasionado por esos judíos, esos mexicanos, esos negros. Hay que regresarlos al lugar de donde vinieron y todo volverá a estar bien”. Es lo que está pasando en Rusia, Hungría, Estados Unidos y en todas partes. Este proceso siempre concluye en una sociedad fascista. Así que lo primero que tenemos que hacer es luchar contra la negación de que no hay fascismo, sino solo populismo. Tenemos que reconocer el hecho de que no estamos viviendo en democracia. ¿No vivimos en democracia? Vivimos en una democracia de masas, pero los poderes de propaganda, los comerciales y los financieros son los verdaderos poderes. Y la clase política maniobra para beneficiarse. De aquí proviene la corrupción. ¿Cuál es la diferencia

entre fascismo y populismo? En Estados Unidos, Bernie Sanders y Donald Trump fueron llamados populistas. Diría que Trump es un fascista y Sanders, algo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR