La larga noche en que ardió la cárcel Modelo de Barranquilla - 29 de Enero de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 488486210

La larga noche en que ardió la cárcel Modelo de Barranquilla

Cárceles

Leonardo Herrera Delghams Corresponsal de EL TIEMPO Barranquilla. A las 10 de la mañana de ayer, Nurys Marcela Polo llevaba cinco horas gritando desesperadamente el nombre de su hijo, Jaír, frente a la cárcel Modelo de Barranquilla. Su pálpito de madre le decía que él no había caído entre los 10 muertos y 50 heridos que dejó el incendio en el pabellón B del patio 7, ocurrido a las 8:30 p. m. del lunes, tras un enfrentamiento entre bandas. Nurys, una negra fornida que de momento entraba en llanto y luego explotaba en ira, llegó a las 5 a. m. al centro carcelario buscando noticias de Jaír Crespo, de 24 años. Agitaba una camisa naranja con la esperanza de que tras las rejas del segundo piso de la cárcel, donde se asomaban algunos presos, apareciera su hijo. “Yo misma hice que lo metieran preso porque estaba perdido en la droga, pero ahora está peor y se está muriendo adentro porque está enfermo y no lo atienden”, contaba desconsolada la mujer, quien desde hace varios meses no ve a su hijo. Como ella, cientos de familiares de los internos se agolparon ayer en las afueras de La Modelo. Lanzaron piedras a los carros del Inpec, se enfrentaron a la Policía Antimotines y quemaron carteles en protesta por la falta de información sobre sus presos, pues el listado de heridos y muertos se conoció pasadas las 10 de la mañana. Desde la noche anterior, la tranquilidad de Barranquilla había sido interrumpida por el ruido de ambulancias, carros de bomberos y patrullas de la Policía que llegaron a la cárcel, localizada en la Vía 40, corredor industrial en el nororiente de la capital del Atlántico. Un incendio había seguido al enfrentamiento entre presos, en medio de acusaciones tras un operativo de la guardia. El comienzo de la batalla El lunes temprano, la guardia había decomisado celulares, armas cortopunzantes y alucinógenos en el pabellón B del patio 7, donde permanecen 716 internos por delitos comunes, cuando la capacidad es de 196. Una sobrepoblación del 265 por ciento. En el patio hay una banda conocida como ‘los Satánicos’, que maneja el microtráfico de estupefacientes y que culpó a los representantes de los comités de derechos humanos de ese pabellón de delatarlos con la guardia. “Los de la banda salieron con machetes para atacar a los defensores de derechos humanos; otros internos se metieron a defenderlos y partieron los bacinetes y lavamanos para utilizarlos como cuchillos”, contó Rubén Moreno, representante de la Federación Mundial de...

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